Diario El Mundo

El Recuadro

 Antonio Burgos

El Mundo de Andalucía,   lunes  27 de abril de 1998


El borrelazo en Andalucía

Borrell, de campaña en Andalucía

Borrell no tuvo que ganar en Andalucía para triunfar en España

No soy lo que se entiende por un analista político... y ni que Dios lo premita, como decía Lola Flores cuando le preguntaban si sabía inglés. Cuando alguien se proclama analista político, me pregunto para los terrenos de adentro:

--- Si es analista, ¿dónde se ha dejado este tío la bata blanca y la gradilla de las muestras?

En esta casa los análisis se los dejo a Isabel mi mujer, que es profesional, y no hago como tanto aficionado, como tanto ATL de la política como hay por ahí.

--- O sea, Burgos, que como dicen las malas lenguas, es su mujer la que le escribe el recuadro...

--- Pues naturalmente., Yo me dedico mayormente al tiropichón, luego vengo del Aero, donde me paso el día sin doblarla, porque vivo de las mujeres, y me limito a firmar y a cobrar para los gastitos de la casa...

Pues que decía ahí arriba, donde esa Lola cuyo ceceo jerezano borda Rocío Jurado cuando le canta mi copla, que aunque no soy lo que se entiende por un Auxiliar Técnico de Laboratorio de Análisis Políticos, me da el pálpito de que algo está moviéndose en Andalucía. Lo digo tras el borrelazo. Los movimientos en Andalucía son lentamente geotectónicos, como la falla de los terremotos de Granada, como el avance de la mar en Mazagón. Pero, como movimientos geotectónicos que son, imparables, cual riada tóxica del río Guadiamar, que estoy por darle el pésame a Antonio García Barbeito, su ribereño cantor de Aznalcázar. Que me corrijan los analistas sin bata blanca, pero me da la impresión de que algo empieza a cambiar políticamente en Andalucía. Días antes de las elecciones, los que estaban metidos en el fregado primario, secundario, terciario y cuaternario de estos movimientos tectónicos del PSOE dijeron el topiquillo de que para ganar las elecciones en España hay que ganarlas muy ampliamente en Andalucía. Que al Sur de Despeñaperros es donde se ganan o se pierden las elecciones en España, eso de lo que, por cierto, el PP no se acaba de convencer.

¿Sigue siendo esto así? Sin guasas de la bata blanca te lo pregunto completamente en serio, José Antonio Gómez Marín, dímelo esta tarde en los toros, desde tu balconcillo 49 a la tercera fila de barrera de la puerta del arrastre, por señas, en el supremo lenguaje de la mímica del Arenal. La impresión que me da es que a Almunia no le ha bastado la victoria en Andalucía para ganar en España. Y que llueve sobre mojado. Tampoco en las últimas elecciones generales le bastó al PSOE la victoria en Andalucía para ganar en España, y ahí tienen a Aznar, hecho un tío sin los votos de Andalucía. Veo, sí, que en Jaén se han dado esos resultados a la búlgara que siempre se dan en Jaén: el 62 por ciento de los votos para Almunia, una ordinariez. Pero en Cádiz, un suponer, Almunia ha ganado por los pelos, por algo al frente de los borrelianos estaba todo un caballero como don Carlos Díaz Medina, que sigue siendo mi particular alcalde constitucional de la Cuna de la Libertad.

La impresión que me da todo esto, y que me corrijan los analistas profesionales y aficionados, con o sin bata blanca, es que Andalucía empieza a votar menos unánimemente, que las capitales comienzan a tener un comportamiento electoral más libre, menos dependiente de la mamela del poder. Que en Sevilla capital, la capital del felipismo, haya ganado, como me dicen, el que precisamente no apoyaba González Márquez creo que dice bastante. Que dice bastante a las claras que aquí están cambiando muchas cosas y muchas van que van a cambiar. A Dios gracias. Por ejemplo, me parece que ese voto tan conservacionista como es el llamado voto progresista en los pueblos, cada vez tiene menor fuerza, El País daba la foto de un viejo con boina y garrota votando a Almunia en un pueblo. Eso es lo que nos han vendido como el voto de la modernidad y el progreso. O mucho me equivoco, o al PSOE se le van muriendo los pensionistas de la modernidad y el progreso.

 


El Mundo, edición íntegra en Internet

 

   


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