De que Montilla, degenerando, degenerando, como el banderillero de Belmonte que llegó a gobernador, ande presumiendo de presidencia de la Generalidad catalana tienen la culpa, por partes iguales, Franco, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir y Sevillana de Electricidad. Lo de Franco no tiene mayor novedad. Ahora, de todo, con la Memoria Histórica y con el Talante, una de dos: o tiene la culpa Franco o tiene la culpa el PP, nombrado albaceas del franquismo. Lo de la Confederación Hidrográfica y Sevillana de Electricidad sí es más novedoso: si Franco no hubiera inaugurado en Iznájar el pantano que hizo la Confederación para que Sevillana tuviera una central hidroeléctrica gordita, y las aguas del embalse no hubieran inundado la aldea de El Remolino, donde vivía, la familia de Montilla no se habría ido nunca a Barcelona. Ya bastante tardecito, por cierto. en 1966. En 1966, los que de verdad estaban pasando las fatiguitas negras en sus pueblos se habían ido ya a comer caliente en Cataluña lo menos diez o quince años antes.
Si no existiera el pantano de Iznájar, pues, no existiría Montilla como candidato a la Generalidad. Montilla sería, en el mejor de los casos, uno de Iznájar llegado a baranda de la Junta o a mindundi de Consejería. Que es de lo que de verdad tiene pinta. Estamos en la degeneración de Espronceda: los presidentes de autonomía tienen pinta de consejeros de la Junta y los consejeros de la Junta, de concejales de Santiponce. Junta y Generalidad que tienen el vaso comunicante del taxi de Barcelona. Raro es el pueblo andaluz donde este verano no haya exclamado alguien, al ver un coche pintado de negro y amarillo, como antes los taxis de Sevilla:
-- ¡Mira, un taxi de Barcelona!
Sorpresa perfectamente catalogada al instante:
-- Sí, es el taxi de Pepito, el nieto de Isidro el Cuatropolvos, que se fueron a Barcelona y ahora está de taxista...
Pepito el de Cuatropolvos es ahora en Barcelona "Josep Martínez i López". ¡Qué pena, pena! Le pasa como al otro Pepito, como a Josep Montilla. Que en Barcelona lo acusan de charnego y en Iznájar le gritan: "Catalán, vuelve a tu tierra". La emigración siempre es una desgracia, oposiciones a la esquizofrenia. Nunca está mejor el árbol que en tierra donde se cría, y el taxi de Barcelona que ha habido en cada pueblo andaluz este verano es como una planta sin raíces, trasplantada a deshora, que difícilmente agarra. Lo que ocurre es que igual que Pepito el de Cuatropolvos hace el paripé de catalán poniéndose el "i" entre sus dos apellidos, Montilla también hace el paripé de andaluz, dando pregones, ¡adiós, Rodríguez i Buzón! Pero hasta ahora que le interesa el voto charnego nunca se le ocurrió volver a Iznájar en su taxi de Barcelona. ¡Menudo taxi, por cierto, con Estatuto separatista y toda la jarca!