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El Recuadro   

 Antonio Burgos

ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


La Navidad según Bertín

ESTO de que dé vergüenza llamar Navidad a la Navidad y belén o nacimiento al portal, ¿es un cambio que sólo se está apreciando en España o es de todo el mundo occidental? Negar todo sentido religioso a la gran fiesta cristiana, ¿es algo mundial y global, o solamente más español que el toro de Osborne, que le ponen a la bandera rojigualda cuando juega la selección nacional, perdón, La Roja? Leo periódicos extranjeros, veo informativos de televisiones de otras naciones y compruebo que no, que por ahí andan Christmas para arriba y Christmas para abajo, dale que te pego, o Buon Natale, o con todas esas traducciones del «Feliz Navidad» que traen algunas tarjetas de felicitación de las Pascuas. Algunas. Porque cada vez son más las que te llegan deseándote «Felices Fiestas». No crea que sólo desean felices fiestas los concejales de IU, laicistas de toda laicidad, o los artistas progres a la violeta arrimados al perol de la subvención y de los premios Goya (sin premio). Tengo aquí una coleccioncita importante de tarjetas de felicitación de Pascuas de Navidad de señores del PP y de organismos de este partido en que nos desean también, ¡hala, toma laicismo!, lo de «Felices Fiestas».
Constitución en mano, lo de Felices Fiestas me parecería muy bien si no fuese tan equívoco. Cuando me desean Felices Fiestas, pregunto siempre:
-¿Para qué fiestas me deseas felicidad? ¿Para las fiestas de San Fermín, o para las fiestas del Pilar, o para las fiestas de la Merced, o para las fiestas de la Magdalena, o para las fiestas de la Santa Cruz, o para las Fiestas de la Vendimia, o para las fiestas de Moros y Cristianos, ya sea sin moros, ya sea sin cristianos, como ahora se estila?
-No, para las presentes fiestas.
A eso es a lo más que se llega, ¡chiquillo, qué de circunloquios por no pronunciar la palabra Navidad!, a llamar a las que celebramos «presentes». Sin la menor nostalgia del pasado de una infancia de belenes, camellos de los Reyes Magos, villancicos y tíos haciendo gachas en el portal de Belén. Las presentes fiestas son éstas en que el sentido de la Navidad cada vez está más de cuerpo presente, con rigidez cadavérica.
Para una cosa sí es políticamente correcto pronunciar la palabra «Navidad»: para referirse a la espantosa e insoportable comida de empresa entre compañeros de trabajo, paripé de cordialidad y de buenas relaciones humanas de jefes y subordinados que se conoce como «comida de Navidad». No «comida de las presentes fiestas», no: de Navidad, hala. Lo cual es retorcidísimo, maquiavélico: dejan la palabra Navidad asociada a lo más odioso de todo el ciclo del nacimiento de Cristo, cual este horror de almuerzos y cenas.
Nacimiento de Cristo... Uf, lo que he dicho. Como venga la maestra de Mijas que va de Torquemada de los belenes me castiga de cara a la pared, y sin polvorones ni copa de aguardiente. Es políticamente incorrecto celebrar el nacimiento de Cristo. Hombre, si por lo menos fuera el de Mahoma, ¿pero usted no ve que si celebramos el nacimiento de Cristo se pueden molestar estos señores musulmanes con los que hacemos tan buenas migas en la alianza de civilizaciones? Esas son las únicas migas que quedan, pues como saben es completamente facha cantar que en el portal de Belén hay un tío haciendo migas, porque los villancicos son confesionales y está feo cantarlos.
Esta maniobra de borrado social de la Navidad lleva una velocidad que aterra. No me extrañaría que dentro de unos años, cada 25 de diciembre, como se trata de la cuestión de Egipto para Belén, celebremos no el nacimiento de Cristo, sino el del presidente Anwar al Sadat. O el nacimiento de Isaac Newton, de Humphrey Bogart, de Enrique Morente o de Ben Bella, todos los cuales vinieron al mundo el 25 de diciembre.
Bertín Osborne, un lince de los Montes de Propios de Jerez de lo listo que es, ya nos está marcando el camino, pues va de romana Estrella de Oriente en las «presentes fiestas», como en la corte del César. Yo, de momento, lo estoy imitando, en vista de que han mandado a la Navidad a los leones. Yo, como Bertín, no quiero líos con la mentalidad dominante, por lo que les deseo a todos «Feliz Navidul».

 

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