LA Historia es
siempre una película que vuelven a proyectar con
guión cambiado. Tras la guerra civil, los cautivos y
derrotados soldados del Ejército republicano fueron
confinados en campos de concentración de Francia.
Los más duros e inhumanos carceleros de aquellos
como presidios medievales de alambradas y arena de
la playa eran los soldados senegaleses del Ejército
francés. Cambio de guión en la película. Ahora los
españoles somos los humanísimos protectores de los
nietos de los crueles senegaleses que les hicieron
pasar las duquelas negras (vamos, las duquelas
subsaharianas) a los rojos en Argelés o Saint
Cyprien.
Recordado lo cual, porque a memoria
histórica no hay quien me gane, supongo que los
nietos de los carceleros senegaleses de Argelés
tienen sobre España la misma idea que Manuel Chaves
acerca del Líbano. Me tiraba de risa antier noche,
cuando Jaime González divulgaba en La Espuela de
Radio Intereconomía lo que en la recién estrenada
Telezapatero dice Chaves acerca de la presencia del
Tercio de Armada (y de la que se va a armar) en El
Líbano. Sostiene Chaves que estamos en El Líbano
porque El Líbano es un país mediterráneo, y como
España está a orillas en el Mediterráneo...¡la
gallina!
Los senegaleses de los cayucos dirán
como Chaves: que como Senegal es un país atlántico y
España también, no tienen más remedio que venir. En
un París-Dakar en contramano: un Dakar-Canarias. Y
con una capacidad operativa tan sorprendente y
efectiva, que me río yo del JEMAD, del AJEMA, del
JEME, del JIJÍ y del JAJÁ. Ruégoles consideren la
comparación que les ofrezco.
Para poner 500 infantes de Marina,
500, en la playa de Tiro, España ha necesitado,
apunta, nene: una comisión de inspección previa del
terreno, con treinta tíos de Estado Mayor con
setenta ordenadores portátiles; la avanzadilla de
una compañía de operaciones especiales en plan de
comité de recepción; los buques de transporte
«Pizarro» y «Galicia»; el buque de desembarco
«Patiño» y la fragata «Almirante Juan de Borbón» (q.s.G.g.).
Todo para 500 soldados. Sin tanta tontería, 500
senegaleses los meten en Canarias los nuevos
negreros de Dakar en un plis, plas, en tres cuyucos
y en medio día. ¿Cuánto hubiéramos necesitado
nosotros para llevar 25.000 soldados a ese Líbano
que, como El Rocío de Carmen Calvo, es según Chaves
«la explosión de luz del Mediterráneo»? Calculen.
Pues 25.000 africanos, a cayuco pelado, sin darle la
menor importancia al operativo, en un prodigio de
logística, son los que ya llevan metidos en Canarias
en lo que va de año los traficantes negreros de las
mafias de Dakar. En cayucos de mala muerte, y nunca
mejor dicho. Como el que fue a Lepe y vio que las
calles estaban vacías porque todos los leperos
estaban en los chistes, pronto Dakar estará
desierta, porque todos los senegaleses se habrán
venido a Canarias con el cayuco.
De lo que debemos sacar beneficios.
Como en el estreno de una obra teatral de éxito se
pide que salga el autor para aplaudirlo, yo reclamo
que salga el traficante de carne humana que ha
montado este puente Dakar-Canarias. Para sacarle
provecho. Este tío tiene que ser un genio de la
logística y del márquetin. No vende los pasajes
precisamente a precios «low cost», ni incluye
alojamiento, media pensión y gestión de visado, y,
ya ven, los africanos le quitan los billetes de la
mano y dan su vida y su hacienda por conseguirlos.
Halcón y Viajes El Corte Inglés están perdiendo el
tiempo sin contratarlo. Yo lo pondría en más altas
misiones. Si es capaz de llevar 25.000 africanos en
cayucos a más de 2.000 kilómetros, ¿se imaginan la
que liaría como presidente de Renfe o de Iberia? Con
este tío en Iberia no habría más colapso del Prat.
Con este tío de presidente de Renfe, aquí no
descarrilaba más un tren. ¡Qué ministro de
Transportes nos estamos perdiendo, desaprovechando
la alianza de civilizaciones!