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Los
campos se han vuelto de Heráclito.
-¿De Heráclito Fournier?
No, ése es Heraclio, el de los naipes, a los que muchos se
jugaron los cortijos. Se han vuelto de Heráclito de Efeso.
En ellos se demuestra que todo fluye, todo cambia, nada
permanece. No podemos bañarnos dos veces en el mismo río, ni
emocionarnos dos veces al contemplar el mismo trigal de
espigas cabeceando al viento. La cosa está como para sembrar
trigo duro... Los campos se han vuelto hasta tal punto de
Heráclito y de tal modo cambiaron, que hay otros cultivos en
Sevilla. Antes se cultivaba el trigo en el que no podemos
bañar dos veces la hermosura de su contemplación, mar de
espigas con espumas de amapolas. Se cultivaba la plata del
olivar, la nieve del algodón. Todo eso pasó a la Historia,
Ahora el principal cultivo de nuestros campos es la mochila.
Mochila de secano o mochila de regadío, pero mochila del
mangazo de subvención europea, PER de los señoritos en esta
Andalucía subvencionadísima y estatalizada.
¿Qué es la mochila? Llaman mochila a las subvenciones
europeas a tanto alzado que reciben los propietarios
agrícolas, como en la sevillana rociera antigua de la
Hermandad de Triana: llueva, ventee o haga frío. Con buen
tempero o sin él. Sembrando o sin sembrar. Recolectando o
sin recolectar. Han echado la media de lo que cada
explotación agrícola recibía de subvención y eso es lo que
aseguran a su propietario hasta que Europa nos quite la
escalera, digo, las subvenciones, y nos tengamos que agarrar
a la brocha y se vea la copla. Que se verá.
Ni algodón ni remolacha. Ni olivar ni nectarinas. Ni
melocotón ni fresa. A cobrar la mochila y vivir, que son
tres días los que nos quedan de subvenciones europeas, y el
que venga atrás, que arree. ¿Cultivo alternativo de la
mochila, cuando la lamentable mamela colectiva se acabe?
Pues un cultivo no sé si extensivo o intensivo, que cada vez
está más introducido: el evento. Para el cultivo del evento
no se necesitan buenas tierras, sino sólo un buen caserío.
Consiste en adecuar el caserío de la finca para bodas,
comuniones y bautizos, congresos de médicos o de notarios,
presentaciones de coches y reportajes de moda. Es el cultivo
del evento, del que viven muchas antiguas explotaciones
agrícolas. Que si tiene cortijo o hacienda de olivar,
superior para el cultivo del evento. El patio de gañanía se
transforma para la copa en pie, y que las señoras se
fastidien con los tacones sobre el empedrado. En la casa de
los señores se tiran los tabiques y se hace un gran salón de
banquetes (con una acústica infernal). Donde las cuadras,
cocinas para el cáterin. Unos carteles antiguos de toros,
unos grabados de Santigosa por las paredes, un coche de
caballos o dos aparcados dentro del salón, y, ¡hala!, a
alquilar el cortijo o la hacienda de olivar para que Juliá
sirva banquetes de eventos. Y a cobrar. ¿Cuántos cortijos y
haciendas para eventos hay en 40 kilómetros a la redonda de
Sevilla? Cientos. Los antiguos señoritos andaluces viven
ahora de la mochila o del evento. Y los nuevos ricos,
también. Hay nuevo rico constructor o recalificador que se
ha comprado un cortijazo con yeguada y colección de coches
de caballos, para ronear. Y como los nuevos ricos ven que
los antiguos, los señoritos tiesos, viven de alquilar sus
cortijos para eventos, aunque a ellos no les hace falta el
dinero, los imitan también en esto, aparte de lo de
enganchar en Feria. Alquilan su cortijo para eventos, como
si estuvieran tiesos. Deben de creer que eso ahora es lo
elegante, dedicarse al cultivo cortijero del evento, como
antes decir que el primer exportador de naranjas a
Inglaterra era un tío de mamá.
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