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El Recuadro   

 Antonio Burgos

ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Las Placitas Nuevecitas

Sevilla es un Saturno que si no devora a sus hijos, por lo menos no les echa la menor cuenta. Sus hijos son los pueblos de la provincia. Son ya 104. El común de los sevillanos cree que son 102, pero no, Sevilla, como si fuera Bertín Osborne, ha tenido dos niños más, la parejita, hasta los 104. Para los que Sevilla es el espejo, la madre y maestra, norma, canon. Y a los hechos me remito. Ya hay pueblos que piden Metro. Pueblos que piden tranvía. Los pueblos peatonalizaron las calles del centro. Cuando Sevilla peatonalizó Tetuán (y Tánger porque todavía no había llegado Monteseirín), todos los pueblos, imitallll, se pusieron como los locos a hacer peatonales sus calles principales. No hay pueblo que se precie que no haya estrenado calle peatonal con macetones y bolardos a la sevillana.
Ahora los alcaldes de pueblo han venido a Sevilla, han visto la que su colega Sánchez ha liado en todo el centro y se han puesto a imitarlo. Todos quieren hacer su Placita Nuevecita. Ejemplo: el Salón de Écija. Parece primo hermano de la Plaza Nueva en obras. Como la palma de la mano. Si toda torre de pueblo que se precie (y la Ciudad de Écija las tiene a manojitos) dicen que se parece a la Giralda, toda plaza de pueblo que se precie ha de ser a partir de ahora como la Plaza Nueva. Sé de pequeños pueblos que ya han arrasado la ordenación romántica de sus plazas del Ayuntamiento, les han arrancado los árboles, quitado el albero y los bancos, y las han puesto marmóreas y porcelanosas, a imitación de la Plaza Nueva. En estos días, señores, nos estamos cargando el concepto romántico, bello hasta en la palabra que lo designaba, de la plaza consistorial: el Salón. El de Écija se llama todavía así, aunque cuando terminen las obras le quedará solamente el nombre. La Plaza Nueva de Sevilla, resultado de los derribos del siglo XIX, era el más claro ejemplo de salón romántico. La plaza era como la pieza principal de la casa de todos que era la ciudad: por eso le decían el salón. Salones románticos con cornucopias de palmeras, estrados de bancos con respaldo de hierro fundido, consolas de puestos y aguaduchos. Todo ese concepto ha sido borrado de un plumazo, sin que nadie proteste en la ciudad del No Passssa Nada. No es que hoy se inaugure la Plaza Nueva del siglo XXI: es que hoy se celebra el solemne funeral por la primigenia Plaza Nueva del siglo XIX, que ya desapareció para siempre.
Y si se quedara todo en la capital... Pero a esta tormenta de obras le pasa como a las meteorológicas: que va para Carmona. Para Carmona y para todos los pueblos de la provincia. Si yo viviera en un pueblo, le prohibía terminantemente a mi alcalde que fuera a Sevilla en una temporadita buena. Porque el alcalde de pueblo viene a Sevilla, ve, por ejemplo, el Por Saco del Carril Bici y en el primer pleno ordinario propone:
-Señores, vamos a hacer un Carril Bici que vaya desde el Lejío de la Feria hasta la ermita de San Isidro, que eso es lo ecológico y lo moderno. ¡Como en Sevilla!
Y lo hacen. ¡Vamos que si lo hacen! Como el centro peatonal. Tengo que llamar a algún Servicio de Estudios que debe de haber en la Diputación para estos fines y preguntar cuántos pueblos de la provincia están ahora mismo haciendo peatonal todo el centro, al sevillano modo. Sé de uno donde para sevillanizar la plaza de toda la vida van a llegar mucho más lejos que en la capital. En Sevilla, de momento, se ha salvado el monumento de San Fernando. En ese pueblo que digo quieren quitar del centro de la plaza el monumento del hijo ilustre de la villa, porque no es nada moderno. Porque es justamente romántico, como el diseño y concepto todo de estas viejas plazas del ayuntamiento con su reloj, su torre, sus naranjos, sus bancos y sus niños jugando a la rueda, rueda.
Benavente (Benavente el de verdad, don Jacinto, no el que va a ganar la Liga) decía: «Bienaventurados nuestros imitadores, porque de ellos serán nuestros defectos». Ahora diría: «Desgraciados los pueblos de la provincia, porque ellos imitarán todo lo de Sevilla, pero para peor». Si eso es posible. Que no lo creo.

 

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