Página
principal-Inicio
|
 |
ABEL INFANZÓN | LA
ESE 30
 |
MES DE
JULIO DEL 2004 El Mundo de Andalucía |
Sábado 31:
Benítez Rufo
En la Sevilla previa a la transición, para los otros
aficionados, los no taurinos, los aficionados a la democracia y a dar la cara
por las libertades frente a la dictadura, Manuel Benítez no era El Cordobés. No
conocían a otro Benítez que a Manuel Benítez Rufo. El secreto, clandestino,
inquietante, abnegado, espartano, riguroso dirigente máximo del Partido
Comunista en Sevilla. Muchos no sabían siquiera su nombre, ni dónde vivía. Lo
conocían por el sobrenombre del otro Benítez, como El Cordobés. No era cordobés,
sino extremeño. Un chaval de las Juventudes Comunistas de Monterrubio de la
Serena que hizo la guerra defendiendo a la República, que con la derrota tuvo
que marchar a Francia, donde luchó en el maquis contra los ocupantes nazis y que
tras la II Guerra Mundial fue de nuevo enviado a España, para reconstruir el PCE
en la clandestinidad, lo que le llevó a la detención y a treinta años de condena
de cárcel. Cuando empezaba a alborear la democracia, Benítez Rufo, en el
espíritu del eurocomunismo, fue en Sevilla la avanzada del PCE en el común
entendimiento del rescate de las libertades. Con el liberal don Alfonso de
Cossío, en la Mesa Democrática de Andalucía, articuló a todas las fuerzas de
oposición al régimen de Franco. Restaurada la Monarquía, fue el primer alcalde
democrático de Dos Hermanas. Y un ejemplo continuo de honradez, rectitud,
sobriedad. Como tiene que haber un cielo rojo para los buenos comunistas, allí
estará ya el honradísimo Benítez Rufo con el limpio ejemplo de su vida. En esa
su eterna aurora roja, los viejos liberales del andalucismo le tendremos a usted
presente siempre, querido camarada Benítez Rufo.
Subir
Viernes 30:
Sevilla Eterna de chabolas
Que inventen ellos, no: inventemos nosotros. Inventemos el
Urbanismo de Talonario. Nada, nada, en el próximo Congreso Internacional de
Arquitectura, una ponencia en toda regla presentada por nuestros expertos:
"Urbanismo de talonario y cultura de centenario como motores de la sociedad
civil y del muy bueno lo tuyo". A cada chabolista de Los Bermejales le han dado
43.000 euros para que se vaya: siete millones y pico de pesetas. De momento se
han ido. Pero volverán. Los chabolistas son como las golondrinas de Bécquer.
Negocian con ellos, los realojan, entran las máquinas y derriban la mugre de
uralita y la cochambre de cartones, pero al cabo de cierto tiempo, otros
chabolistas, si no los mismos, han vuelto a levantar allí sus construcciones de
fortuna, en la mala fortuna con que los agració la vida. Lo vimos en el viaducto
de San Juan de Aznalfarache, en el antiguo puente por donde iba el tranvía. Bajo
ese puente se había asentado una colonia de inmigrantes rumanos, que había
construido sus chabolas. Se hizo una aparatosa operación propagandística, se
despejó aquello y los bajos del viejo puente quedaron libres. Miren ahora cómo
está aquello: justamente como estaba. Si no los mismos, otros chabolistas han
vuelto a asentarse allí. Pasa con este problema como con tantos: que por muy
ingeniosas que sean los soluciones para sus consecuencias, mientras no se
remedien de raíz las causas, no habrá forma de terminar con él. Y el chabolismo
es invariante castizo, ay, de Sevilla. También hay una Sevilla Eterna de las
chabolas. Del Vacie y el Villalatas de la postguerra a Los Bermejales va una
constante de marginación y miseria en la sociedad que se ve a sí misma tan
próspera y moderna.
Subir
Jueves 29: Esta
calor de chicharras
No nos cansamos de repetir que estas calores tienen sus
encantos. Al menos sus encantos literarios y estéticos. ¿Qué sería de Sevilla
sin la cultura de la calor? El urbanismo, la arquitectura, hasta el carácter de
la gente hubieran sido otros. Con el calor, cada vez que tenemos que tomar un
taxi con parada a pleno sol, hacemos el elogio de la Sevilla arbolada. Sólo nos
acordamos de sus sombras cuando el taxi ha tenido que estar al sol, pero Sevilla
es una ciudad mejor arboladas de España. Ya hemos dicho que se puede ir desde el
Alamillo de Triana hasta el Campo del Betis, Torneo, Arjona, Paseo Colón,
Delicias y Palmera adelante, sin dejar de ver verde de árboles en un solo
momento. ¿Cuántos kilómetros de arbolado son ésos? Lo menos siete, tirando
corto. Y en esos árboles, cuando llega la hora de la siesta, el soñoliento
sonido de las chicharras, que le dan a Sevilla sopor de cortijo y alberca, de
caserío y sombrajo, de morera y nogal, de trigal y viña, que la hacen doblemente
romana, entre Virgilio y Horacio, como si la vega o la campiña se metieran en la
ciudad. Y como el verano tiene tan poca literatura, nadie ha hecho, que sepamos,
el elogio de las chicharras de Sevilla. Hecho queda, pues, aunque sea sólo en
esquema, pero en tiempo y forma.
Subir
Miércoles 28:
El café de los montañeses
Alguien que tuviera tiempo y
ganas, aparte de afición por la gastronomía, Jorge Prádanos mismo, podría hacer
una preciosa "Historia del Café en Sevilla", Lo decimos porque al hilo de
nuestro billete cafetero de ayer, una lectora nos envía los posos de esa taza.
Nos dice: "Por el muelle le llegaba a Sevilla el mejor café de América, el
Caracolillo de Puerto Rico, el de Colombia, el brasileño, y aquí se tostaba. Se
tostaba torrefacto y de tueste natural que es el mejor. Se tostaba mejor que en
ningún sitio. En Sevilla siempre se ha tomado el mejor café. En Sevilla y en
Cádiz, quizá también por lo del muelle y el comercio con América. Ese café de
los Sáinz de la Maza, santanderinos ellos, indianos en Santillana y montañeses
en Sevilla. Es curioso, casi siempre los tostaderos estaban en manos de
montañeses. Los últimos, los Cobo del café Moca, siglas de las primeras sílabas
de Moisés Cobo Abascal. Todo el café que entraba por el puerto de Sevilla, y
luego por el de Cádiz, lo tostaban gente de Tudanca, los Cobo, los Abascal, los
Sáinz de la Maza, etc." Y añadimos nosotros: ¿eran también eran montañeses los
Trueba, los del tostadero de Eduardo Dato, junto a la Fábrica de Artillería?
¿Era santanderino Vega, el de Catunambú, cuyo tostadero daba tan buen aroma a la
calle Marqués de Paradas, frente a los pabellones militares del Regimiento de
Ferrocarriles? Y el café que tostaban los montañeses, montañeses lo servían en
sus bares y tabernas. Aquellos cafés de maquinilla de latón puesta sobre el
vaso, que iba goteando el filtrado, mucho antes de que vinieran las máquinas y
el imperio de Gaggia y Faema.
Subir
Martes 27: Por
el precio de un café
Que entre sus títulos oficiales tiene Sevilla el de Ciudad Muy
Cafetera lo saben hasta en Colombia, en Kenia y en Brasil. Torrefactada Sevilla.
Más que el café puro, nos gusta el café torrefacto. "Mezcla", que ponen los
paquetes en la tienda. Y en la Torrefactada Sevilla, tomar café es algo más que
beberse un pocillo de Arábiga o de Caracolillo, en el bar, la taberna o la
franquicia a la moda. En uno de estos bares hemos visto reproducido en la
contraportada del plastificado cartapacio de la lista de las tapas el texto de
una exégesis o panegírico de lo barato que es el café. Un cuadro de costumbres
como aquel lienzo de "Y aún dicen que el pescado es caro" de Joaquín Sorolla,
pero en versión humorística y no trágica. Dice así ese texto con toda la gracia:
"Por el precio de un café nos dan: café, azúcar, cobijo, luz, calefacción o
refrigeración, palillos, nos servimos en un plato, una taza, una cucharilla, un
vaso con agua, una mesa, una silla, un periódico; podemos oír la radio y ver la
tele, usar el perchero y hacer nuestras necesidades tranquilamente;
resguardarnos del mal tiempo; tenemos la posibilidad de enterarnos de todo lo
que ocurre; marcharse sin pagar sin que nadie les reclame intereses; se puede
criticar a unos y a otros con razón o sin ella. En total, 24 servicios por el
módico precio de un café. Y luego decimos que un café es caro." ¿Es sevillano
este texto o es, como el café, de importación? Sea como fuere, no nos negarán
que tiene toda la gracia del mundo.
Subir
Lunes 26:
Calores sin apagón
Algo bueno tiene el agua, cuando la bendicen, y algo bueno tiene
el calor, cuando lo elige la Patrona de Sevilla para salir a la calle. ¿Se
imaginan a la Virgen de los Reyes saliendo en su paso de palio de tumbilla en
una Sevilla de bufandas y parcas, de copas de cisco picón oliendo a alhucema en
vez de a nardos? Y la madre de la Virgen de los Reyes, Santa Ana, también elige
la calor para su fiesta, de casta familiar le viene a la Niña... No sé a qué
vienen tantas maldiciones del calor, cuando es lo clásico de Sevilla. Y más
cuando la ola de calor viene con tanta puntería, tanto esmero y tantos
miramientos como ésta que dicen que ya va para Carmona, porque si las tormentas
van para Carmona, para allá han de ir, para el solano de la Vega, las olas de
calor en retirada. Esta ola de calor ha tenido la delicadeza de llegar en fin de
semana, cuando están cerradas las oficinas, las tiendas, cuando en El Corte
Inglés hay cuatro gatos, cuando todo el mundo está o en La Higuerita o en
Chipiona. Ha parecido un golpe de calor como patrocinado a efectos de almanaque
por Sevillana-Endesa. Así, sin la actividad comercial, mercantil y hogareña de
los aires acondicionados a toda pastilla, porque media Sevilla estaba fuera,
hemos podido disfrutar de la calor sin el clásico apagón que la acompaña. Y como
no nos conformamos con nada, ha habido sevillanos que, en camiseta, sudando la
gota gorda, abanico en mano y sandia por delante, le han dicho a su mujer:
"Niña, ¿pues no que estoy echando de menos un apagón medio buenecito de
Sevillana con esta calor?"
Subir
Domingo 25:
Ventas y piquetas
"Las piquetas de los gallos/cavan buscando la aurora", dice el
verso de García Lorca, y las piquetas de Enrique Pavón el derribista o de Rafael
Arévalo, su competencia, cavan buscando Pegous. La Historia de Sevilla se
escribe a veces no con pluma, sino con una piqueta. Si las piquetas, como los
políticos retirados, escribieran sus memorias, tendríamos la mejor Historia de
Sevilla. Vamos, que ni los manuales de Morales Padrón o las divulgaciones de
José María de Mena. Ahora la piqueta ha llegado a la memoria de la Sevilla de
los primeros Seiscientos, de los comienzos del Polígono de San Pablo, del
proyecto del Canal Sevilla-Bonanza, del gobernador Utrera Molina y de los
inicios de Comisiones Obreras en la Hispano Aviación. Ha llegado a la Venta
Ruiz. La Venta Ruiz, en los 60 del siglo XX, fue el sitio de moda para ir a
almorzar los soleados domingos de invierno. "Vamos a tomarnos un arroz en la
Venta Ruiz", decían, y Palmera arriba iba el Seiscientos, el Seat 1200, el
Renault Dauphine o el Simca 1000, en una Sevilla que acababa allí, junto a la
gasolinera de Campsa. La Venta Ruiz era homóloga de otra de éxito de aquellos
días: la Venta de los Reyes, en la autopista de San Pablo, en los que fueron
terrenos de la huerta y recreo de El Algabeño. Ruiz y Reyes herederas, a su vez,
de las grandes ventas de la Exposición Iberoamericana, las que salían en las
coplas del Teatro del Duque, como la Venta de Eritaña o el Puesto de Fernando en
Guadaira, o como esa Real Venta de Pilín en Tablada, superviviente de una época
o de dos, cuya historia esperemos que nunca escriba la piqueta que pone
"hundido" en el juego de los barquitos de la memoria de Sevilla.
Subir
Sábado 24: Una
hermana de la Esperanza
En estos días de Velada de Santa Ana, la Esperanza de Triana
sabe colocarse en un lugar discreto en el arrabal y guarda. Las mujeres como
Ella tienen este tacto, esta sensibilidad femenina, de no querer figurar cuando
están hablando de su madre. Pero el azar de la vida y de la muerte ha colocado a
la Esperanza en lugar destacado en este año en la Velá en honor de su madre
Santa Ana. Ayer se murió una hermana de la Esperanza, que llevó el cordón de la
medalla de la cofradía y el nombre de la Virgen según Triana por toda España.
Quien entre hoy en la capilla de los Marineros podrá ver quizá un reflejo
distinto en las lágrimas del rostro moreno de la Esperanza. Habrá un poco de
noviembre, de misa por los hermanos difuntos, en este julio trianero de calores
y avellanas verdes en la calle Pureza. Veremos aquel balcón donde aquella
hermana se ponía en la madrugada, cuando iba a salir la Esperanza y el Caballo
iba ya por la Puerta de Triana entre clarines de Julio Vera. Veremos esta acera,
por donde llegaba con su medalla las mañanas de cola y Jueves Santo. Habrá un
hálito de tristeza. Las lenguas de doble filo han sido ya calladas por la
muerte. A la cofradía trianera de la Esperanza se le ha muerto una hermana.
La hija de aquel torero
que fue mucho, tanto, de la hermandad, de Antonio Ordóñez Araujo...
Subir
Viernes 23:
Trina como Estado
¿Qué tiene Maragall que no tenga el pregonero de la Velá? Y si
Maragall dice que Cataluña es un Estado, ¿por qué demonios no van los trianeros
a decir que ellos también? Que para Estado, Triana. Triana, de momento, tiene su
bandera, las que le ponen al puente. Tiene su himno, que es la Salve Marinera
según Triana que cantan los hermanos de la Esperanza y que es como una doble
forma de rezar la salve. Tiene hasta sus fuerzas armadas, que es el famoso
Guardia del Altozano: "Eso no se lo cree ni el guardia del Altozano", "¿Es que
tú me has tomado a mí por el guardia del Altozano?" Triana tiene sus fronteras
naturales y su territorio, reconocido por los tratados internacionales de los
cantes del Zurraque. Incluso un territorio que reivindica, como los palestinos,
que son Los Remedios. Por menos, otros se van a las Naciones Unidas para que se
les reconozcan sus derechos sobre esos territorios, lo que ocurre es que los
trianeros son muy liberales y tolerantes en cuestión de Los Remedios, con esa
franja de Gaza que va por Río Grande y por Mariscos Emilio de Gustavo Bacarisas.
Triana tiene historia propia, tiene sentimiento de pueblo sin Estado. ¿Que si
tiene sentimiento de pueblo sin Estado? Tú pon a un trianero en Los Bermejales,
verás tú lo que tarda en irse esta noche a la Velá y darse una vueltecita por la
calle donde estaba el corral donde vivían sus abuelos y nacieron sus padres, por
allá por Fabié o por la Cava. Así que vamos a dejarnos de cuentos, y cuando
Maragall se monte en el palo del envergue de la cucaña para coger la bandera
independentista, digamosle desde el puente que para Estados, Triana. Cantón
independiente, pero con gracia.
Subir
Jueves 22: No
te mires en el río
En Sevilla hay un arrabal y guarda, y en el arrabal una velada,
y en la velada una fiesta que en el río no se miraba... Podíamos escribir así,
en esta versión libre para la radio, los versos de la canción "No te mires en el
río". Parece que Triana le hace caso a Rafael de León y sigue al pie de la letra
sus versos cantados. Un año más, la velada del barrio marinero de Sevilla, que
es incluso el barrio más sevillano de Cádiz. Un año más, cante y fiesta en el
Hotel Triana, en la calle Pureza, por los Cuatro Cantillos, por la Cerca
Hermosa, por el arrabal todo, que llega por lo menos hasta Santa Cecilia, El
Tardón y El Turruñuelo. Que Triana es algo más que un barrio, otra cosa, lo
demuestra el hecho de que tiene sus propios barrios. Pero todo de espaldas al
río. El río está para que cuelguen el puente de banderitas gitanas y para que
los cernudianos torsos desnudos de los muchachos marineen por el seboso palo de
la cucaña para coger la bandera, la bandera que dice lo bonita que está Triana
cuando le ponen al puente etcétera. Si van por la calle Betis, por ese paseo
fluvial único en el mundo, por el primo sevillano del Lungotevere romano, y se
fijan en las casetas de la Velada, verán que las que dan al río son sus
trastiendas. La velada le da literalmente la espalda al río. El río es la
trastienda de la Velada. Se asoma por la tarde a sus aguas para ver la cucaña,
pero inmediatamente, a la hora de la verdad de la fiesta, Triana se mira y
contempla a sí misma. El río es, en todo caso, el espejo que le pone Triana a
Sevilla para que vea lo bonita que está cuando refleja su espalda.
Subir
Miércoles 21:
El espìritu del Sport
Le han pegado un multazo a uno de los dos antiguos bares que
desde la Plaza de América dan cara a los jardines de las Delicias Viejas,
convertidos en las delicias nuevas de los que llaman locales de copas. En ese
bar, por lo visto, se les iba la mano en lo de "reservado el derecho de
admisión". Derecho que se ejerce en muchos otros sitios, sin necesidad de
portero cachas o segurata como armario de dos puertas impidiendo la entrada.
Ejemplo: en el antiguo bar El Sport de la calle Tetuán no se reservaba la
admisión, pero sólo entraban los señoritos que tenían que entrar; la gente se
creía que era un club privado. Algo así, de exclusividad, queda en el José Luis
de la Plaza de Cuba. Allí no se reserva el derecho de admisión ni hay
portero-filtro, pero a ningún niñato de zapatones y zarcillo en la oreja se le
ocurre entrar; se va al bar de al lado, el que tiene pinta de taberna irlandesa.
Al bar de José Luis no le han tenido que poner nunca multazo alguno, ni se lo
pondrán. El porte de la clientela, su forma de saber estar, es el que echa para
atrás a los gamberros y a los niñatos, que si entran se sienten gallina en
corral ajeno y se van inmediatamente. Es la herencia del espíritu del Sport, que
habla del refinamiento de esta ciudad en la que quedan enclaves aún no
degradados ni envilecidos. Y quien dice José Luis dice el bar del Alfonso XIII.
Los que están allí en calzonas y chanclas, absolutamente impresentables, son los
propios clientes que se alojan con bono en el hotel, no el niñaterío de Sevilla,
al que ni se le pasa por la imaginación entrar.
Subir
Martes 20:
Romero Murube y el Sevilla
Las cosas de Sevilla son duales, Apolo y Dionisos, hasta en los
centenarios. Mire usted por dónde, dos cosas tan sevillanas como el Sevilla Club
de Fútbol y Joaquín Romero Murube tienen un siglo, y juntos lo cumplen. Lo que
pasa es que Romero Murube era tan sevillano que era bético. ¡Lo que hubieran
dado los sevillistas, en su centenario, por poder reproducir en su libro gordo
un artículo de Romero Murube que se titulara "Por qué soy sevillista"! Ese
artículo se titula "Por qué soy bético". Romero Murube era algo tan atípico como
un bético apolíneo en el dionisíaco culto de las trece barras. No era el Romero
Murube que nos pintan; el que ahora, a buenas horas, mangas verdes, toman como
ejemplo de la conciencia estética de la ciudad, cuando en su vida le hicieron ni
puñetero caso: "¡las cosas de Joaquín!". Romero Murube se parecía bastante al
escritor que nos ha descubierto en estas páginas Eva Díaz Pérez, en su perfecta
trilogía. Las tres partes de ese estudio, ampliadas e ilustradas, merecerían los
honores del libro. Sin ponerse moños, sin erigirse en defensora oficial de nada,
Eva Díaz Pérez está haciendo una importantísima labor de rescate de los
escritores sevillanos del siglo XX y, lo que es más importante, de las claves
culturales, sociales, económicas, políticas de la ciudad en la que escribieron
desde el olvido y la soledad, la de San Lorenzo en el caso de Joaquín. Frente a
tantos que poco menos que se inventan un logotipo para el centenario de Romero
Murube, en esos tres estudios hemos podido disfrutar de la más verdadera recuperación
de su obra y su figura.
Subir
Lunes 19:
Ibex 33 de cocina y baño
El patas arriba de las obras mayores suele ser muy comentado y
criticado. Ahí tienen todo El Salvador y medio Los Remedios patas arriba, vallas
y alambradas recién puestas en La Buhaira, San Fernando cortada. Son las obras
del Metro, las restauraciones, También se habla y se hacen las cuentas de las
grandes rehabilitaciones de edificios para poner, ¿el qué? ¿Pues qué va a ser?
Un hotel, que es la moda. Pero nos quedan las que tienen que estar empleando a
cientos y cientos de albañiles que todas las mañanas llegan desde los pueblos en
sus coches de cuadrilla y en sus furgonetas. Las que dan trabajo y dinero, mucho
dinero negro, a escayolistas, fontaneros, pintores, electricistas, carpinteros.
A los clásicos polveros, que ahora se llaman almacenes de materiales para la
construcción porque están en un polígono. Son las obras menores, las de la
licencia de Urbanismo para poner una cuba en la puerta de la calle. Las miles de
reformas de pisos antiguos, las renovaciones de chalés, las modernizaciones de
tiendas y oficinas. Cuenten la cantidad de cubas de obras que hay por Nervión,
por Los Remedios, por Reina Mercedes, y cubicarán que estas obras menores de
reforma deben de tener en su conjunto un volumen que casi las del metro. Nunca
se han reformado en Sevilla tantos cuartos de baño ni se han cambiado tantas
cocinas. Y esto sí que es un indicador de la bonanza económica, señor alcalde:
el Ibex 33 de la cocina nueva y el cuarto de baño completamente porcelanoso, con
yacuzi. Pregunte a don Manuel Marchena cuántas obras menores hay en marcha y
apúntelo para el próximo discurso sobre nuestra prosperidad.
Subir
Domingo 18:
Sánchez Perrier
Hasta los derribos para el ensanche de la Avenida en los años 60
del siglo pasado, una lápida colocada por la Real Academia de Bellas Artes
recordaba en la esquina de la antigua calle de Gradas con Federico Sánchez
Bedoya que allí había nacido el pintor Emilio Sánchez Perrier (1855-1907). Como
tantas lápidas dedicadas a sevillanos ilustres, tantos azulejos del nomenclator
de Olavide y tantas placas cerámicas de la altura de las aguas en una riada
histórica del Guadalquivir, con la piqueta desapareció recuerdo de Sánchez
Perrier y en su lugar colocaron el logotipo de la Caja Postal de Ahorros. Ahora,
a ese pintor nacido literalmente a la sombra de la Giralda, frente a la iglesia
del Sagrario, lo vemos revalorizado por la exposición de pintura andaluza del
siglo XIX del Museo Thyssen. Siempre hemos defendido que tras conocer la obra de
Corot en París, Sánchez Perrier fue el pintor adelantado a su tiempo que al
regreso a su tierra convirtió en Bosque de Barbizon los paisajes de Alcalá y de
Oromana, y a la orilla del Guadaira fueron García Rodríguez, Jiménez Aranda,
Rico Cejudo y toda la escuela del naturalismo regionalista sevillano. Alcalá de
Guadaira ya le ha dado a Sánchez Perrier el lugar que se merece en la historia
de la pintura local. Ahora falta que Sevilla haga esa revalorización que, hoy
por hoy, hace que digas "Sánchez Perrier" y la gente crea que no estás hablando
de un pintor valoradísimo fuera de España, sino de las oficinas de la Tesorería
de la Seguridad Social.
Subir
Sábado 17:
Alvarez Riestra
Suprimieron la Capitanía General de la Segunda Región Militar y
"desactivaron" la Región Aérea del Estrecho, como si fuera un artefacto asesino.
Menos mal que Sevilla sigue siendo capital de su propia región policial. E
incluso con perspectivas de centralizar aquí el mando de la región policial
granadina, en cuanto Sevilla es capital de la autonomía y sede de sus órganos
del poder legislativo y ejecutivo. Quieren que aquello de "una sola Andalucía"
rime con "un solo mando de Policía". A esta Jefatura Superior de Policía cuyo
territorio de responsabilidad llega de momento desde Algeciras hasta Ayamonte,
llega con mando definitivo el servidor de la Administración y de las libertades
constitucionales que lo desempeñaba interinamente desde la marcha de Antonio
Bertomeu a la seguridad de Renfe. El "Boletín Oficial" confirma en su cargo a
don Enrique Alvarez Riestra y desde aquí le enviamos nuestra felicitación y
nuestro apoyo. Que si los éxitos y logros de otros organismos de la
Administración interesan mucho a ellos con ellos, los éxitos y logros de la
Policía son ni más ni menos que la garantía de la propia libertad y seguridad de
todos los ciudadanos. (Y ciudadanas, para que se note que ya hemos hecho el
cursillo acelerado de gramática políticamente correcta).
Subir
Viernes 16: El
Salvador en los pueblos
Entre las muchas cosas que es Sevilla, desde la capital no nos
damos cuenta de una y principal: la ciudad es modelo a seguir y ejemplo a imitar
por los pueblos de su provincia. Sevilla se peatonaliza; los pueblos la imitan y
todos tienen ya su centro sin circulación. Sevilla se llena de hoteles con
encanto; en los pueblos, cada antigua fonda o posada se ha convertido en hotel
con encanto. Sevilla vive del turismo; los pueblos quieren vivir, y cada cual
organiza su Feria de la Tapa. Y Sevilla, aprovechando la restauración de El
Salvador, busca sus orígenes históricos y organiza un fregado arqueológico
bastante importante, ajondando, ajondando. Hasta que no lleguen a las antípodas
con los agujeros no van a parar; verá usted como salga un canguro igual que han
salido los cernícalos... Ya van por Roma, y dentro de nada llegarán a Tartesos.
Y encontrarán las cáscaras de las gambas a la plancha que Argantonio se tomaba
en La Alicantina de la época. Moda arqueológica sevillana que ya imitan en los
pueblos. Prepárense, que cada pueblo buscará sus raíces de turdetanos y
almorávides cuando tengan que quitar cuatro goteras en las cubiertas del iglesia
parroquial: de momento levantarán todo el suelo escarbando por la noche, de día
y por la mañana y después ya veremos. Es lo que ya está pasando en Sanlúcar la
Mayor. Aprovechando la restauración de la iglesia de San Eustaquio, van a imitar
lo de El Salvador y se van poner a hacer excavaciones arqueológicas para buscar
los antecedentes del primer asentamiento humano de la capital del Aljarafe.
Subir
Jueves 15: Un
hotel en el centro
Para volver a grabar una nueva versión del "Andaluces,
levantaos", aquel éxito de Los Cuarenta Principales de comienzos de la
transición, se reúnen Clavero, Escuredo y Rojas Marcos. Sí, es como el
"Cuéntame". Nos cuentan a Andalucía cómo le ha ido, le ha ido fatal, que ha
conocido lo ya sabido, lo de Maragall. Pero no vamos al qué sino al dónde. Salen
los tres, más Pimentel (que pasaba por allí), retratados en un escenario de
copla de Rafael de León: "de Sevilla un patio salpicao de flores y una fuente
enmedio con un surtidor". No dicen las informaciones dónde es ese patio. Las más
precisas señalan que es "un hotel en el centro de Sevilla". Pues anda que no hay
hoteles en el centro de Sevilla, ni "céntricos restaurantes" en Sevilla...
Señor, qué costumbre más fea tenemos en el periodismo sevillano de las
hispalenses gacetas: no decir dónde se celebran las cosas. Con lo que en las
clásicas uves dobles de la teoría de la información nos quedamos siempre sin
saber el dónde. ¿En qué hotel se han reunido los padres de la autonomía para
preparar la boda de la niña con la necesaria alternancia política? El sitio no
es anecdótico. Si se han reunido en el Hotel Inglaterra, vía Manolo Otero Luna
ha sido en territorio Clavero Arévalo. Si en el Hotel La Rábida, vía calle
Castelar ha sido en territorio Rojas Marcos... La contradicción informativa es
que publicamos páginas y más páginas hablando de los hoteles como la primera
industria sevillana, y una vez que ocurre algo en uno de ellos nos quedamos sin
saber cuál ha sido. ¿Será por hoteles?
Subir
Miércoles 14:
Villapanés y López Pintado
Recordando el Moguer de su infancia, escribió Juan Ramón
Jiménez: "Cada casa era palacio y catedral cada templo". Cuando algún niño que
ahora estudia Eso (o lo otro) sea un futuro Juan Ramón y evoque esta Sevilla de
su infancia, escribirá: "Cada casa-palacio era hotel y restauración cada
templo". Menos la Casa de Pilatos, la Casa de las Dueñas y la Casa de la Condesa
de Lebrija, todas las restantes corren no el riesgo, sino la ventura, de ser
convertidas en hoteles. Sevilla se nos va a llenar, se nos está llenando ya, de
pequeños y refinados Danielis, cien delicados gramos de Hotel Alfonso XIII.
Hoteles de historia y lujo en marcha en la antigua Escuela Francesa de Abades,
en la vieja casa de Andrés Moro el anticuario de Argote de Molina-Segovias y
ahora en la Casa de Villapanés. Desde allí el viejo marqués salía en pijama para
recorrer la Sevilla nocturna. Villapanés y su pijama: un personaje que se les
fue vivo a todos los novelistas. Allí, en el futuro hotel, estarán pronto los
pijamas de los huéspedes, en honor del pijama de Villapanés. Casa importante,
cuyo solo apeadero es mejor que muchos edificios históricos de Europa. Casa que
se labró en el siglo XVIII el almirante López Pintado y que pasó luego a los
marqueses de Villapanés y de Torreblanca del Aljarafe. Almirante al que, por
cierto, dejó sin plaza junto a su casa la moda lamentable del nomenclator
capillitón. A López Pintado le quitaron su plaza y se la pusieron al Cristo de
una cofradía que no existía cuando el almirante se hizo allí la casa. A López
Pintado lo mandaron al callejero americanista de La Cartuja, donde ahora está,
sin casa de Villapanés al lado, sin futuro hotel y sin nada.
Subir
Martes 13:
Sombras de Casa Guardiola
Topicazo al uso: el hombre es el único animal que tropieza dos
veces en la misma piedra. Añadan una variante sevillana al tópico: las obras del
Metro son las únicas que tropiezan dos veces en las mismas piedras de los
sillares de los cimientos de los edificios. Hablas con los vecinos de la calle
San Fernando (los que viven por el lado de la refinada tienda de Agua de
Sevilla, no por la otra esquina del restaurante Oriza), y te cuentan que parece
que está planeando otra vez la sombra de Casa Guardiola y de La Equitativa. Ya
saben, aquello de la otra vez del agujero del Metro en la Puerta Jerez, cuando
se abrió La Equitativa como la torre de San Isidoro en el terremoto de 1755 y
cuando a los agrietados vanos de la fachada de Casa Guardiola les tuvieron que
poner más testigos que al caso Arny. Sin que podamos confirmarlo por nuestra
parte (que rigurosos informadores tiene la ciencia periodística que lo sabrán
demostrar), esos vecinos de la calle San Fernando aseguran que las obras del
metro se les han metido en los propios cimientos de sus casas, y temen que el
tenguerengue se las deje como antaño la de Guardiola, pero sin reloj de sol en
la fachada con la paleta de pintor de Andrés Parladé, aquel Conde de Aguiar al
que le dio por pintar perros y por hacerse una casa en la Puerta Jerez. Hablan
esos vecinos incluso de obras presuntamente paralizadas ante el posible
estropicio. No sabemos si será tanto. Aunque sería bonito, y muy castizo: en la
ciudad tradicional, las clásicas casas agrietadas por las típicas obras del
Metro.
Subir
Lunes 12:
Perros de usar y tirar
Esto es un apunte de domingo de verano, con un soñoliento fondo
de chicharras, Sevilla vacía. Por estar vacíos, ayer a mediodía lo estaban hasta
los puentes y caminos que van hacia el A.A., el Adosado Aljarafe. A la noche
sería ella, esas dos horas y media que se tardan en volver desde Matalascañas,
esas tres horas desde Punta Umbría o Isla Cristina. El centro de la ciudad,
vacío. Hasta los mercadillos dominicales. Apenas nadie en los sellos de la plaza
del Cabildo. Y en la plaza de la Alfalfa, donde nació El Espartero, donde nació
El Espartero, los mismos perros y pájaros y animales domingueros. La plaza de la
venta de las especies protegidas, que quita el sueño al Seprona de la Guardia
Civil. Y la plaza de la compra compulsiva de perritos como el del anuncio del
papel higiénico, de patitos de dibujos animados. Las madres compran esos
animales a los niños como si fueran un juguete y luego los abandonan. Ahora
mismo, nadie sabe la cantidad de perros que han abandonado o piensan abandonar
en Sevilla los que se van de vacaciones. Se mete en el hospital al abuelo y se
echa a la calle al perro y no hay problema: se van todos tan ricamente a la
playa. Dicen las protectoras de animales que en estos días se abandonan en
España doscientos mil perros. ¿Cuántos perros se abandonarán en Sevilla? Pues
probablemente gran parte de los que las madres, un domingo como ayer, les
compraron a los niños en La Alfalfa, compulsivamente, porque querían tener un
juguete vivo como el de la tele. Sin saber que son perros de nuestra cruel
civilización: perros de usar y tirar.
Subir
Domingo 11:
Nuevas esencias
A rey muerto, rey puesto. Cerró en la plaza del
Salvador esquina al callejón de Oropesa la perfumería de Juanito, La Casa de las
Esencias. Cómo estará Sevilla cuando no quiere trigo y cuando cierra la casa de
las esencias. Hay quienes sostienen que la casa de las esencias cerró mucho
antes que Juanito su tienda del Salvador. Pero abren otras casas de esencias,
nuevas esencias de la ciudad, que hay que oler como el perfume de nuestro
tiempo. Verbigracia de la calle Santa María de Gracia, esa tienda de perfumes y
esencias que han abierto en el viejo edificio del Palacio Central. ¿Han visto lo
bien que ha quedado ese viejo edificio? Es una pena que el Ayuntamiento no haga
la propaganda de estas cosas, de cómo la política urbanística está propiciando
que la iniciativa privada restaure y devuelva a la vida ciudadana estos
edificios que marcan el ambiente de lo que solemos llamar Sevilla. Les
recomendamos que miren ese edificio desde la calle O´Donnell. Parece como
veneciano, como florentino, legado de una ciudad refinada y avanzada, en la que
no todo lo que se construía era casticismo del ladrillito, el azulejito y la
rejita. Y entren, que verán cien gramos de Torre Eiffel en la armadura de la
cúpula, montera que le decimos aquí. Allí nos habla la memoria de la ciudad.
Destapa las esencias en su nuevo tarro. Allí estuvo el Palacio Central de la
sesión vermú y de "Escuela de sirenas". Pero allí, antes, estuvo el Kursaal en
la Sevilla de la Exposición Iberoamericana, donde todos los poetas del grupo
Mediodía se gastaban en tangos y pipermines el dinero que no tenían y donde se
refugiaron los últimos recuelos flamencos del derribado Café de Novedades, el
que estaba en La Campana donde ahora el puesto de Curro el de los periódicos.
Subir
Sábado 10: Un
sevillano en Pamplona
Lo
citaba ayer un discípulo nuestro que escribía sobre San Fermín. Pero lo
citaba mal. Por el mote, como Miguel Criado, cuando todos sabemos que se estaba
refiriendo a El Potra. La gente del toro decía con guasa en Sevilla que Criado
era el mote que le tenían puesto en Pamplona a Miguel el Potra. Los que fuimos
sus amigos lo recordamos en estas horas de encierros en la Pamplona de su
magisterio taurino y humano. El Potra veía en el campo y compraba para la Casa
de Misericordia todos esos toros que recorren la calle de la Estafeta y los
televisores y los transistores cuando en estos días de julio dan las señales
horarias y el chupinazo de las ocho de la mañana. Se nota que este año es el
primer San Fermín al que falta El Potra. Con Criado en Pamplona la corrida de
don Alvaro (no hay que decir apellido) hubiera bajado completa por la Cuesta de
Santo Domingo, y no con cinco toros por remendar. No sabía la gente que la Feria
del Toro, nombre que él le puso, se hacía no según el gusto de Pamplona, sino
según la suprema norma taurina, que naturalmente es de Sevilla, ¿de dónde va a
ser? Guardaron los mozos de las peñas un minuto de silencio por un corredor
muerto el año pasado en el encierro de la corrida de Cebada Gago que había
reseñado en el campo el ahijado de Juan Belmonte, el veedor pamplonés Criado, el
sevillano profesor Potra, catedrático de Gramática Parda de la Universidad de la
Puerta del Arenal. Mientras las peñas de Pamplona guardaban ese minuto de
silencio, algunos amigos le rezamos a su Virgen de la Esperanza una salve
macarena por el cristianísimo Potra.
Subir
Viernes 9:
Bonobús para Córdoba
El Ave une a Sevilla con Madrid y viceversa. Y desune a Sevilla
con Córdoba y viceversa. Aunque están a cuarenta minutos, nunca se encontraron
más lejos Sevilla y Córdoba que con el Ave. Si yo fuese cordobés, me indignaría
que hubiese trenes que pasaran por la estación de mi ciudad como las balas,
derechitos de Sevilla a Madrid y de Madrid a Sevilla, sin tener a bien hacer por
lo menos una paradita para que se suba el personal. Por el contrario, no hay
Aves que lleguen solamente hasta Córdoba y se queden allí, para desprecio de
Sevilla. Aunque Alvarez Cascos tuvo una mujer cordobesa, no remedió esta
situación durante su mandato en el Ministerio de Fomento. Ni atendió a la vieja
reclamación de viajeros frecuentes y habituales entre Sevilla y Córdoba, que
piden con toda razón trenes-lanzadera entre ambas ciudades y abonos de
temporada. Ni más ni menos que lo tienen hace mucho tiempo Puertollano y Ciudad
Real, por logro quizá de Bono. Parece que ahora ya todo tiene fecha, tanto las
lanzaderas sevillano-cordobesas como el bonobús del Ave por el que suspiraban
tantos profesores, tantos estudiantes, tantos médicos, tantos profesionales que
viven en Sevilla y trabajan en Córdoba o a la inversa. Cuando se lleve a cabo
cuanto ha prometido Lady Magdalena la del helicóptero podremos decir que el Ave
une a Sevilla con Córdoba en lugar de perpetuar el nexo entre el viejo
centralismo burocrático madrileño y el nuevo centralismo autonómico sevillano.
Subir
Jueves 8:
Trabajar en Sevilla
Lo mismo electrifican una vega entera en Perú y ponen en regadío
medio antiguo virreinato español que introducen un sistema de orientación por
satélite para la Policía de Singapur o que perforan un sistema de pozos en un
desierto de Arabia Saudí. Hablamos de ese Ministerio de Tecnología Avanzada o de
Asuntos Exteriores de Sevilla que se llama Abengoa. Podríamos ponerle un título
que suena a ONG: Ingenieros sin Fronteras. Y desde Sevilla. Y con acento
sevillano. La otra cara de la moneda de la ciudad anclada en el pasado, sin
capacidad de iniciativa empresarial, sin empuje, encerrada en sí misma.
Desgraciadamente, es más conocida la Sevilla de los tópicos que la Sevilla de
estas nuevas tecnologías de Abengoa. Su baranda, Javier Benjumea Llorente, es lo
más opuesto al tópico del señorito andaluz: ni engancha cinco caballos en su
carruaje por Feria, ni pone caseta, ni tiene casa en el Rocío, ni va con el
sombrero de ala ancha a los toros, ni es hermano mayor de una cofradía, ni
protege artistas flamencos. De señoritos así necesitábamos docena o docena y
media, que entonces esto iba a ser lo que muchos sueñan. Empresarios, no
negociantes; creadores de riqueza, no virtuosos del pelotazo. Que desmienten con
sus empresas el tópico de "en Sevilla hay que morir". No, en Sevilla no hay que
morir: lo que hay es que doblarla, trabajar y dejarse de tanta fiesta. Aunque
parco en palabras y largo en obras (y contratas), Javier Benjumea ha insistido
en esta linea: "No es cierto que aquí en Sevilla no se pueda trabajar bien, como
se dice, aunque hay que mejorar muchas cosas".
Subir
Miércoles 7:
Vega Inclán en las Gradas
En las Gradas de la Catedral, entre la puerta de la parroquia
del Sagrario y la Punta del Diamante, un cajón de obras. Pero un cajón de
verdad, de madera buena, buena, buena. Dentro del cajón están haciendo unas
catas. No, si aquí entre el Salvador y el Metro se están haciendo más catas que
en todas las bodegas de Rioja y Jerez juntas. La cata de las Gradas es relativa
al pavimento en sí. Mira que si se ponen a salir muertos como en el Salvador...
Pues no. Los que han salido han sido ladrillos, ladrillos finísimos. Antes que
cubiertas con losas de Tarifa, las Gradas fueron enladilladas. Como la calle
Enladrillada. O como las enladrilladas calles que con esa misma labor de las
piezas puestas en cola de pez que, inspirándose en obras de los antiguos
alarifes, diseñó para el barrio de Santa Cruz el marqués de Vega Inclán, un
personaje importantísimo para la imagen de Sevilla, cuya figura bien valdría un
rescate histórico. Vega Inclán fue conservador del Alcázar con el Rey Don
Alfonso XIII y el inventor de la imagen folklórica y tópica del barrio de Santa
Cruz previo a la Exposición Iberoamericana. Vega Inclán es el gran escenógrafo
de la Sevilla turística. Y conociendo los temas a fondo, y sabiendo cuáles eran
las tradiciones. La cata del Sagrario nos demuestra que las Gradas estaban antes
de las losas de Tarifa enladrilladas exactamente igual que Vega Inclán puso el
Callejón del Agua o la calle de la Pimienta.
Subir
Martes 6:
Cultura mendicante
Los unos piden que el Ayuntamiento le haga la competencia
ilícita a las entidades de crédito, al Monte y a la Caja, a Braulio Medel y a
Miguel Castillejo, y que se dedique a financiar con nuestro dinero la
experiencia de la itinerante ópera "Carmen" en la calle, algo así como ir a ver
los escaparates en la víspera del Corpus, pero con música de Bizet. Experiencia
que aún no sabemos si va a salir con barbas de San Antón o con azules de
Purísima Concepción. Y la otra, que quiere organizar ella por su cuenta la
Bienal de Arte Contemporáneo para divertirse y salir retratada, pues quiere que
se le pague de los dineros del común el medio millón de euros (83 millones de
pesetas de nada) que necesita todavía para redondear la faena de que las
entidades públicas y los patrocinadores le paguen sus privados caprichos. Cuando
leemos todas estas noticias de la mendicidad cultural que pone la mano ante lo
público ("una limosnita para una obra de arte, por caridad"), cada vez nos
gustan más los toros. En esta sociedad subvencionada donde no hay espectáculo
sin cargo a los presupuestos, ni actividad cultural sin patrocinio público o
patronazgo de fundación privada, lo único que se celebra sin ningún cable de
dinero ajeno son las corridas de toros. O la Semana Santa. Por la misma razón
que unos piden dinero para hacer su ópera y la otra para hacer su Bienal, las
cofradías podían pedir dinero público para sacar los pasos a la calle. Y eso
pasó a la historia. Las subvenciones a las cofradías eran de la dictadura. En la
democracia y la sociedad de libre mercado, las cofradías no dependen de la
subvención. Como no debería depender de la subvención tanta cultura mendicante.
Subir
Lunes 5:
Sevillano, jerezano, gaditano
Los correos electrónicos de las
oficinas son como antes las barras de las tabernas para los chistes del Bizco
Pardal. Van y vienen "emilios" con chistes de toda clase. Y últimamente están
circulando unos textos sobre el gaditano y el jerezano. Descripciones
humorísticas del personaje tipo de cada ciudad. Unos ejemplos lo que se
intercambia sobre el gaditano: "El gaditano no va rápido: va a carajo sacao. El
gaditano no se va de un lugar: se pira. El gaditano no duerme: se queda sobao.
El gaditano no se ríe a carcajadas: se descojona. El gaditano no te dice que
estás equivocado: te dice "te quié í yaaaa..." El gaditano para decir que sí, no
niega dos veces; niega tres: "¡no ni ná!"..." El jerezano también tiene su
descripción en términos del habla local: "El jerezano no dice hola: te dice ¡que
pazaa quiyo! El jerezano no se cae: ze metunahoztia de quince pareh cojone.El
jerezano no es que no entienda: eh que nozantero porque tu notehplicabien, quiyo.
El jerezano no te da la espalda: te dice, "quiyo quemedehje"... Nos extraña que
no esté ya de ordenador en ordenador el breviario del sevillano. Por si alguien
se quiere tomar el trabajo de continuarlo y de buzonearlo luego
electrónicamente, éste puede ser el comienzo: "El sevillano no es que le guste
Sevilla, es que muere por Sevilla. El sevillano no es que le guste la Semana
Santa, es que la coge por punta. El sevillano no es que sea sevillista, es que
es más sevillista que el escudo. El sevillano no es que sea bético, es que es
bético, currista y macareno, casi ná..." (Ea, pues ahí lo tienen; ahora que hay
menos trabajo en la oficina lo pueden rematar en dos mañanas y habrá miles de
correos electrónicos dispuestos no a reírse, sino a tirarse...)
Subir
Domingo 4:
Tres años de apagones
Nunca hay nada nuevo bajo el sol de Sevilla. Nos creemos que
esto de los apagones ha sido la Noticia de 2004 y hace ya tres años, en 2001,
estábamos en las mismas. Las hemerotecas tienen que echar humo de noticias así,
pero antiguas. Ordenando papeles, nos encontramos con "La Ese 30" que publicamos
en este mismo sitio el 9 de julio de 2001. Se titulaba "Apagones del milenio".
Decíamos, entre otras cosas: "Le llaman algo así como el síndrome de California,
cuando de verdad el gordo, gordo, lo que se dice gordo, fue el de Nueva York.
Nos referimos al apagón. Al temor por los apagones, que se incorpora al catálogo
de horrores del milenio que nos pueden aguardar en verano. (...) Sevillana de
Electricidad, como es su obligación, ha tranquilizado al personal abonado, y ha
dicho que la tormenta de los apagones va para calmona, para Cataluña y el
Levante. Pero no estaría de más que una de esas mesas de seguridad y protección
civil tan habituales se reuniera en el Ayuntamiento, en la Delegación Chachi del
Gobierno o en la Delegación del Gobierno del Señorito Chaves, donde fuera, para
revisar cómo están los sistemas de emergencia ante apagones gordos en los
hospitales, en la red de semáforos, en las grandes superficies comerciales. Y
que al igual que Sevillana ha dicho que tranquilos, nos dieran seguridad con
datos en la mano. Los riesgos de apagones no son como para que los sevillanos
nos quedamos, como en tantas cosas, a dos velas. Ante la psicosis no cabe el
apaga y vámonos todos de veraneo a Matalascañas." Como ven, lo que tenía que
pasar pasó y no es que estemos igual que hace tres años: estamos peor.
Subir
Sábado 3: La
luz de los veinte duros
De los apagones podría escribirse un libro. Bueno, parte de ese
libro ya está en las páginas que tiene usted entre las manos, de los presentes y
anteriores días de la anual maldición de esta ola de calor que es ya tan
tradicional del verano como la Velá de Santa Ana, las novilladas nocturnas sin
picadores o los nardos de la procesión de la Virgen de los Reyes. Y dentro de
ese libro de los apagones, podría hacerse una antología de humor popular
sevillano, La vieja norma del mal tiempo y la buena cara se repite con la enorme
capacidad de gracia. El sevillano a todo le saca la punta. Hasta a las puntas de
consumo de energía que han producido los apagones. Y de esa antología de todo lo
que hemos oído en la calle, quizá lo mejor haya lo de la electricidad que ha
anunciado Sevillana que ha importado urgentemente desde Marruecos para asegurar
el suministro en esos Alpes o Aconcaguas que han sido las puntas de consumo en
los gráficos estadísticos. Tras enterarse de la procedencia marroquí de lo que
para nosotros los programas es simplemente la luz que hay o que no hay, le hemos
oído decir a un sevillano en la tradición de la guasa: "¿Pero cómo no va a haber
apagones, si han traído la luz de los moros? ¿Tú no ves que eso de la
electricidad de los moros tiene que ser una cosa como la luz de la tienda de los
veinte duros, lo peor que se despacha en clase de luz?"
Subir
Viernes 2: Las
cosas de Javier
En su información sobre la cesión del Hospital Militar a la
Junta para su utilización civil por el SAS, Ignacio Díaz Pérez pone las cosas en
su punto, yendo a las fuentes y preguntando a los que saben. Lo que algunas
veces hemos comentado aquí en memoria del médico sevillano asesinado por el
Comanda Andalucía de la ETA, que el Hospital se siga llamando Vigil de Quiñones
y que no lleve el nombre de Antonio Muñoz Cariñanos como una vez anunció el PP a
bombo y platillo, tiene sus razones. En los archivos del Ministerio de Defensa
no consta nada de eso. Oficialmente, ningún Consejo de Ministros lo aprobó.
Trillo no dejó escrito eso de "Hospital Muñoz Cariñanos" en parte ninguna. Y
menos donde debía, que era el "Boletín Oficial del Estado", que para eso está.
Así que en la operación de cesión, se siguen llamando a las cosas por su nombre
y al Hospital Militar por el suyo de Vigil de Quiñones, en memoria del médico
militar que fue el héroe de Baler, para lo que basta ver en el cine de barrio la
película de "Los últimos de Filipinas" con su hermosa habanera del "Yo te diré".
Eso, eso, yo te diré la razón por la que Antonio Muñoz Cariñanos se ha quedado
sin el memorial civil en forma de hospital: por las cosas de Javier. Estas son
las famosas cosas de Javier, que como dice Carlos Herrera, pasa por la calle
Sierpes entrando por la plaza de San Francisco y cuando llega a la altura de la
antigua Casa Calvillo ya ha quedado con setecientos para cenar y con mil
doscientos para almorzar. Y luego, claro, como Muñoz Cariñanos: ni comida, ni
hombre de hospital ni nada. Eso: las cosas de Javier.
Subir
Jueves 1:
Modernización a toda vela
Instalados en la modernidad y sin salir de ella, tomamos el
tranvía de la Puerta Real y volvemos a la Sevilla de los abuelos: a los apagones
de luz y las restricciones de fluido. Me encantan estos apagones. Son de
Patrimonio Histórico Artístico, de la Sevilla Eterna. Las lágrimas de San Pedro
en versión de kilovatios: el lote de llorar que se pega San Pedro al ver que con
la luz cortada se le han estropeado todos los congelados de la nevera, que la
tenía llenita, porque con la paga recién cobrada fue a Carrefour y se hartó de
comprar findus. Sevilla antigua de apagones, con el cuplé de Juanita Reina
sonando por los corrales en el disco del oyente de Radio Sevilla: "A la vela, a
la vela, a la vé, Jerez y Sanlúcar, esto sí que es canela y azúcar." Canela y
azúcar de las velas encendidas. De aquellas velas que cubrían los patios y las
calles y a las que ahora llaman toldos para que rime con Leopoldo, al currito
dale al botoncito de encender la vela cuando nos quedamos a dos velas sin el
aire acondicionado que funcione, con los ordenadores caídos, los ascensores con
la gente dentro atrapada y los coches sin poder salir del aparcamiento, porque
sin luz no hay quien abra la puerta automática. Me encanta esta nostalgia con
velas. Velas de la cerería del Salvador alumbrando la innovación de la segunda
modernización. Un símbolo cruel de la segunda modernización. La segunda
modernización, como ven, va a toda vela: ¿dónde habrá puesto esta mujer las
velas, que cada vez que se va la luz no hay quien las encuentre?
Subir
INDICE DE ANTERIORES TEXTOS DE ABEL INFANZON "LA ESE
30"
Biografía de Antonio Burgos
Subir

|