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A
aquel castizo andaluz, virtuoso en el unamuniano sentimiento
trágico de la vida, que era del Betis y de Curro Romero y votaba
al Partido Andalucista, le preguntaron: "¿Y tú entonces cuándo
disfrutas?" Algo así me gustaría preguntar al presidente del
Gobierno: "Está usted gobernando para las mujeres maltratadas,
los homosexuales que quieren casarse, las esposas de los
sargentos de la Legión que estaban en Irak, las viudas del avión
de Turquía, las asociaciones de padres de alumnos de religión
mahometana, los escolares repetidores, los catalanes de la
observancia de Maragall, los que viven de alquiler, los
fabricantes de plantas desaladoras... ¿y usted entonces cuándo
va a empezar a gobernar para las personas normales?" Ah, los
normales... Lo que se entendía por normal es ya perro verde,
ratón colorado, mirlo blanco. Puestos a buscar bichos raros,
dentro de unas semanas Jesús Quintero llevará a su programa a un
señor heterosexual, casado por la Iglesia desde hace veinte
años, que quiere que sus hijos estudien religión y no les pasen
de curso si no aprueban, que pierde el sueño ante la posibilidad
de que suban las hipotecas y que está deseando que llegue el día
31 para irse de vacaciones. Si usted cuadra con ese arquetipo,
sepa que es un español raro, raro, raro, que no merece atención
alguna por parte de la galería de lo insólito de este gobierno
tan tolerante y dialogante. EL
PORTERO AUTOMÁTICO.- Picoco salía de aquel restaurante donde
había mangado la cenita al rumboso pagache que le dijo, mientras
subían al taxi que les habían pedido: "Anda, dale tú los
cuarenta duros al portero"... Y Picoco respondió: "Yo cuarenta
duros no le doy a un portero ni aunque sea Zamora..." A este
portero de Alcalá de Henares no lo ha pagado Picoco. Es un
portero impagable. Ha hecho un partidazo en la comisión del
11-M. Así tenía que haber estado Iker Casillas en Portugal, como
Luis Garrudo. Portero automático, políticamente correctísimo. Lo
que no me cuadra absolutamente nada es que en esta España tan
progresista le sigamos dando el infamante nombre de portero. ¿No
hemos quedado en que eso de llamar portero al portero es
fascista, que ahora son conserjes, o empleados de fincas
urbanas? Claro que si a este portero le dijéramos empleado de
finca urbana, algunos iban a creer que lo era de una finca de la
calle Ferraz.
DALI.- Tampoco me cuadra nada lo
de Dalí. Por dos lados. El primero, porque quien ha salido
retratado ante el cuadro de Dalí ha sido el presidente
Rodríguez, no Carmen Calvo. Y ya saben: la cultura es lo que
sale retratado detrás de Carmen Calvo. Y lo segundo que no me
cuadra es la exaltación de Dalí a estas alturas de curso. ¿Pero
no quedamos en que Dalí era un fascista de mucho cuidado, una
especie de Velázquez de la corte de los milagros franquistas,
que el bueno era Picasso? Dalí pintó los relojes blandos porque
así quería que no pasara el tiempo para la dictadura. ¿Cómo
exaltamos un símbolo de la estética del franquismo? ¿Es que tras
la reivindicación de la pintura de Dalí va a venir la exaltación
del teatro de Alfonso Paso y de las películas de Sáenz de
Heredia?
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