Igual que en la
ex Unión Soviética había krelimnólogos, en Sevilla hay
giraldólogos. Expertos en Giralda, como Maese Alonso
Ximénez. Amantes de la Giralda, como Gerardo Diego.
Pintores de la Giralda, como Amalio. Uno de los
giraldólogos más apasionados es José María Cabeza, el
conservador del Alcázar. En la primera restauración, la de
los cañizos, fue el aparejador que subió hasta lo más alto
de la Giralda para abrazarle el talle a la Muchacha de
Bronce, a la que pronto dedicará un libro otro giraldólogo,
el historiador Alvaro Pastor Torres. Cabeza me recordaba
el otro día la donosa historia de «El rayo artístico». Así
lo llamó Gestoso. Fue el que cayó en la Giralda a finales
del XIX, recorriendo la torre toda y llevándose por
delante muchos de los balconcillos de sus vanos almohades.
Gestoso llamó «artístico» al rayo porque nos ofreció una
visión originaria del alminar de la mezquita.
Me he acordado del «rayo artístico» leyendo
las declaraciones de Javier Arenas sobre los «derribos
inmorales» de Marbella. Lo de Marbella es el rayo nada
artístico de la Piqueta Inmoral, que ha dejado a la Junta
en su estado original de culpabilidad política. Apúntate
un 10, campeón Arenas. Sostiene Arenas que, hombre, que no
van a pagar el pato de la corrupción en Marbella los que
se compraron de buena fe un apartamentito y que resulta
ahora que está entre las 5.000 viviendas ilegales que
quiere derribar la Junta para dar ejemplo. ¿Ejemplo de
qué? ¿Ejemplo de que han sido ellos, que tenían las
máximas competencias de Urbanismo, los que han consentido
el Puerto (Banús) de Arrebatacapas marbellero, antes de
Gil, con Gil y después de Gil? Arenas lo ha dicho bien
clarito: «Lo que se ha hecho en Marbella no se ha podido
hacer sin el conocimiento de la Junta. Las demoliciones
son un intento de que se diga ahora lo buenos que son. Los
responsables de que haya viviendas ilegales son el
Ayuntamiento de Marbella y la Junta; ahora lo que no puede
hacerse es que esa responsabilidad la paguen los vecinos».
Ole ahí ese tío que va a ahí y que es de Olvera.
Hay que ponerse en el pellejo de los
amenazados por la Piqueta Inmoral. La Piqueta de Zarrías,
Sí, de Zarrías. A efectos de responsabilidades de la
Junta, Marbella se escribe, más que con M de Montaner o
con M de Manolito, con Z de Zarrías. Aquí se terminará
viendo la copla de las más altas responsabilidades
políticas de la Junta en ese medio billón de pesetas que
dicen que mangaron.
En cuestión de la Piqueta Inmoral hay que
ponerse en el pellejo de quien se compró allí su
apartamentito. Usted mismo. Usted vio el anuncio en las
páginas inmobiliarias de ABC o en el clásico cartelón de
la propia obra. Visitó el piso piloto: Le gustó aquello a
la parienta. Echaron las cuentas. Salían. Pidió el crédito
hipotecario. Firmó la escritura de compra. Tiene su título
de propiedad. Está pagando con muchas fatiguitas las
mensualidades del Euríbor y de la madre que parió al
Euríbor. Y ahora la Piqueta Inmoral lo quiere dejar a
usted sin piso, previa sentencia judicial, eso sí. Y a
usted, ¿quién le compensa e indemniza? Porque usted tiene
pagados todos los impuestos, está en regla la inscripción
de su pisito en el Registro de la Propiedad, la operación
fue perfectamente legal. Usted, en tal caso, es doblemente
perjudicado, es un doble damnificado de la Junta. Y le
diré por qué.
Todos estos dineros que los marbelleros
piden a gritos que devuelvan los imputados en la Operación
Malaya no sólo han salido de las arcas municipales en cuyo
cajón metieron la mano. Han salido mayormente de los que
se compraron un piso en Marbella. Ese dinero lo dieron los
promotores a los políticos trincones para conseguir las
licencias. Y, naturalmente, lo repercutieron en el precio
de los pisos, no lo iban a poner de su bolsillo. El piso
que costaba 60 millones se puso al menos en 70, por la
mordida municipal. Y esos 10 millones de diferencia no los
puso al final el promotor, sino que los repercutió sobre
lo que pagó el comprador. Encima de que la connivencia de
la Junta le encareció su propiedad de usted, ahora vienen
Chaves y Zarrías con la demagógica Piqueta Inmoral y se lo
quiere derribar. Algún día sabremos por qué Zarrías le
quiere hacer la demagógica competencia desleal a Pavón el
Derribista.