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Como
no tienen nada que hacer y se aburren soberanamente, las
abandonadas estatuas de sevillanos ilustres que Susillo puso
en la fachada norte de San Telmo hablan entre ellas por las
noches. Y más ahora, cerrado el apeadero por donde entraban
antiguamente las carrozas de Montpensier y ahora, los carros
y carretas que aguantamos a la Junta. Entre otros, los de la
destrucción de San Telmo para que el presidente tenga gratis
total un piso donde puedan correr caballos. Vamos, una
solución habitacional de la ministra Trujillo, sala y alcoba
que le van a hacer al muchacho que cuando hay desfile del
Día Nacional tiene cosas familiares que hacer y no puede ir
a Madrid, pero que no falta en cambio a la boda de la niña
de González en Pozuelo, qué puntería de obligaciones
particulares.
Y esas estatuas, acostumbradas a la dalia que cuidaba
Sevilla en el Parque de los Montpensier, dan el cante. No sé
cuál, si Daoiz con su espada desnuda, si Murillo con su
paleta concepcionista, pero la otra noche pasé por allí,
cuando habían puesto los amarillos letreros de Pavón el
Derribista, y oí cantar a una de ellas. Con la música de
«Francisco Alegre», así decía la copla que el viento
llevaba:
«En los carteles han puesto un nombre que no lo quiero
mirar: «Derribos Pavón ¡y olé!, Derribos Pavón ¡y olá!». La
gente dicen qué palanqueta cuando lo ven derribar, Consuegra
sueña con él, San Telmo va a transformar. Y los de Adepa
protestan de la piqueta, ¿por qué lo tiras, si hasta
Montpensier suspira? Deja a San Telmo, joder, que es
patrimonio andaluz, me sobra y basta con esa cruz, ay,
Jesús, que es el Estatut...»
«Vázquez Consuegra, ay, genio mío, dejas San Telmo todo
moderno, Vogue y Chanel; Vázquez Consuegra, tan consentío,
que es arquitecto de los barandas del Pé So E. Vázquez
Consuegra no lo derribes de esa manera, y no te pongas a la
Academia como montera, Vázquez Consuegra, ten compasión, qué
artesonaos se habéis cargao, Vázquez Consuegra, ¡y olé!, tú
y Pavón».
«Chaves lo puso en un letrero pá que se pueda mirar:
«Derribos Pavón ¡y olé!, Derribos Pavón ¡y olá!» En el que
anuncian lo que proyectan, pero qué pena me da, con las
piquetas se ven las palanquetas cruzás. Javier Arenas no pía
y me da pena; la de Cultura, pues fuera de cobertura.Ya no
te acuerdas, mujer, que al Patrimonio andaluz le han puesto
al hombro la cruz del chapuz que ahora ve la luz».
«Vázquez Consuegra, ay, genio mío, dejas San Telmo todo
moderno, Vogue y Chanel; Vázquez Consuegra, tan consentío,
que es arquitecto de los barandas del Pé So E. Vázquez
Consuegra no lo derribes de esa manera, y no te pongas a la
Academia como montera, Vázquez Consuegra, ten compasión, qué
artesonaos se habéis cargao, Vázquez Consuegra, ¡y olé!, tú
y Pavón». ¡Chím, pón!
Y cesada la música, a uno de aquellos ilustres varones, creo
a que Bartolomé de las Casas (de las Casas Catalogadas,
naturalmente), le oí decir: «Grandes son los desafueros y
agravios en la destruición de Sevilla. Si tú cuelgas tu casa
morada con un letrero de Pavón el Derribista, llegan los
guardias municipales de tres en fondo, te piden la licencia
y la autorización de Patrimonio y te paran la obra. Lo cual,
más que la equidad de las leyes, significa únicamente una
cosa: que no te llamas ni Chaves ni Consuegra».
Pero, tranquis, sevillanos ilustres de las esculturas. No
passssssa nada. Ya han quitado los letreros de Pavón.
Seguirán haciendo allí dentro mangas y capirotes. Pero sin
dar el cante. La copla ahora será «Silencio, cariño mío, no
te escapes de mi boca...»
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