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Los
censos de comparaciones populares, latifundio que Chiquito
de la Calzada puso en regadío y al que sacó tan buenas
rentas, deberían ser puestos al día continuamente, como las
actualizaciones del GPS. Que si no las tienes, tiras por la
autovía que acaba de inaugurar Magdalena Álvarez y te dice
el navegador con su voz de madera:
-Vuelve inmediatamente a la carretera, tío, que vas a campo
través, so carajote...
Sí, hay GPS muy mal educados. El mío, por ejemplo. Es un GPS
que lo aprendió todo con la LOGSE. Es un «nolaco»:
no-la-conoce, a la educación. ¡Vaya lengua! Cuando me paso
de un giro, me dice:
-¡Tío, tenías que haber tirado a la izquierda, imbécil!
Y cuando llegamos a casa, se le oye el suspiro de alivio:
-Ea, ya estás en tu casa, pero buen trabajo que me has dado,
torpe, más que torpe.
El GPS de los diputados les ha ordenado estacionamiento y
punto en boca. Lo están cumpliendo divinamente. Su GPS no
les insulta nada, nada, nada. Y están actualizando la nómina
de comparaciones populares. Sus señorías superan a la
matrona de Fabiola o al sastre de Tarzán en las
comparaciones populares. Trabajan bastante menos que ellos.
¡Qué mili se pegan! Son los únicos españoles para quienes la
cuesta de enero es hacia abajo. No la doblan a lo largo del
año y en enero, vacaciones. No semana blanca, como escolares
de febrero: mes blanco. Bien ganadas vacaciones. No saben
ustedes lo que se cansa la mano de darle a la llave de votar
el «come y calla».
Y, claro, como el Congreso de los Diputados está de
vacaciones, pues por eso se está trapicheando el Estatuto
Catalán entre el PSOE y los partidos nacionalistas de
espaldas al pueblo soberano y fuera de la Comisión
Constitucional, de manera tan lamentable. ¿Qué dice usted,
que la soberanía nacional reside en el Congreso? Eso será
cuando sus señorías vuelvan de vacaciones. Ahora, por lo
visto, la soberanía nacional también está de vacaciones. De
momento la soberanía nacional reside en esa mesa de
negociaciones donde cinco amiguetes, sin luz, sin
taquígrafos, sin molestos testigos de vista, sin control de
la oposición y sin vergüenza están pactando no sólo lo de
nación y lo de «espanyol, parla la llengua del Imperi», sino
el dinero de nuestro bolsillo que nos va a costar el dichoso
estatutazo a los que somos españoles porque no podemos ser
otra cosa. Empezando por los españoles de Andalucía, de
Extremadura y de Castilla-La Mancha, a los que
paradójicamente les da la gran puñalada presupuestaria el
Gobierno que llegó al poder gracias a los trenes baratos del
granero de votos de esas regiones.
El dinero de nuestro bolsillo. Esta es otra. Tengo la
sensación de que me están metiendo continuamente la mano en
el bolsillo y me están desplumando. Verbigracia: la Junta de
Andalucía tendrá que pagar 1,4 millones de euros a una
madre, por quitarle indebidamente la custodia de sus dos
hijos. Los pagará porque lo hicieron muy mal. ¿Y va a pagar
Chaves de su bolsillo esos 233 millones de pesetas? No. Si
tuvieran que pagarlo de su bolsillo, otro gallo cantaría en
la contención del gasto público. ¡Hala, a gastar! ¡Echa
vino, montañés, que lo paga Luis de Vargas! Y Luis de Vargas
somos usted y yo, que vemos cómo no sóloe tiran nuestro
dinero, sino que, además, se limpian en las cortinas del
Congreso de los Diputados, órgano de la soberanía nacional,
trapicheando a caño libre y por lo bajini (como en la
negociación-claudicación con la ETA) la destrucción de la
Constitución y de España. Que tendremos encima que pagar
usted y yo. Como habremos pagado el baptismal gorro carísimo
de Yaquelín, digo, de Sonsoles. (¿No van de laicos? ¿Qué
pintan entonces en un sacramento del bautismo, y más de
tiros largos que la augusta madrina?).
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