Ilustrísimo
Señor Don Lince de Doñana: perdone mi atrevimiento. Mi mayor
alegría sería saber que V.I., tan protegido y paniaguado, ha
leído esta carta de un pobre perro callejero. Aunque los
humanos se las den de tolerantes, con nosotros no pueden ser
más racistas. Si yo, en vez de un chucho común, fuese un
perro bodeguero jerezano, tan de moda, ni tenía que
escribirle, porque se darían tortas por tenerme en cuanto
ejemplar puro de raza autóctona. ¿No ve cómo son racistas de
razas perrunas? Pero como soy un chucho común sevillano,
aquí me tiene, tratado como un perro, por mi raza. Vamos,
que aunque mi color es canelita y blanco, como buen
callejero, me siento totalmente hermano de los humanos de
raza negra. Las perreras son nuestras pateras de simpapeles.
Le escribo, admirado Lince de
Doñana, para que me explique cómo se la ha montado V.I., a
ver si los perros y gatos abandonados podemos hacer igual y
pegarnos su vida de marqués, con siete mil biólogos y
veterinarios detrás de cada uno, comido, cuidado, asistido,
protegido. Y además, con buena fama. Cuando los humanos
elogian a alguien por listo, dicen que tiene vista de lince.
En cambio nosotros servimos para todo lo contrario en las
comparaciones: tirado como un perro, hacer perrerías, a otro
perro con ese hueso, o muerto el perro, se acabó la rabia.
Estaba hasta ayer en un
refugio, en el Arca de Noé, de San Juan de Aznalfarache.
Allí me llevaron cuando estaba en la calle, a punto de que
me matara un coche. Como ustedes en la carretera de
Matalascañas, pero sin la Junta y el Ministerio de Medio
Ambiente haciendo pasos de linces con fervor de pasos de
palio. Unas niñas muy simpáticas y unos señores muy
cariñosos me acogieron en el refugio de San Juan y me
desparasitaron, con lo que me quedé como perro que le quitan
pulgas. Me dieron de comer, pues venía, y nunca mejor dicho,
canino. Pero mi gozo en un pozo. Cuando creía que por fin me
iba a pegar una vida de lince (que para los perros y gatos
es vivir como un marqués), vienen los de la Junta, los que
tanto los cuidan a ustedes, y le clausuran el refugio a
nuestros benefactores. Me estaba viendo en el zoosanitario,
que es el eufemismo que le dicen a nuestro Dachau, a la nazi
cámara de gas para perros y gatos. Me he librado por tablas.
Me han traído a la Protectora de Mairena, y aquí estoy en
expectativa de destino. A ver si una familia con niños me
adopta, pues oficialmente, ya ve, en vez de ayudarnos y
protegernos como a los privilegiados linces, la Junta nos
cierra el refugio. Y pone trabas y obligaciones a los
humanos maravillosos que nos acogen, a los que les imponen
que nos coloquen un chip y paguen por nosotros una licencia,
porque, si no, incluso los veterinarios tienen prohibido
darnos asistencia sanitaria. ¿Para qué querrán tenernos tan
censados y "chipeados, si luego mire V.I. la cuenta que nos
echan, que hasta a nuestros maravillosos protectores les dan
todo el porsaco que pueden y les clausuran los refugios?
Le escribo desde el ordenador
que me han prestado unos parientes pobres suyos, unos gatos
literatos muy simpáticos, Remo y Rómulo, que se ganan su
Royal Canin pegando teclazos para una mascota humana que han
recogido, y a la que le han puesto de nombre Burgos.
Aprovecho la carta para decir a quien quiera adoptarme a mí
o a cualquier otro coleguilla canino o felino del Arca que
llamen al 665 322 770, al 651.107.408 o al 665 322 770.
Pero, por favor, explíqueme cómo se lo monta V.I. para que
lo cuiden tanto y en cambio a nosotros nos manden al
matadero. Dígale a su protector Chaves que servidor y todos
los perros y gatos del Arca incluso estamos dispuestos a
sacarnos el carné del PSOE, si es por eso. Pues una gaviota
muy del PP que viene por aquí me ha dicho que los linces
tienen tan buena colocación en Doñana porque todos ustedes
se han sacado el carné del PSOE. En espera de sus noticias,
reciba el cariñoso movimiento de rabo de éste su perro.
Canelo.
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