ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


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ABC, 23 de noviembre de 2013
 
Gorigori por la Mariscada
                  
     Hasta su dimisión tiene que ver con las mariscadas. Todo el mundo, cuando dimite, presenta su papela y dice el clásico sevillano: "Ea, señores, ya estoy yo en mi casa". La de este tío, no. La dimisión de este tío tiene fecha de caducidad y yo creo que hasta código de barras. No es una dimisión fresca del día, de consumo inmediato: es una dimisión congelada. Una dimisión Pescanova, con fecha de caducidad. Y, por tanto, pone en la envuelta: "Consumir preferentemente antes del 31 de diciembre de 2013".

Como nada de este señor me ha parecido nunca serio, ni su palabrerío barroco como de pregón malo de barrio, ni su movilidad de la sostenibilidad de la transversalidad del por aquí te quiero ver, comprenderán que no me voy a tomar en serio su dimisión. Tan no me la he tomado en serio, que para escribir su despedida he pedido la colaboración de Regaera el de la Murga, quien me ha echado un cable, a condición de que el artículo fuera hoy escrito en verso. Venia concedida. Le cedo, pues la voz a la murga sevillana de Regaera para que haga el Gorigori por la Mariscada. Que hay que cantar con música del "Silencio por un torero" de Quintero, León y Quiroga que Juanita Reina hizo inmortal. A modo de popurrí chirigotero, dice así:

            I

Aquella tarde Sevilla
se puso negra mantilla
al saber la dimisión...
Y los Mariscos Emilio
dijeron blancos cual cirio:
"Ay, qué pena y qué doló".
Silencio en Andalucía,
que lloren por Bajo Guía
los troncos de las cigalas...
Silencio, percebes míos,
que dicen que ha dimitío
el Tío de la Mariscada...

        Estribillo

Parece que ha dimitío,
Dios mío,
cuando más contento estaba...
Que gusto le había cogío,
el tío,
a langostas y cigalas.
Arría Casa Bigote
su bandera a media asta,
y le han puesto crespón negro
a las gambas a la plancha.
Y Sevilla, agradecía,
repetía a voz en grito:
"Menos mal, para las Pascuas
bajarán los langostinos"...

               II

Silencio en La Alicantina,
que lloren las conchas finas
y de luto esté el gambón...
Y de luto en Secundino
se pongan los langostinos,
luto en percebe y ostión.
Silencio guarde el centollo,
que nadie moje ese bollo
en la salsa las angulas...
Y crespón lleve el changurro,
que dimitió de su curro
quien pá mangá tenía bula.

        Al Estribillo

Parece que ha dimitío,
Dios mío,
cuando más contento estaba...
Que gusto le había cogío,
el tío,
a langostas y cigalas.
Arría Casa Bigote
su bandera a media asta,
y le han puesto crespón negro
a las gambas a la plancha.
Y Sevilla, agradecía,
repetía a voz en grito:
"Menos mal, para las Pascuas
bajarán los langostinos"...

 

 

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