No
Passsa Nada porque pasamos por carros y carretas.
Tragaderas para nuevas acepciones de viejas palabras
castellanas. Nos han dado una inmersión o ahogadilla
lingüística en el similiquitruqui del trile de ZP y
sabemos perfectamente la traducción simultánea de lo
conveniente, sin necesidad de auriculares ni de cabinas
con políglotas dentro. En el vigente Diccionario de la
Mentira, a la rendición se le llama «proceso de paz»; a la
destrucción de España y de la Constitución, «negociación»;
y a la ETA y batasuneras islas adyacentes, «izquierda
aberchale». Sí, así, aberchale: no me sale del alma
escribir en castellano con la ortografía de una nobilísima
lengua que han secuestrado los nacionalistas y los
terroristas. Lo siento, pero pongo aberchale, porque en
castellano el grupo consonántico «tx» no suena «ch»: suena
a talla de camiseta. Como escribo Pachi para mentar el
nombre de pila de un señor que aunque no quiere ser
español es completamente López. ¿Habrá algo más español
que un López, aunque ese López se dedique a tener los
pastos comunes con los incluidos con aproximación y
centena en la lista europea de la lotería de los
terrorismos?
Insisto en mi respeto al
vascuence, a su historia, a su literatura, a la cultura,
en suma, que a todo un pueblo le han arrebatado los que se
adjudican la exclusiva de hablar en su nombre. Por ese
mismo respeto, porque no sé vascuence, me niego a usar la
fonología y fonética de su ortografía. Si pongo «Otegi»,
lo leo, como usted «Oteji», no Otegui. Si escribo «Agirre»,
lo pronuncio, como usted «Ajirre», no Aguirre como
Esperanza o Aguirre como el recordado y muy letrado Jesús.
Sé que en mi defensa de la
maltratada y constitucional lengua castellana frente a los
otros respetables pero mimadísimos idiomas peninsulares e
insulares soy rarito. Tan rarito, que le llamo Lérida a
Lleida, Fuenterrabía a Ondarribia, San Sebastián a Donosti,
La Coruña a A Coruña, Pamplona a Iruña y así
sucesivamente. Tan rarito, que por lo de Pernando Barrena,
es que ya no paso, me niego. Hay un portavoz de la ilegal
Batasuna, vamos, de la ETA, que ha roto en llamarse
Pernando Barrena.
-Tiene usted que revisar más
las erratas en sus artículos: será Fernando, no Pernando,
como ha puesto ahí.
No, es Pernando, con P
inicial. Porque al mocito, probablemente, le da alipori
que sus padres lo sacaran de pila con el nombre
honorabilísimo del santo Rey de Castilla y León. ¿Qué hace
un chico como tú, tan aberchale y tan liberador de la
opresión del Estado centralista, llevando un nombre que es
más de Castilla que el queso de mi apellido y más de León
que el botillo de Luis del Olmo? Pues lo que hace es
ponerse nombre de errata: hasta nueva orden, Fernando
Barrena es Pernando hasta en Pernambuco.
¿O estoy equivocado, y no es
una aliteración de la F de Fernando ni una errata, sino el
gerundio de un verbo que desconocemos, el gerundio del
verbo «pernar»? El señor Barrena, en tal caso, no es
Pernando, sino que está pernando. Pernando de «pernar»,
que creo yo que debe de ser algo así como «ejercer el
derecho de pernada como señor de vidas y haciendas, de
patrias y de constituciones, después que se ha atemorizado
y chantajeado a los ciudadanos libres durante más de
treinta años a base de asesinatos selectivos o colectivos,
extorsiones, secuestros, pillaje y asaltos en cuadrilla».
Mientras el que debía defender la Patria y la Constitución
está con las perneras del pantalón abajo, Fernando
Barrena, en nombre de los asesinos contumaces, está, como
su mismo nombre indica, Pernando: ejerciendo el derecho de
pernada, encantado con que los forzados, encima,
atemorizados, claudicantes, rendidos, a esto de tomar
obligatoriamente por saco le llamen «proceso» y engañen a
todo un pueblo con una palabra tan franquista como «paz».