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El Recuadro   

 Antonio Burgos

ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Los viceconsejeros lingüistas

Puede parecer el título de una chirigota del Carnaval de Cádiz o de una caseta de la Feria de Sevilla. Pero trátase de una lamentable realidad política y cultural de Andalucía. Los viceconsejeros lingüistas luchan denodadamente contra el prin-cipal problema andaluz. Que no es el paro, ni la delincuencia, ni la inmigración ilegal, ni la inflación, ni el terrorismo, ni la destrucción del paisaje con las recalificaciones, ni el alcoholismo juvenil, ni la permisividad ante la droga, sino que es.... tachín, tatachín, ¡el uso del masculino genérico en la construcción de frases!
 
Una y otra vez, todos los organismos de la Junta reciben una contundente Nota de Circulación Interior a la que se adjunta la «Instrucción de la Comisión General de Viceconsejeros sobre la utilización de las estrategias lingüísticas necesarias en orden a la eliminación del uso sexista del lenguaje en la redacción de disposiciones de carácter general de la Junta de Andalucía». El baranda que manda esa instrucción para terminar de una vez por todas con el gravísimo problema social del uso del masculino genérico dice taxativamente: «Ruego la máxima difusión de esta Instrucción, así como su aplicación en las áreas y servicios dependientes de ese centro directivo».
 
¿Y qué dice que vende la Instrucción? Pues que en todo papel que se escriba en la Junta ha de evitarse el que llaman «uso sexista del lenguaje». Y da una serie de reglas (sí, reglas, como si esa Comisión de Viceconsejeros fuese la Real Academia Española) para evitar el uso del masculino genérico, con el que la tienen tomada. Vamos, para que el himno, en vez de «los andaluces queremos», diga «los andaluces y andaluzas», cual repite Chaves como un lorito, en esta ridiculez de «ciudadanos y ciudadanas», por la que algún guasón a la presidenta del Parlamento Andaluz le dice ya María del Mar y de la Mar Moreno y Morena.
 
Descubrimos con la Instrucción que estas memeces de «andaluces y andaluzas» no les salen solas. Se las estudian. Recomienda que se usen sustantivos que hagan referencia a los dos géneros: por ejemplo, ciudadanía, funcionariado, alumnado. También ordenan perífrasis imbéciles: población andaluza, en vez de andaluces; personas discapacitadas, en vez de discapacitados. La inquina contra la normal estructura de la lengua les lleva incluso a ordenar construcciones metonímicas que aludan al cargo, para no nombrar el género de la persona que lo ocupa: jefatura, por jefe; vicepresidencia, por vicepresidente.
 
-O sea, que Chaves no es el presidente, sino el que está en la presidencia.
 
-Y así nos va, mientras sus subordinados pierden su tiempo y derrochan nuestro dinero en estas chorradas, con la de problemas gordísimos que hay.
Ya sabíamos que el partido que gobierna democráticamente, con el voto de los andaluces tan preocupados por las subvenciones, los langostinos, la cervecita fresquita, el ligue, las ferias y los festejos, tiene una natural inclinación a dominarlo todo, a controlarlo todo, a intervenirlo todo. Hasta quieren imponernos cómo tenemos que hablar. Entienden que con mayoría absoluta se puede cambiar incluso la estructura de la lengua. Lo que ha impuesto la Comisión General de Viceconsejeros no se atreve a hacerlo ni la Real Academia. Ya quisiéramos que todos esos esfuerzos y presupuestos se emplearan en la de-fensa del habla andaluza que manda el papel mojado del Estatuto.
 
¿Son académicos de la Española acaso, qué saben de lengua los viceconsejeros?


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