SE
veía venir. Y eso que no se cumple
ningún aniversario redondo de las
Navas de Tolosa, de Covadonga, de
cuando Almanzor perdió el tambor en
Calatañazor o de cuando Boabdil se
pegó en Granada una pechada de
llorar bastante importantita.
Cautiva y derrotada la Historia
Contemporánea con la Memoria
Amnésica, la guerra civil no ha
terminado: continuamos dándole al
manubrio del ludibrio y comienza
ahora la reescritura de la Edad
Media de acuerdo con la praxis de lo
políticamente correcto. De aquí a
nada, del mismo modo que los
republicanos han ganado ya la
batalla del Ebro y los nacionales
nunca entraron en Madrid, ni tomaron
Teruel, ni ocuparon Barcelona,
Rodrigo Díaz de Vivar será derrotado
por la morisma, por lo que habrá que
reeditar una versión políticamente
correcta, no racista ni sexista, del
Poema del Cid para uso de escolares,
sin que las tierras de Castilla se
ensanchen con galopada alguna de
silla de caballo cristiano.
Como
en el corrido de Pancho López, lo
que tenía que pasar pasó, y en esta
España light del café sin cafeína,
la cerveza sin alcohol, el yogur sin
grasa, el helado sin azúcar, la
tregua sin entrega de armas y el
socialismo sin vergüenza, ya hemos
inventado la fiesta de moros y
cristianos sin moros: sólo con
cristianos. Y no para uso interno de
mi querida tierra zapatera de Elche
y chocolatera de Villajoyosa, sino
para la exportación. Aguanten la
risa, por la gloria de Mahoma, que
esto es muy serio: con motivo del
desfile del Día de la Hispanidad por
la Quinta Avenida, los moros y
cristianos de Alcoy viajarán a Nueva
York... pero sin moros. Con la
excusa de que a las tropas de la
morisma y cristiandad alcoyanas les
pasa como a las Fuerzas Armadas
españolas todas: que faltan
efectivos. Y como no era cosa de
reforzar las escuadras con los
armaos de la Macarena, que no pintan
allí nada, pues, ea, toma del
frasco, por la Quinta Avenida de
Nueva York desfilarán los moros y
cristianos sólo con cristianos.
Cumpliendo así de paso las
aspiraciones del presidente de la
Federación Española de Entidades
Religiosas Islámicas e imán de
Málaga, que exige que las fiestas de
moros y cristianos sean suprimidas
«en aras de la buena convivencia».
De la Alianza de Civilizaciones,
vamos.
No sé
si para contemplar las aguerridas
escuadras cristianas alcoyanas, pero
la Quinta Avenida va a estar así,
María, así, de bote en bote, de
antropólogos y etnógrafos, para
deslumbrarse ante la invención de la
más insólita fiesta que vieron los
siglos. A saber, los moros y
cristianos sin moros. Que tienen que
ser algo tan raro como una corrida
de toros sin toros, una cofradía de
Semana Santa sin pasos, un partido
de fútbol sin balón, una carrera de
caballos sin caballos, un concierto
sin orquesta o un cine sin pantalla.
Cuadratura del círculo absoluta,
completamente del todo, que decía
Agustín, El Chimenea de Cádiz. Sólo
comprensible gracias a la legendaria
moral alcoyana. De ahí también el
interés añadido de los antropólogos.
Mucha más moral que el Alcoyano
famoso tienen los moros y cristianos
de aquella noble tierra. Hay que
tener mucha moral para organizar un
desfile de moros y cristianos sin
moros de ninguna clase. Incluso sin
magrebíes, que es como en el
lenguaje de lo políticamente
correcto deben ser llamadas tales
fiestas: de honorables magrebíes y
despreciables cristianos que siguen
al carca de Ratzinger.
Esto
es un primer paso. En el siguiente,
veremos cómo tales fiestas
levantinas serán autorizadas
solamente si se asegura la victoria
de la Media Luna sobre la Cruz, de
los moros sobre los cristianos, como
ya ocurre con la memoria histórica
de la batalla del Ebro. Hasta llegar
al fin último, que será reescribir
la Reconquista como se ha
reinventado la guerra civil. Ya
verán ustedes cómo ríe Boabdil
cuando los Reyes Católicos sean
derrotados y, como el de la checa de
Bellas Artes, nunca vayan a Granada.