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No
sé en otros sitios de España, pero en Andalucía hay que ir
revisando muchas frases hechas, que vienen a ser el Aranzadi de
las normas de la ley como costumbre. Lo de "siempre ha
habido pobres y ricos", por ejemplo, habrá que revisarlo.
Hasta aquel cartel con texto atribuido al profesor Cazorla, que
los estudiantes andaluces en Madrid tenían en los cuartos del
Colegio Mayor San Juan Evangelista: "Si el andaluz pobre
piensa en Barcelona y el andaluz rico piensa en Madrid, ¿quién
piensa en Andalucía?"
Lo digo por Canena y por el Salón de
Caballo. En Canena, el
pueblo de Jaén cuyo castillo romancesco engrandeció Francisco
de los Cobos, no hay pobres. O al menos así lo asegura su
alcalde. Manque sabrán la historia, resumo lo publicado en el
culebrón canenero. Un vecino rico recientemente fallecido, don
Antonio Bautista, ha dejado una manda testamentaria para que
tres fincas de su propiedad, con trescientos pies de olivo, sean
repartidas entre los pobres de Canena. Eso, evidentemente, no es
una última voluntad, sino ganas de joder la marrana de la
modernidad y el progreso al PSOE después de muerto. Porque dice
el alcalde socialista de Canena, Angel García, que allí no hay
pobres, esperando que las masas enfervorizadas en el cobro del
PER digan, como en tiempos de Franco:
--¡A ti te lo debemos!
Pero como trescientos olivos son trescientos olivos, los
caneneros están tratando de demostrar ante la comisión de
albaceas del señor Bautista su condición solemne de pobres.
Igual que en Sevilla hay que probar la hidalguía de los cuatro
apellidos para entrar en la Real Maestranza, en Canena hay que
demostrar que se está más tieso que un bacalao de Barea para
poder coger la parte alícuota de los olivos del difunto. Pobre,
en cierto modo, es una profesión como otra cualquiera en
Andalucía. Fue la nueva profesión inventada por Alfonso
Guerra, en plan Nicolás Valero, en su Centro Andaluz de Nuevas
Profesiones: "Como éste es el partido de los pobres, tó
par pueblo..."
Y aquí entra en danza el Salón del Caballo de Sevilla. Como
veintitantos años de gobernación socialista en Andalucía han
dado un honesto pasar a los que eran pobres, que se han colocado
de pobres de plantilla en los pueblos para dejar de serlo, pues
aquí viene el problema. Nunca se han reformado tantos cuartos
de baño ni tantas cocinas como en estos últimos años en
Andalucía. Así viene Sofía Loren a Porcelanosa, ¿no va a
venir?, si Porcelanosa ha ingresado medio presupuesto del PER en
las reformas de los cuartos de baño de los parados de los
pueblos? Pero el antiguo pobre quiere ser nuevo rico. Reformada
la cocina, renovado el cuarto de baño, comprada quizá la
casita adosada o adobada, a galopar, hasta enterrarlos en el mar
los malos recuerdos del hambre. Así se explica que el Salón
del Caballo estuviera abarrotado. Cuando llegó la bendita
democracia, los señoritos no se atrevían a enganchar en la
Feria de Sevilla ni a montar la jaca cortijera, porque los que
habían estado callados ante los caballistas de la dictadura los
insultaban. Ahora las hordas han tomado el Palacio de Invierno
del Salón del Caballo, pero no para arrasarlo, que era lo que
hacían antes las turbas, sino para aprender la diferencia entre
un "break" y un "tilbury" y para aprender a
ponerse la corbata con el signo de interrogación en la pechera
con que la usa Alvaro Domecq Romero.
Pobre sólo se quiere ser en Canena. Y si allí se hace el FP
de pobre, es para dejar de serlo. Los cuarenta caneneros que
quieren demostrar que están tiesos es para coger los olivos,
venderlos a una multinacional y venirse de señoritos
estampillados al Salón del Caballo.
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