Clic para ir a la portada

El Recuadro   

 Antonio Burgos

ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Cargarse a Sevilla

Con Sevilla no pudieron dos Exposiciones y van a poder unas elecciones municipales. A la Sevilla que no se cargaron "de cara al 92" se la están cargando con vistas a las municipales. Que nos ponen a los andaluces el domingo del Rocío, que es como si a los navarros se las endosaran el día de San Fermín o a los valencianos el día que queman las Fallas. La abstención en las municipales ya está calculada. Faltará un millón de votos. Ni uno más ni uno menos: un millón justo. El famoso millón de romeros en el Rocío, más falso quizá que el matrimonio bailaor de la rumbita flamenca de olé qué precios tiene Supersol, ¡ele!

Siempre se han hecho obras en vísperas de elecciones. En la Restauración corría un pareado puesto en boca de los caciques locales de los partidos turnantes: "En época de elecciones/extrema tus atenciones". Ahora las atenciones se extreman en forma de obras. Con un cambio importante de preposiciones. Antes para las elecciones se hacían obras "en" Sevilla; ahora, "contra" Sevilla. Para cargarse a Sevilla, vamos.

Por lo visto es lo que quieren: cargarse a la Sevilla que hemos conocido; reinventarla a la medida de su catetez, disfrazada de modernidad. Mira que es difícil cargarse una ciudad milenaria, que fundo Hércules, que Julio César cercó de muros y torres altas, que fue emporio visigodo, jardín de los almohades, fortaleza y mercado, puerto y puerta de las Indias... Pues nada, nada de eso vale. Hay que echar a Sevilla abajo, lo que entendemos por Sevilla, y volver a levantarla, como si se hubiera hundido toda con el terremoto de 1755. Guerra a la plazoleta de albero, a la calle de adoquines, a la plaza con naranjos, al magnolio y al surtidor. El surtidor, que sea de gasolina. Guerra a la ciudad cómoda y agradable, donde lo humano era la medida de todas las cosas, donde la gente iba contenta por la calle, y no mirando al suelo para no caerse en una zanja ni tropezarse con la alambrada de una verja, después de haber tenido que dejar el coche en Santiponce y venirnos andando hasta el centro, que lo van a poner, como todo, de cine. De cine de terror.

Mira que es difícil cargarse a Sevilla... Bueno, pues se han empeñado, y hasta que no lo consigan, no van a parar. Y al final lo van a conseguir. Quieren un centro distinto al que han conocido desde los repobladores que vinieron con San Fernando hasta los tíos del pelotazo que llegaron con Jacinto Pellón. Si usted se pone en la Puerta Jerez y mira hacia la deforestada Avenida, verá que han conseguido lo que parecía imposible: que la Avenida no se parezca en nada a la Avenida. Por lo visto es de lo que se trata: que Sevilla se parezca a Sevilla lo menos posible, para que nos terminemos de convencer que la han hecho ellos. Que Sevilla existe gracias a ellos y que, por tanto, debemos votarlos, agradecidos, el domingo del Rocío. Que todo lo anterior no valía un duro. Que agárrate, Catalina, que ahora viene lo bueno, con el metro, el tranvía, los hongos sin pitufos de La Encarnación, los vuelos baratos del aeropuerto degradado, el centro cortado a la circulación, los comerciantes y los taxistas arruinados por las obras, los transportes públicos que te dejan donde a ellos les da la gana, las siete mil torres más altas que la Giralda levantadas en La Cartuja y donde haga falta, la inseguridad disparada, los robos a la americana como el del helicóptero, las peleas a lo Harlem como la de Sánchez Arjona, la gente enajenada por la cultura del tanque de salmuera y la gamba blanca, los chavales alcoholizados y emporrados en los botellódromos oficiales, los maestros aterrorizados por los alumnos, las familias con la autoridad paterna por estrenar, cada vez con más bares y menos fábricas, más millonarios del pelotazo y más mileuristas del contrato basura, todos viviendo aparentemente del turismo pero matando al mismo tiempo a la gallina de los huevos de oro, que no era otra que esta Sevilla que se están cargando con mucho cuidadito y que hasta que no terminen de cargársela del todo no van a parar.

Pero tranquilos: No Passssa Nada. Por cierto, ¿en qué calle dices que está el bar donde me has comentado que ponen esa presa ibérica que quita el sentido?

 

Artículos de días anteriores
 

Correo Correo


Clic para ir a la portada  

Biografía de Antonio Burgos  

Libros de Antonio Burgos en la libreria Online de El Corte Inglés




 

 


 

 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España.

 

 

 

¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio