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El Recuadro   

 Antonio Burgos
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El Mundo de Andalucía, martes 2 de septiembre del 2003

  ¿QUIÉN HACE ESTO?    Abel Infanzón de hoynewchico.gif (899 bytes) 


ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Un inmemorial con Rajoy 

Sonó el teléfono a la hora de los disgustos y las malas noticias: las 3 de la mañana. Se oía muy lejos. Llamaban desde México D.F. Era Antonio Ariza, el jerezano a quien la Casa Domecq nombró virrey de la Nueva España, que conquistó con el brandy "Presidente". Ariza me llamaba a la hora de las malas noticias de España, que es de la charlita de la cena en la Nueva España. Protector de artistas y de pintores, mecenas del poeta Benítez Carrasco, Ariza estaba en su casa de México hablando de las andanzas y fortunas de Miguel el Potra con taurinos de ambos lados del mar cuando se le ocurrió llamarme:

-- Tienes que escribir sin falta las memorias de El Potra. Si no encuentras editorial, aquí estoy yo para poner el dinero que haga falta, pero Miguel Criado se merece que se haga ese libro para que nos cuente todo lo que sabe.

Ariza no conocía bien a Miguel el Potra. Al menos no conocía la parte seria del espectáculo, su toreo al natural de la vida, hondo, caballeroso, de principios: el sistema de valores de Miguel el Potra. Con sus canas de senador romano, tenía Miguel algo de Piyayo, y a chufla lo tomaba la gente. Los que lo teníamos como catedrático de Gramática Parda en la Universidad de la Puerta Larená sabíamos la verdad del cuento. Sus hondas convicciones de fe, la adecuación de su vida al pensamiento, socorriendo sin que nadie se enterase a los gitanitos de aquellas Tapias de Cobián. Su lealtad. El Potra sabía bastante más que Briján, pero el viejo tiburón apenas asomaba la aleta de una frase. Nunca he visto a mayor señor de los silencios de su memoria que a mi querido profesor de Gramática Parda. El Potra se hubiera hecho rico podrido contando lo que sabía de Manolete, de Belmonte, de Ordóñez, de medio Cossío, de la charpa de Cañabate y Sebastián Miranda. Miguel nunca lo contaría. Desperdigaba sus propias anécdotas, pero eran de la Serie B, cuento del alfajor y no disco duro. Como el usted que le pegó Belmonte cuando de mozospás se atrevió a decirle que aquel toro se colaba por el izquierdo: "Váyase usted a la mierda, Don Miguel". Como lo que respondió a Mari Camacho cuando iba a comprarle aquella corrida de toros tan vareada, que no iba a estar en romana para Madrid: "No te preocupes, Miguel, que en un mes te la pongo gorda". Y ese Potra tonante y tunante al responder: "Mira, a mi edad, a mí no me la pone ya gorda ni Sofía Loren".

Volvió este verano a sonar el teléfono a la hora de los sobresaltos. A mi querido profesor de Gramática Parda le había dado una cosa en el mejor cahíz de tierra taurina del mundo, en la plaza de su Puerta Larená, y lo habían operado. Lejos de esta tierra, sin los trastos a mano, supe luego de su muerte. Aquella mañana, junto al mar, sentí más vivo que nunca a mi profesor, dándome clase:

-- Tú di siempre como yo: "a mí me súa el níspero"...

La exudación del níspero era la esencia de la indolencia y sabiduría de mi Maestro de Potrística, su Patrística. Estatua de la Libertad de sí mismo, invertía su dinero en permitirse el lujo de decir cuanto pensaba y en el momento mismo que lo pensaba. Solamente lo vi azorarse la tarde que entró en el comedor privado del Morito y se dio de cara con Mariano Rajoy. Dijo "ojú", dio media vuelta y se fue tras dar las buenas tardes. Seguro que El Potra sabía ya que estaba ante algo más que un simple ministro. Ahora que tengo en la arena el primero de la tarde de este curso, me acuerdo de aquella llamada de Antonio Ariza, que era de los que, desconocedores de mi profesor, creían que Miguel iba a contar sus memorias. Miguel sólo las contaba a quienes sabía que nunca las iban a contar, por ejemplo, a Don Alvaro. No era hombre de memorias. La memoria, como el infierno de la vida, son los demás. Pasarán los años y se seguirán contando historias del afortunadamente ágrafo Potra, a quien en Pamplona le decían de mote Miguel Criado. El Potra era un inmemorial de Andalucía. Su nombre y sus andanzas ya está junto a los otros grandes inmemoriales: Pericón, El Cojo Peroche, Beni, Ignacio Espeleta. En la Galería de Inmemoriales de la suprema sabiduría popular de nuestra tierra.

Sobre Miguel Criado "El Potra" en Internet

El Potra y comer pipitas en los toros 

Un personaje irrepetible 

Biografía y semblanzas de Miguel Criado 

El Potra y El Innombrable 

Dos nombres en la Feria de Pamplona 

 


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