quel
flamencólogo que defendía los melismas payos de Pepe Marchena,
odiaba el cante gitano andaluz de Antonio Mairena y que estará
negro con las lágrimas negras de El Cigala, cuando se ponía a
exaltar la superioridad de los flamencos blancos como un olivo
sobre los que venden cal, decía, racismo puro:
-- ¿Pero cuándo has visto a un gitano que sea
piloto de Iberia?
Pues estamos viéndolos ya. Me parece que en un
avión ya he oído por el altavoz este saludo de un comandante:
-- Buenos días, les habla el comandante
Gabriel Ortega Heredia, y vamos a darle a esto un poquito de
compás, ¡aire!
La raza gitana está logrando unas metas de
integración y de normalización ciudadana que debe
enorgullecernos a los payos. Presumimos de antirracismo, pero
hay auténticos guetos gitanos. No hablo sólo de los barrios de
la marginalidad urbana, del chabolismo vertical de bloques que
son nuevas cuevas del Sacromonte sin turistas ni zambra. Hablo
de los guetos profesionales. Queremos mucho al gitano, sí, pero
ofreciendo bolsos falsos de Vuitton en el mercadillo,
trapicheando antigüedades, esquilando borricos o vendiéndonos
lotería. En los papeles que les hemos asignado, como nuestros
negros de andar por casa. De ahí el valor social de la conquista
de los gitanos universitarios, que los hay. Este artículo mismo
me lo ha dado hecho una gitana que es periodista o una
periodista que es gitana, Mercedes García, con una carta en los
periódicos sobre el fichaje de un gitano.
Sí, han fichado a un gitano. ¿Que no es
noticia que fichen a un gitano? Sí que lo es, porque al gitano
no lo ha fichado la Policía, sino que lo ha fichado el Arsenal.
El gitano se llama Reyes, José Antonio Reyes, y por fichar a
este gitanito de Utrera, de la sangre de los Perrate, de
Bambino, de Gaspar, de Fernanda y de Bernarda, el Arsenal ha
pagado 35 millones de euros. Un jurdó importante, unos hallares
que en su vida han ganado siete mil familias flamenquitas
canasteras o de la fragua, la esclavitud laboral a la que
condenamos a esa raza, por mucho que la llamemos "etnia gitana"
en términos políticamente correctos. Ahora, ahora es cuando
tenían que haber dicho lo de la etnia. Todo se queda en esos
títulos así de gordos que ponen que "un individuo de etnia
gitana apuñala mortalmente a otro". ¿Por qué entonces decimos
que el asesino es gitano, y no ahora, cuando un club inglés ha
pagado por un gitanito de Utrera más dinero que el Madrid por
Beckham? Porque se sale de los esquemas. Con todo nuestro roneo
de antirracismo, queremos al gitano con la navaja del romancero
de García Lorca en la mano o en el banquillo de "Morena Clara",
no preparando oposiciones a Judicatura, como hay algún calorró
licenciado en Derecho. El peor racismo es que los periódicos no
hayan dicho que el Arsenal ha pagado una millonada por fichar a
"un individuo de etnia gitana" que tiene con la pelota todo el
arte de Utrera y que lleva sangre de Reyes en la palma de la
mano.