|
-
Tiene
que ser maravilloso vivir en un sitio que no sea una nación
de naciones, sino una nación en condiciones. Donde cada
mañana no te pegues un susto de muerte con la chorrada
insensata y malvada que se le haya ocurrido al que iba a
acabar con la ETA y de momento está acabando con España.
Tiene que ser maravilloso vivir, por ejemplo, en Dinamarca,
donde no hay ningún Carod, ni Otegui, ni Chaves con camisa
negra. ¿Han visto a Chaves con la camisa negra en el comité
de su partido? Chaves vio que los que iban de camisa negra,
uniforme totalitario-musoliniano de ERC, sacaban la tajada y
se quedaban con el manso de los presupuestos, y le dijo a su
señora esposa:
-Antoñita, échame en la maleta una camisa negra, que tengo
comité federal y verás tú si me pagan la deuda histórica o
no me la pagan cuando me presente disfrazado de Carod...
Púsose Chaves la camisa negra. No sirvió de nada. Pues
Antoñita, cosas de mujeres, se confundió de camisa negra. Y
en lugar de echarle en la maleta la de Carod, le puso la de
los palmeros de Peret, el de la rumba catalana. Hay
diferentes camisas negras catalanas. No es lo mismo la de
Carod que la de los palmeros de Peret. La de Chaves es de
éstas: de tocar las palmas a todo lo que se mueva, a ZP, al
Estatuto Catalán, hasta al descenso de Andalucía a la
segunda división autonómica. Es lo que hace el Sindicato de
los Calladitos. Los que decían, gallitos, que España no hay
más que una, y que es la única nación, ya los ven: de
Belinda. Bono, Ibarra, Chaves, los novelistas Leguina y
Escuredo, todos callados. La pela es la pela y con los
cargos de comer no se juega.
Y si maravilloso tiene que ser vivir en una nación donde el
gobierno no tenga de socios a los que quieren acabar con
ella, nada te digo si no sienten vergüenza alguna en mostrar
al mundo su forma de Estado: la Monarquía. Dinamarca ha
vivido el mismo gozoso trance histórico que España, pero de
qué modo tan distinto. En Dinamarca ha nacido el sucesor del
heredero, el primogénito del Príncipe Federico y de su
esposa, Mary. Al cambio, como nuestra Infanta Doña Leonor.
Pero cuando nació Christian, que tal es el nombre del
heredero danés, no lo presentaron a la Prensa de modo cutre
en el aparcamiento de la clínica, en plan vámonos que nos
vamos, como le hicieron a la pobre Infantita que será un día
Reina. Dejad los salones del Palacio Real para mejor
ocasión, hijos míos, que la presentación de una Infanta de
España en el aparcamiento de una clínica es mucho más
«democrática».
En Dinamarca, obviamente, no hicieron una segunda
presentación de Christian en vaqueros y en una residencia
playera modelo Viajes Halcón. Allí, como son tan raros, usan
los salones de los palacios de la Corte. Y visten a los
niños con gusto y mimo, de lo que son, de príncipes, y no
con estos pantaloncitos vaqueros como de ayuda humanitaria,
sobre los que me queda una duda: ¿eran de las rebajas de
Carrefour o de las oportunidades de Alcampo? Y al final,
pero no lo último, el bautizo. En Copenhague celebraron el
bautizo de Christian en la capilla del Castillo de
Christianborg, con órgano y coral, ceremonial, pompa y
circunstancia, como se merece un futuro heredero, y
asistieron todas las Casas Reales europeas. Aquí, ya ven, en
el Madrid de la capilla de Palacio, de Los Jerónimos, de La
Almudena, la futura Reina de España fue bautizada en el
vestíbulo de un chalé buenecito de la carretera del Pardo,
vulgo Palacio de la Zarzuela. Nada de altar ni de capilla:
pila de Santo Domingo pelada y mondada, casi palangana de
Pilatos. Y nada de presencia de otras casas reales. Que se
note poquito que somos una Monarquía y que formamos parte de
la Unión Europea. Porque, si no, los tíos de la camisa negra
que van a acabar con todo esto se pueden cabrear antes de
tiempo.
¿Dónde hay que echar los papeles para ser danés?
Artículos de días
anteriores
Correo
Biografía de Antonio Burgos
Libros
de Antonio Burgos en la libreria Online de El Corte Inglés
|