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El Recuadro   

 El fútbol será sin goles

ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


El niño del tambor

OTORGÁNDOME una autoridad que no tengo («ni Dios lo premita», que diría Lola Flores), mi apreciado José Aguilar me emplaza desde un brillante artículo en la competencia para que le «ilumine» sobre el niño del tambor. ¿Iluminar, Pepe? Que no soy Endesa, oé, para que me hagas esta opa. Pero vamos al turrón. Ya saben: el niño gordito que saca Canal Sur TV en sus emisiones del Carnaval de Cádiz. !El por saco que da el puñetero niño! Hace bueno al tío del tambor de la sevillana.El tío del tambor tenía una jornada laboral con plus de nocturnidad:
La noche que me dio
el tío del tambor.
Y este puñetero niño está el tío con el tambor mañana, tarde, noche y madrugada, hasta los festivos, dale que te pego al tachín tatachero. ¡Qué jartible! Voces más autorizadas han propuesto soluciones para el niño del tambor. Pues ese instrumento de percusión y tortura no es caja, es tambor. No merece los honores artísticos de la ilustre caja carnavalesca de El Pinche de Paco Alba, de Juanaco de Pedro Romero o de Pepe el Caja de Antonio Martín. No, eso es un tambor de dar por saco con el tambor, que es algo muy distinto. Voces más autorizadas, decía, han propuesto soluciones. Por ejemplo, Fernando Santiago, presidente de la Asociación de la Prensa de la Cuna de la Libertad, más gaditano que los dos barberos de la Calle Nueva, ha escrito: «Propongo formalmente que los servicios sociales de la Junta le retiren la custodia del niño ese a sus padres. A esa edad los niños tienen que estar en el colegio o estudiando. Y a esas horas no deben estar los niños en la tele. Aparte de que no le veo la gracia por ningún lado... Si al menos fuera un niño prodigio de verdad...»
El problema no es del niño. El problema es de los padres del niño y de los barandas de Canal Sur TV, que se empeñan en que, a la hora de retransmitir el Carnaval de Cádiz, el personal de plantilla de la casa tenga gracia por co...¡Quillo! Vamos, que tiene que dedicarse a superar la gracia de chirigotas, cuartetos y comparsas, con barra libre de borderíos. Es como si a la hora de retransmitir un partido de fútbol el locutor se echara al terreno de juego para demostrar que le pega a la pelota mejor que Lucas Lobo. O como si cuando dan una corrida de toros por la tele, el comentarista se tirara de espontáneo y se echara la muleta a la izquierda para que los telespectadores vieran su temple. Las retransmisiones de Canal Sur TV (que tanto daño están haciendo al Carnaval gaditano por sacar de quicio, de sitio y de medida el localismo de la grandeza de la fiesta en el teatro y en la calle) deberían ceñirse a la mera emisión de la actuación de las agrupaciones, que son las que de verdad tienen gracia. Pues están llegando a conseguir, con el niño del tambor a la cabeza, que los malagueños, los sevillanos o los granadinos lleguen a odiar algo tan simpático como el Carnaval de Cádiz.
Y una segunda parte. La culpa del niño del tambor tampoco la tiene en exclusiva Canal Sur TV. La tiene la moda de todas las cadenas, que se dedican al abuso de menores. Sí, al abuso de menores. No sé por qué cuando un niño sale retratado en un periódico le tienen que poner una venda en los ojos «como pintan a la Fe», porque, si no, se le cae el pelo al director. Ese mismo niño, si los padres cobran, puede salir haciendo el payaso, imitando artistas o diciendo tonterías en los platós, sin que los jueces protectores de la infancia empapelen a nadie. Al fin y al cabo, lo que los graciosos profesionales de Canal Sur TV hacen con el niño del tambor es lo mismo que Bertín Osborne o Juan y Medio en sus programas: abusar artísticamente de los menores. Los progres de la Visa Oro lloran lágrimas de demagogia cuando ven a su correligionaria la ahora rojísima Pepa Flores, ex Marisol, quejándose que de niña la explotaron los Goyanes. Bueno, pues en todas las televisiones, los Bertines y los Y Medios siguen explotando a los pobres niños presuntamente artistas, en complicidad con sus padres, y la Fiscalía del Menor, callada. ¡Y luego dicen que en el Tercer Mundo ponen a los pobrecitos niños a hacer zapatillas de deportes! Los pobres niños del Tercer Mundo no le dan a nadie por saco con el jodido tambor, pero a éste dan ganas de darle con la zapatilla de deportes del Tercer Mundo Andaluz en toda la boca.

 

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