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Conste
que no lo he probado. No vengo de Casa Morales ni de la
Bodega Salazar. Y no estaría mal eso que está usted
pensando: que a los que escribimos en las gacetas nos
hicieran soplar el canuto de la alcoholemia antes de pegar
un solo teclazo. Si ahora mismito me hicieran soplar por el
canuto, daría 0, a pesar de lo que he puesto en el título.
Que le ha hecho a usted pensar:
- ¡Menuda tajá ha debido de coger este tío para titular así
el recuadro! ¿Todavía le dura la de anoche?
Pues ni tajá, ni empanada, ni polvorón. Es más, El Cherif,
el comparsista gaditano que le diseñó a Carmen Calvo su
vestido de los Goyas (sin premio) en «Las hadas madrinas»,
me ha mandado por el Comes el chupe de la prueba de
alcoholemia que saca este año en su chirigota «Los
aguafiestas», que van de guardias civiles de Tráfico. En el
aparato de soplar, hecho en Cai con la alta tecnología del
pitorreo del pito de caña, pone tres niveles: «Sereno, A
Gustito, Morazo». Lo he soplado, y nada de morazo; aun
habiendo puesto ese título que sé que usted, lector, no
escribiría ni borracho. Y tampoco A Gustito, a gustito de
Yerbabuena, por buenas que sean las noticias sobre Rocío
Jurado que hay que celebrar. Sereno. Sin haberlo probado doy
un «¡bien!» por el alcalde. Ese «¡bien!» que a modo de óle
subraya en la plaza de los toros los trincherazos buenos.
Era lo que me gustaría cada día, elogiar al alcalde.
-Para eso ya está un tal Enrique Coronas, un poeta de Noches
de Baratillo, que cogió el otro día el sajumerio del peloteo
y por poco asfixia al alcalde a elogios de ojaneta de la
Barqueta.
Pues aunque me llamen Coronas. O Fortuna Light. Pero a mí me
encantó que el alcalde, cuando anunciaban que iban a poner
al asesino Parot en la calle, dijera exactamente lo que
pensamos los sevillanos: «Ningún terrorista convicto de
crímenes odiosos, como Henri Parot, que quiso sembrar de
dolor y de luto nuestra ciudad, sin arrepentimiento y sin
reparación a las víctimas, y cuya excarcelación pueda
suponer un escarnio para la ciudadanía, debe ser puesto
prematuramente en libertad bajo ningún concepto si es
posible evitarlo conforme a la legalidad, cumpliendo la ley
de forma rigurosa en cada caso».
Choque usted esos cinco, don Alfredo. De verdad, de verdad
de la güena, de la chachi piruli, que así nos gustaría poder
decir todos los días sobre todos los asuntos de la ciudad:
que ha dado usted en todo el bebe de lo que piensan los
sevillanos; o que va a hacer lo que quieren los sevillanos.
Sí, ya sé que eso es más difícil que llevar una piara de
gatos por la carretera, pero por soñar, que no quede.
Sobre la excarcelación de ese tiparraco asesino que iba a
hacer volar La Gavidia (y el Cortinglés lleno de criaturas
en la misma tacada), usted, señor alcalde, ha dicho lo que
había que decir. Y nos hubiera gustado, además, que eso no
lo hubiera dicho usted solo, sino en compañía de otros; que
hubiese sido una solemne y formal Declaración de la Ciudad,
de todos los partidos políticos que la representan. Pero,
ay, que si usted cargó la suerte contra el PP, que si el PP
se ha mosqueado... La pena es que cuando (completamente
sobrio, sin tajá ninguna) escribo lo que creo justo elogio,
ya sus palabras casi se han borrado, con la rebullasca de
que si el PP esto y el PSOE lo otro, y que si se usa la
lucha antiterrorista como cachiporra contra el adversario, y
que si patatín y que si patatán. El patatán que tanto daño
hace a la propia democracia, porque descalifica a la clase
política en su conjunto. A la que en momentos graves le
debemos exigir que, aunque vayan contra las consignas de sus
propios partidos, se pongan del lado de quienes con nuestros
votos los tenemos colocados donde algunos (tranqui, esto no
va por usted, don Alfredo) no se merecen.
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