|
-
El
otro día, cuando el piso asaltado junto a la Plaza de Cuba,
dejamos a un reportero de TVE diciendo que la calle Génova
estaba en Triana. No, la calle Génova estaba...
-En lo que hoy es la Avenida de la Constitución...
¡Bingo histórico! Génova es un nombre del callejero
tradicional dado a una calle nueva. Génova era la Avenida,
del Sagrario al Arquillo. Es como si a una calle de Nervión
le hubieran puesto Manteros (General Polavieja). Génova está
dos veces en el callejero. Una vez, en Los Remedios, donde
desvalijan pisos a plena luz del día, para que comprobemos
que la inseguridad es una sensación que tenemos. Falsa, por
descontado. Y otra vez está Génova en la Avenida. Donde la
montotesca Punta de Diamante y ahora el Estarbú Café, o como
se escriba, hay un azulejo de los que mandó colocar la
sevillanía del historiador Sancho Corbacho cuando fue
teniente de alcalde con Hernández Díaz. Ese azulejo dice:
«Antigua calle de Génova».
Génova que tampoco está en Triana, como afirma el telediario
de TVE. Por la parte de la calle Génova, está clarísimo
dónde empieza Triana y dónde acaban Los Remedios: justo al
final de Pagés del Corro, esquina a Niña de la Alfalfa. Ahí,
en la Cava de los Gitanos, en la esquina de los Paúles, es
donde empieza Triana. La acera de frente, donde las radios
de los coches, El Periqui y Mariscos Emilio, es todavía Los
Remedios. Por lo que apunta, nene, otra contradicción
sevillana: el monumento a Rodrigo de Triana no está en
Triana; está en Los Remedios. En la escultura de José Lemus,
Rodrigo no está diciendo «¡Tierra!». Está diciendo «¡Triana!»,
mientras señala a su barrio, la mejor tierra, agarrado al
palo de «La Pinta».
¿Dónde empieza y acaba Triana? Sin pontificar, que doctores
tiene la iglesia, como Ángel Vela, diría que Triana, al
contrario que Sevilla, empieza y acaba donde siempre empezó
y terminó. Sus límites inalterados van del Patrocinio a los
Paúles y del Altozano a la espléndida freiduría de frente al
Infanta Luisa. Eso es el Arrabal y Guarda. Eso entienden por
Triana los trianeros. Mientras que los estirones de Sevilla
fueron incluidos en el concepto y geografía sentimental de
la ciudad, Triana es tan suya que Triana, Triana, Triana
(como cantaron los Hermanos Reyes con música de Pareja
Obregón), es sólo el arrabal histórico, la del plano de
Olavide. El Barrio León o El Tardón mantienen sus propios
nombres, aun siendo tan Triana. Si vamos a la calle Castilla
de Vicente Flores y de los Martín Cartaya, decimos: «Voy a
Triana». Pero si vamos al Tardón de Chiquetete y de Isabel
Pantoja, decimos: «Voy al Tardón».
No a Triana: al Tardón. ¿Por qué? Quizá porque el arrabal
tiene hasta sus propios barrios, como arrabales del arrabal,
cada uno con su personalidad. Y hasta barrios históricos, no
del estirón del desarrollo, como el Barrio Voluntad o El
Turruñuelo. O barrios más recientes que son a Triana lo que
Los Remedios a Sevilla, cual Santa Cecilia. Pero lo que de
ninguna manera es Triana es lo que dice TVE: la calle
Génova. Eso, como toda la trasera de República Argentina, es
Los Remedios, porque se levantó con el barrio que fue puesto
como ejemplo del antiurbanismo, cuyos encantos literarios
están por descubrir, a pesar de la novela que le dedicó
Manuel Ferrand. A los que vienen destinados a Sevilla desde
Madrid o Barcelona, ¿por qué les gusta tanto Los Remedios?
Quizá por lo que tiene de Barrio de Salamanca o de Ensanche.
Nova Roma podía ser perfectamente una bombonería de
Barcelona. La ferretería de Echevarría podía estar
perfectamente en Claudio Coello. Pero nunca en Triana.
Salvo, claro está, el superior criterio de TVE, que manipula
ya hasta los limes trianeros sin siquiera citar la duda del
cante, en la que podían escudarse: «Son cuatro puntales
finos/que sostienen a Triana:/San Jacinto, Los Remedios,/La
O y Señá Santa Ana».
Artículos de días
anteriores
Correo
Biografía de Antonio Burgos
Libros
de Antonio Burgos en la libreria Online de El Corte Inglés
|