SU
desnudo ha sido portada en lo que llaman «una
revista de tirada nacional», que no es lo
mismo que una revista nacional tirada, aunque
lo parezca. Dicen que es concejal de Lepe.
¿Seguro? Más bien parece de Jabugo o de
Cumbres Mayores, por no salir de la provincia
de Huelva. Lo digo porque tú ves la foto, no
te dicen nada de la concejalía lepera y
piensas que es el desnudo de una tía jamona.
Jamona desnuda, que suena a libro de Desmond
Morris. De desnudo artístico, nada: es una tía
jamona en pelotas, que no es lo mismo. Ese
muslamen que muestra en primer término no es
en absoluto erótico: es directamente de cinco
jotas y regalo de set de jamonero, cuchillo y
chaira.
Dice la
concejala jamona que ahora es cuando ha
descubierto la erótica del poder. Será la del
poder, hija mía, porque de la otra, con las
fotos de su despelote de peaje de usted no hay
quien descubra absolutamente ninguna erótica.
Son las fotos más anticoncupiscentes que se
despachan. Más bien parecen el «antes del
chocolate» del Matías López de los anuncios de
las milagrosas curas de adelgazamiento, que
está pidiendo a gritos un «después del
chocolate» con los kilos de la jamonería del
muslamen y de la popa ya reducidos a sus
justos términos.
La concejala
asegura que es del PP, pero muy de izquierdas.
Eso es como si la ministra Narbona dice que es
muy aficionada a los toros, pero de la
Asociación Protectora de Animales. Y añade la
concejala que se ha desnudado justamente por
eso, porque es del PP, pero de izquierdas.
Atención, amigo conductor de la M-30: de ser
eso cierto, que los que son del PP pero con
ideología de izquierdas deben desnudarse en
público para afirmarlo, de un momento a otro
Alberto Ruiz-Gallardón tendrá que aparecer en
porreta viva y pelota picada. ¡Y va a estar
bonito!
No, no es que
esta señora haya descubierto la erótica del
poder, sino el poder, el poder adquisitivo, de
la erótica: 60.000 euros del ala ha cobrado
según estimación del alcalde de Lepe. Quien
debería reivindicar el buen nombre de la
Capital Mundial de los Chistes. Debería hacer
como Manolo Caracol una noche que en el Teatro
Falla de Cádiz representaba su «Zambra 1943» o
«Zambra 1944», uno de sus espectáculos anuales
con Lola Flores. Estaba Manuel Ortega Juárez
cantando «La Salvaora», cuando desde el
paraíso saltó un gracioso, que le gritó una
guasa. Y Caracol, muy digno, mandó parar la
orquesta, se fue hacia las candilejas, señaló
con dedo acusatorio al paraíso desde donde
había venido la guasa demoníaca, y sentenció:
-¡Ese no es de
Cai!
Y el teatro se
venía abajo aplaudiendo el «Viva Cartagena»
caracolero en forma de negación de la nación
gaditana para el intruso en el paraíso. Algo
así debería haber hecho el alcalde de Lepe.
Portada de revista en mano, tenía que haber
dicho:
-¡Esta no es de
Lepe!
Porque no lo es.
La concejala jamona desnuda es de Montalbán
(Córdoba). Comprovinciana de la ministra
vestida. Que es Carmen Calvo. A María Dolores
Jiménez, que tal es la gracia de la concejala,
le pasa en el fondo como a Carmen Calvo: que
se le nota bastante cómo va. A la concejala se
le nota bastante que va desnuda, por la maza,
contramaza, codillo y cadera del jamonerío de
portada, y a Carmen Calvo se le nota bastante
que va vestida. De mamarracho y oro, pero
vestida. Vestidísima. Costeadísima. Eso sí que
es un indicador económico y no los partes de
la victoria que presenta ZP en la Bolsa.
Cuando una ministra de izquierdas se puede
gastar esas millonadas en trapitos para ir
hecha un adefesio, es que España no sólo va
bien: es que va del carajo, ya que estamos con
la erótica. Si las concejalas del PP que se
desnudan son de izquierdas, las ministras del
PSOE que se gastan esas millonadas en
modelitos para vestirse deben de ser más de
derechas que el águila de San Juan, vulgo
pajarraco. Yo no me escandalizo por la
concejal jamona desnuda. Me escandalizo por la
ministra autotitulada socialista vestida.
Mejor desnudas a que se forren...