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El Recuadro   

 Antonio Burgos

ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


El mérito civil de la Pantoja

ME lo contaron ayer las lenguas de doble filo. Baja Ibarreche hasta Córdoba, en plan Isabel Gemio, pero sin caravana, y les dice a las víctimas del terrorismo que lo que necesitan es amor. Pero la gente habla de la Pantoja.
Las víctimas del terrorismo reunidas en Córdoba son las víctimas «buenas». Esto es como el colesterol: hay víctimas buenas y víctimas malas. Las víctimas buenas oyen en Córdoba el bolero de Ibarreche, sentimentalón, entre Lucho Gatica y Chavela Vargas: «Estamos a tiempo de decir lo siento». Las víctimas malas se manifiestan en Madrid. Cuatro gatos bajo cuatro gotas. Pero la gente no habla de eso. La gente habla de la Pantoja. Ha ido a ver a Julián a la cárcel.
Los obispos, a las buenas horas de las mangas verdes, dicen las verdades del barquero del Lago Tiberíades sobre el proceso-de-lo-que-sea. Por una vez y sin que sirva de precedente no usan el similiquitruqui cobardón del «nos, vemos con preocupación cómo en el seno de nuestra sociedad...» Se les entiende todo: «La justicia quedaría herida si los terroristas lograran sus objetivos por medio de concesiones políticas, que legitimaran falsamente el ejercicio del terror». Pero la gente no habla de eso. La gente habla de la Pantoja. A saber qué papeles ha llevado a Julián a la cárcel.
Desde Francia, los que tienen que confirmarlo lo ratifican: las 350 pistolas, 350 (en plan 6 toros, 6) fueron robadas por la mismísima ETA. Eso es lo que dice Francia. Los gabachos mienten más que parpadean. El Gobierno, que es el que maneja toda la información, sabe que en realidad se trataba de pistolas de juguete. El robo no fue en un depósito de armas. Fue en una tienda de Toisarás. Pistolitas de agua, vamos, para que los etarritas chicos se diviertan. Como se acerca la Navidad y los Reyes... Los guardias civiles tienen madre y los etarras tienen hijos, y tienen derecho las criaturitas a que les echen los Reyes. Si las robaron tan pronto es porque esas pistolas de juguete, como salen tanto por televisión, se acaban prontísimo en la tienda, y después cogen las pobres criaturas etarritas unas llantinas irremediables si no se las traen. ¿Asesinos? ¿Chantajeadores del Gobierno? Quite usted, hombre: estos etarras son unos padrazos. Pero de nada de esto habla la gente. La gente habla de la Pantoja, de la casa de Julián y de Isabel, que dicen que fue un bebedizo de menta y ajonjolí, que fue una noche de luna, que fue una tarde de abril.
Por eso habrá que ir pensando en pedir oficialmente la Gran Cruz del Mérito Civil para mi admirada Isabel Pantoja, la excelentísima señora doña María Isabel Pantoja Martín, que tiene tal tratamiento protocolario como Medalla de Andalucía. El Lazo de la Orden de Isabel la Católica, no. ¿Por franquista? ¿Pero qué me dice usted? ¡Qué cortitos andamos de memoria histórica! La costumbre de conceder a las artistas el perifollo isabelino empezó con la II República. El Gobierno republicano se lo dio a Lola Membrives y se lo dio a Antonia Merce «La Argentina». Era entonces como la Medalla de Bellas Artes ahora. Franco continuó con la costumbre, como, un poner, prosiguió el plan de construcción de pantanos de la República. Se lo dio a muchas artistas de los Jardines de la Granja. A tantas que cuando le llegó el turno a Doña Concha Piquer, la valenciana valiente tuvo los dos corales de rechazárselo al propio Franco, diciendo: «¿Cómo voy a aceptar una medalla que ya se la han dado a pelé, a melé y a la que limpia los bidés?»
Isabel la Católica es poco. Lo de Isabel Pantoja es digno de la Gran Cruz del Mérito Civil, y en el Día de la Constitución se la deberían dar. ¿Cuánto valen los favores que Isabel está haciendo a un Gobierno que administra la gota de la Operación Malaya conforme le va haciendo falta, de modo que no se hable de otra cosa que de la Pantoja cada vez que el Estado da otro paso hacia su rendición total ante los asesinos? Y ojalá nunca llamen a declarar ni detengan a Isabel Pantoja. Ojalá, porque tal como enchiqueran a una cuerda de presos marbelleros ante cada nueva cesión ante la ETA, como bomba de humo, el día que llamaran a Isabel Pantoja sería señal inequívoca de que el Reino de España ha sido cautivo y desarmado por una banda asesina, Tercer Año triunfal de ZP, Año de la Victoria de la ETA.

 

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