No soy lo que se entiende por un analista
político... y ni que Dios lo premita, como decía Lola Flores cuando le
preguntaban si sabía inglés. Cuando alguien se proclama analista político, me pregunto
para los terrenos de adentro:
--- Si es analista, ¿dónde
se ha dejado este tío la bata blanca y la gradilla de las muestras?
En esta casa los análisis se
los dejo a Isabel mi mujer, que es profesional, y no hago como tanto aficionado, como
tanto ATL de la política como hay por ahí.
--- O sea, Burgos, que como
dicen las malas lenguas, es su mujer la que le escribe el recuadro...
--- Pues naturalmente., Yo me
dedico mayormente al tiropichón, luego vengo del Aero, donde me paso el día sin
doblarla, porque vivo de las mujeres, y me limito a firmar y a cobrar para los gastitos de
la casa...
Pues que decía ahí arriba,
donde esa Lola cuyo ceceo jerezano borda Rocío Jurado cuando le canta mi copla, que
aunque no soy lo que se entiende por un Auxiliar Técnico de Laboratorio de Análisis
Políticos, me da el pálpito de que algo está moviéndose en Andalucía. Lo digo tras el
borrelazo. Los movimientos en Andalucía son lentamente geotectónicos, como la falla de
los terremotos de Granada, como el avance de la mar en Mazagón. Pero, como movimientos
geotectónicos que son, imparables, cual riada tóxica del río Guadiamar, que estoy por
darle el pésame a Antonio García Barbeito, su ribereño cantor de Aznalcázar. Que me
corrijan los analistas sin bata blanca, pero me da la impresión de que algo empieza a
cambiar políticamente en Andalucía. Días antes de las elecciones, los que estaban
metidos en el fregado primario, secundario, terciario y cuaternario de estos movimientos
tectónicos del PSOE dijeron el topiquillo de que para ganar las elecciones en España hay
que ganarlas muy ampliamente en Andalucía. Que al Sur de Despeñaperros es donde se ganan
o se pierden las elecciones en España, eso de lo que, por cierto, el PP no se acaba de
convencer.
¿Sigue siendo esto así? Sin
guasas de la bata blanca te lo pregunto completamente en serio, José Antonio Gómez
Marín, dímelo esta tarde en los toros, desde tu balconcillo 49 a la tercera fila de
barrera de la puerta del arrastre, por señas, en el supremo lenguaje de la mímica del
Arenal. La impresión que me da es que a Almunia no le ha bastado la victoria en
Andalucía para ganar en España. Y que llueve sobre mojado. Tampoco en las últimas
elecciones generales le bastó al PSOE la victoria en Andalucía para ganar en España, y
ahí tienen a Aznar, hecho un tío sin los votos de Andalucía. Veo, sí, que en Jaén se
han dado esos resultados a la búlgara que siempre se dan en Jaén: el 62 por ciento de
los votos para Almunia, una ordinariez. Pero en Cádiz, un suponer, Almunia ha ganado por
los pelos, por algo al frente de los borrelianos estaba todo un caballero como don Carlos
Díaz Medina, que sigue siendo mi particular alcalde constitucional de la Cuna de la
Libertad.
La impresión que me da todo
esto, y que me corrijan los analistas profesionales y aficionados, con o sin bata blanca,
es que Andalucía empieza a votar menos unánimemente, que las capitales comienzan a tener
un comportamiento electoral más libre, menos dependiente de la mamela del poder. Que en
Sevilla capital, la capital del felipismo, haya ganado, como me dicen, el que precisamente
no apoyaba González Márquez creo que dice bastante. Que dice bastante a las claras que
aquí están cambiando muchas cosas y muchas van que van a cambiar. A Dios gracias. Por
ejemplo, me parece que ese voto tan conservacionista como es el llamado voto
progresista en los pueblos, cada vez tiene menor fuerza, El País daba la foto
de un viejo con boina y garrota votando a Almunia en un pueblo. Eso es lo que nos han
vendido como el voto de la modernidad y el progreso. O mucho me equivoco, o al PSOE se le
van muriendo los pensionistas de la modernidad y el progreso.