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Estas
elecciones de una Europa que trae sin cuidado hasta a lo que
entendemos por Europa no las ha ganado Borrell, Pepe para sus
íntimos. Ni Pepe ni el Pepé. Las ha ganado, como siempre, Chaves.
A mí no se me caen los anillos por felicitar a Chaves. Es lo
democrático, justo y educado. Choque usted esos cinco, don
Manuel, por lo bien administrado que tiene el cortijo, una finca
modelo, una explotación ejemplar, digna del premio Europa Nostra
para latifundios de cosechas de votos.
Chaves le ha ganado las elecciones a Borrell.
Chaves es siempre quien le gana las elecciones al PSOE. Las
elecciones, desde los tiempos de la UCD, se ganan o se pierden
en Andalucía. El resto de España son islas adyacentes
electorales, infantería de acompañamiento para la artillería de
granadas rompedoras del antiguo reino de Granada, más el de
Córdoba, el de Sevilla y el de Jaén, que es el Santo Reino de la
Fidelidad del Voto Socialista. Esta lección electoral la
impartió aquella escuela sevillana del socialismo que se quedó
con el santo y la limosna en el congreso de Suresnes, y la
tienen bien aprendida. La puso en práctica frente a la UCD, con
el error, inmenso error, del referéndum de iniciativa autonómica
andaluza. Demostraron que el camino hacia la Moncloa pasa
necesariamente por Despeñaperros. Ese camino es ahora una
autopista que Chaves ha desdoblado. No se puede ganar en España
si en Andalucía se queda como Cagancho en Almagro. Por muchos
votos que el PP tenga en su Castilla de su alma y en Valencia,
que es la tierra de las flores y de Rita Barberá, que cantaba
Tip, mientras no quede al menos dignamente en Andalucía no puede
hacer nada. El mérito de Aznar fue aminorar el habitual desastre
andaluz, una tierra donde siguen funcionando los tópicos, la
pandereta electoral: los pueblos de los campanilleros de La Niña
de la Puebla no pueden votar a los señoritos del PP.
Los trescientos mil votos mal contados que le
han faltado a Mayor Oreja para ganar y para aprobar la reválida
de la revancha no hay que buscarlos más que en Andalucía, donde
el PSOE ha sacado 441.096 votos más que el PP. Cuadran los
números perfectamente. En Andalucía el PSOE ha sacado ni más ni
menos que la victoria en España. Como siempre. ¿Cómo? Pues
cuidando Chaves su cortijo, con el regadío de los presupuestos y
las subvenciones. El PSOE ha ganado en 706 de los 770 municipios
andaluces. En todas y cada una de las ocho provincias. Esos 18
puntos de ventaja del PSOE sobre el PP en Andalucía no son
puntos electorales: son puntos quirúrgicos. Los dieciocho puntos
de sutura que le han tenido que dar en la cabeza a Javier
Arenas, después de estrellarse una vez más en las elecciones
andaluzas y pegarse el pellejazo contra las tapias del
cuidadísimo cortijo electoral de Chaves. Hasta que el PP no se
dé cuenta de que Houston, Houston, Génova, Génova, tenemos un
problema en Andalucía, no vamos a ganar para poner telegramas de
felicitación a Chaves, como ahora se lo pongo sin tener que ir a
Correos, que está la cosa muy achuchada.
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