Otra cosa no, pero Geografía, Historia, Derecho Constitucional y
Gramática Parda sí que vamos a aprender bien como asignaturas obligatorias, no
optativas, en este curso que ha comenzado con la tregua, aunque no debe haber tregua para
recodar que los que convirtieron la Herrikotaberna en Taberna del Irlandés y organizaron
un "Bienvenido. Mister Adams" en el que sólo faltaban Carmen Sevilla y Pepe
Isbert son los mismos que asesinaron a Alberto Jiménez Becerril o por lo menos sus
compadres, encubridores, palmeros y agradadores. Estamos aprendiendo una barbaridad de
Geografía en este nuevo curso. Ya tenemos (apunta, nene, que las tres van a examen) la
Declaración de Barcelona, la Declaración de Estella y ahora la Declaración de Mérida.
Este Rodríguez Ibarra es que no para. No contento con que Mérida tenga el Museo que hizo
Rafael Moneo, ahora quiere tener otro Museo, el Museo del Nacionalismo Español, en forma
de Declaración de Mérida.
Igual que José Tamayo cogía
su compañía y se iba a Mérida a hacer teatro, en traducciones de los clásicos griegos
por José María Pemán que probablemente también habrá comprado la Caja San Fernando,
el PSOE ha cogido su compañía autonómica y se ha ido a hacer teatro en Mérida. Lo de
Tamayo eran tragedias, pero esto de ahora es una comedia. El retablo de las maravillas de
que quienes se pasaron años y años ejerciendo como fieles empleados del Gobierno de
Madrid, sin rechistar y sin abrir la boca, sin pedir ni agua, se han vuelto ahora de
pronto más nacionalistas que las broncas de Arzalluz o que la buchaca de Pujol. Hay quien
rompe en mariquita, coge los palillos y la pamela, dice que se acabó la falsedad y la
hipocresía, y se pone a pegar plumazos y a cantar por la Piquer, y hay quien rompe en
nacionalista de la noche la mañana. Pero al revés que el caso de la pluma, Porque aquí
es donde empieza la falsedad y la hipocresía, cuando sientan plaza en el Regimiento de
Mérida como educandos de banda del nacionalismo, siendo, como son, unos centralistas
convictos y confesos.
Sobre el papel la declaración
de Mérida está muy bien. No la mejoraría ni Blas Piñar. Está muy bien ese concepto de
que los españoles del Sur tienen tanta soberanía como los españoles del Norte o los
españoles de Madrid, Zaragoza y Alicante. Está muy bien que se reclame la igualdad de
los pueblos de España. Pero de todos los pueblos de España, ¿eh,?, aunque no los
gobierne el PSOE, que ahí se ve el plumero del teatro. . ¿Por qué sólo Extremadura,
Andalucía y la que de soltera era llamada Castilla la Nueva firman la papela de Mérida?
¿Es que los derechos de soberanía de los aragoneses son inferiores, que en los
Ferrocarriles Españoles hay una Primera, que es Cataluña, el País Vasco y Galicia, una
Segunda, que son Extremadura, Andalucía y Castilla-La Mancha, y una Tercera, que son las
restantes autonomías, incluidas las siempre olvidadas Ceuta y Melilla? Esto es dar razón
a las negaciones españolas de Pujol: "Cataluña sí que es una nación, España es
una mierda pinchá en un palo..." Esto es convertir a cuanto no sea nacionalidad
histórica ni autonomía en manos del PSOE en el resto de ese resto del que habla
Pujol, echando el resto del cinismo, vamos a quitarnos las caretas, y apareciendo en la
plenitud y gloria de su imperial ambición; no, si vamos a tener que acabar todos teniendo
que aprender obligatoriamente a hablar catalán, o si no al tiempo...
Así que viendo a Chaves, a
Rodríguez Ibarra y a Bono trufados de nacionalistas. convirtiendo el sombrero de
espejitos de Montehermoso en boina y el sombrero de alancha en barretina, no puedo menos
que acordarme de cuando estaban tan calladitos, tragando con la LOAPA, porque en Madrid
estaba su señorito González. Al ver que en Mérida no estaban ni riojanos ni murcianos,
ni valencianos ni asturianos, no puedo menos que acordarme de Caracol el del Bulto y su
locomotora de Despeñaperros:
--- Esos cojones, cuando
estaba González en la Moncloa...