QUERIDA Vane:
perdona que te escriba en papel, no es nada moderno,
pero no quiero dejar de cumplir lo que te prometí el
último día de cole, contarte cómo me estaba pasando las
vacas. No tengo aquí internet, no puedo entrar por el
messenger ni ponerte un email. Estos ingleses son unos
antiguos, con tanta Monarquía, con razón papá los ha
puesto en su sitio a ellos y al tonto de Blair, el de
las Azores.
Te diré que estoy en Inglaterra, haciendo
el curso que te dije. Hace un poquito de frío, pero ya
se me quitará, porque en cuanto termine me voy con papá
y mamá a La Mareta. Una lata. Allí no hay niños guapos
ni nada, nada más que escoltas, porque papá tiene
algunos escoltas que son para chuparse los dedos, Vane,
qué cuerpazos. Con razón papá dice que son los cuerpos
de seguridad del Estado. ¡Cómo están los cuerpos de
seguridad del Estado, qué bombonazos de cuerpos! Aunque
le temo ir a La Mareta, porque, ¿te acuerdas de los
kilos que te dije que había perdido? Pues seguro que los
pongo. Porque como a mamá no le gusta la comida que nos
servían allí, ya sabes, la de los Reyes, cosas tontas de
los restaurantes, este año papá ha dicho que, nada, que
nos llevamos a los cocineros y a los camareros de La
Moncloa. Y como nos ponen unas cosas tan ricas, estoy
viendo, Vane, que voy a poner los kilos que no debo, y
luego, cuando vaya contigo, van a preguntarte los chicos
que quién es la gordita, y por ahí no paso.
De aquí, del curso, todavía puedo
contarte poco, pero me llevaría tres días escribiéndote
del viaje. Fue maravilloso. Papá mandó pedir un Falcon,
ya sabes, un avión suyo precioso, taco chulo, que tiene
papá para él solo. Como sabes, papá no es igual que el
resto de los mortales, como dice Sevilla, uno que
trabaja con él de ministro, y por eso nosotros hacemos
estos viajes tan especiales de protocolo. El avión tiene
de todo, no veas qué barra libre, a Juanma le
encantaría. Lo malo es que no tiene azafatos guapos,
como los de Iberia, sino todo personal del gabinete de
papá, más bien feítos.
Cuando llegamos, nos esperaban en el
aeropuerto unos coches de la embajada de papá. A traerme
al curso vinieron mis padres, mi hermana chica Alba,
abuela y varios señores de los que trabajan con papá y
le preparan las cosas tan bonitas que dice en el
telediario, yo es que chiflo cuando dice lo de paz, y
cuando se mete con los fachas que estaban aquí antes, y
que eran tan sosos que ni se venían a Londres en el
avión de papá ni nada, Vane, no sé cómo tus padres votan
a esos fachas, con lo bien que está poniéndolo todo
papá, y ya verás cuando consiga la paz, la de elecciones
que vamos a ganar.
Bueno, lo que te iba contando, que
dormimos en la embajada de papá, que es como el palacio
de Sissi emperatriz, aunque a mamá no le gustó nada,
dijo que era muy antigua y que si por ella fuera, lo
cambiaría todo en plan moderno, y haría una piscina
climatizada, como lo puso todo divino el año pasado
cuando hizo las obras en La Mareta. Y de la embajada,
antes de que me trajeran a este horror de cole del curso
de inglés, fuimos a las rebajas. Una divinidad. Venían
con nosotros los que trabajan para papá, y fue
maravilloso, no tuvimos ninguna bulla en Harrod´s para
acercarnos al montón de bañadores rebajados, me compré
un par de ellos, monísimos, ya los verás. Y luego vimos
un Zara, como en Madrid, y nos metimos, y no veas la
cantidad de fotos que las chicas de allí se hicieron con
papá, y el precio tan bueno que le hicieron para unas
chancletas que se compró.
Bueno, Vane, te dejo, porque viene Miss
Harlington, que es mi tutora, y tengo que repasar los
verbos regulares. Es lo único regular de este verano, el
horror de los verbos ingleses. Lo demás, todo es de
cine, gracias a que papá echó a los fachas y ahora es el
presi. Millones de besazos de tu amiga, Laura Rodríguez
Espinosa.