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Nada:
definitivo. Confirmado. Como dice Bono, indubitadamente:
Joaquín Moeckel le ha quitado el número 1 de Los 40
Principales del Fotomatón a Gregorio Conejo. Lo siento una
jartá, Gregorio, pero Moeckel sale retratado muchísimo más que
tú. Y sin Copa del Rey. Habiendo quedado su candidatura fuera
de la Uefa de la junta del Baratillo. Moeckel es de más amplio
espectro y sale más. Conejo sale únicamente en el Seur 10 que
tiene montado Lopera para llevar la Copa por los pueblos: de
cosario. En cambio Moeckel sale en todo. ¿Que El Salvador se
hunde? Allí está Moeckel, de director de la orquesta del
Titanic. ¿Que hay que ir a dar un pésame famoso? El primero,
Moeckel. ¿Que en La Malagueta hay cachondeíto en La Condomina
por cambio de los toros y Ponce, El Cid y Perera se niegan al
enjuague? Allí está el tío, para defenderlos.
¿Quién ha dicho que en Sevilla no hay sociedad civil? Sí, la
hay. Lo que ocurre es que se trata de una sociedad
unipersonal: el niño de Don Otto Moeckel. Cuando su santa
madre lo trajo al mundo del Arenal, la matrona, que me imagino
sería la de la calle Valdés Leal, la hija de Galerín, al
preguntarle si era niño o niña, le contestó:
-Ha sido una sociedad civil preciosa...
Tan preciosa que no tiene precio. No es que Moeckel salga
mucho en las fotos. Es que Sevilla no quiere salir. Aquí nadie
quiere dar la cara. El niño de Don Otto suple las cobardías al
uso. La indolencia de los jartocoles. Da la cara. Anima a la
gente. Es como un capataz por lo civil, un Salvador el
Penitente de las iniciativas públicas:
-¡Al cielo con la cúpula del Salvador restaurada!
Por eso le envío un mensaje por medio de este artículo a Diego
Monreal, de la magnifica asociación «El Amigo Más Fiel» de
defensa de perros y gatos, así como a los beneméritos
mantenedores del refugio «El Arca de Noé» de San Juan de
Aznalfarache. Miren ustedes: no vayan a la Diputación. Lo que
los perros y gatos abandonados de Sevilla necesitan
urgentemente es un Moeckel. Vayan al mismísimo Moeckel, con o
sin foto. Por la parte germánica de su cuna, a Moeckel le
tienen que encantar los pastores alemanes (mucho más que los
pastores sevillanos; me refiero a los perros, no a los
arzobispos). Ergo si van ustedes a Moeckel, y Moeckel, un
poner, se hace una foto con la colonia maravillosa de gatunos
callejeros (castrenses, que no castrados) que viven como
capitanes generales en los abandonados pabellones militares
artilleros de Eduardo Dato, junto al puente de San Bernardo,
verán ustedes cómo la sociedad civil toda empieza a prestarles
atención a estos pobres y maravillosos animales dejados a su
suerte.
Moeckel es el único que puede hacer ver a la sociedad y a la
Administración que es una contradicción que la Junta se gaste
millones y millones en linces y águilas reales, mientras en el
Ayuntamiento está Alfredo Matapatos (peor aún que Metepata), y
en Cádiz está Teófila Matagatos, y nadie aplique la ley a los
salvajes caprichosos que para irse de vacaciones abandonan a
sus pobres gatos y perros. La Asociación Andaluza para la
Defensa de los Animales (Asanda) denunció en junio que
anualmente son abandonados 100.000 perros en nuestra tierra.
Tanto comprarle un cachorrito o un gatito al niño suele acabar
en esto. Los perros, los gatos y los abuelos estorban en
vacaciones y se les abandona. Por eso Remo y Rómulo, mis
litergatos, que por felinos de la Bética saben Latín y Derecho
Romano, van a decirle a Moeckel que presente un recurso de
inconstitucionalidad felina y perruna. No hay derecho a que
los linces vivan como un marqués con nuestro dinero de
contribuyentes y en cambio no haya un duro para los animales
de segunda y para los preciosos gatos de los pabellones
militares de San Bernardo.
Misi, misi, tranquilos, que este señor que está aquí retratado
con los toreros se va a ocupar de vosotros. Venid, gatitos
bonitos, veréis qué bien vais a salir con él en la foto, y
cómo os va a defender para que seáis igual que los linces...
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