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Siempre
sostuve lo que parecía un retruécano: el PP, para no hacer como
los de antes, como el PSOE, hizo lo mismo que los de antes. En
su llegada al poder en 1982, en la primera alternancia en
democracia, el PSOE no dejó títere con cabeza de los que habían
ocupado el retablillo del poder con la UCD. Si no cambió a los
bedeles de los ministerios es porque en los puestos claves de
conserjes puso a los suyos con carné. No dejó resquicio alguno
de poder económico, cultural, judicial, social y desde luego
político en manos de nadie que oliera una mijita a UCD.
Pasaron los tiempos. A pesar del control férreo
se les fue el poder como agua entre las manos y llegaron en 1996
los del PP. ¿Y qué hicieron? ¿Quitaron de la circulación a todo
lo que oliera a felipismo, para controlar toda brizna de poder?
En absoluto. Nosotros -decían- no podemos hacer como los de
antes, echar a los otros para colocar a los nuestros. Y para no
hacer como los de antes, terminaron haciendo justamente como los
de antes: dando todas las mamelas del poder a los mismos que
antes las recibían. Fueron maestros en el difícil arte de tener
a los enemigos en nómina, y a los hechos de la traiciones de las
jornadas siguientes al 11-M me remito. El PP se especializó en
hacer fijos de plantillas a todos los bien vistos por el PSOE, y
si quieren, pongo nombres. Valga uno solo: el director de TVE.
Cuando ha llegado el PSOE, no ha tenido que cambiar al director
de TVE, porque el que puso el PP en TVE, Juan Menor, ya era como
de los otros. De los suyos. Hacían esto, decían, porque eran
liberales. Traduzco: carajotes. Y desagradecidos. Los del PP se
creen que todo se lo merecen por su bella cara, de ahí que
practiquen el principio de rosas y flores a los adversarios y a
los partidarios, patadas en los cojones.
Han llegado éstos y verá usted cómo no son tan
carajotes, como lo suyo se lo dan todo a los suyos, como siempre
se ha hecho en la España de los cesantes. En quince días han
copado todo lo que tenían que copar: tribunales, televisión,
economía, cultura. Todo resquicio de poder está bajo control.
Quien huela a PP es inmediatamente borrado del mapa. No tienen
mayoría absoluta, pero como si la tuvieran. Tienen la certeza de
que no mantienen a un solo enemigo en plantilla, ¿qué más
mayoría absoluta quieren? Al PP le daba como vergüenza ejercer
el poder. Estos, como no tienen vergüenza, sencillamente lo
ejercen. Nos vamos a enterar, con los capos al copo.
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