"La
            tradición pesa mucho, y la Hermandad de Villafranco del Guadalquivir optó por saltarse
            las prohibiciones y cruzó el río por el lugar conocido como la losa de Entremuros... Hasta que llegue el momento de saltar la verja de
            la ermita de El Rocío y sacar a hombros a la Blanca Paloma, los romeros se entregan a los
            placeres paganos. Comida, bebida, cante y baile acompañan el camino. El mayor desastre
            ecológico de la historia de España puede esperar..." 
            --- Niño, que sea una de
            tópico andaluz sobre el Rocío relleno de lodos tóxicos...
            --- ¡Marchando!
            Ea, pues ahí lo tienen,
            mírala cara a cara que es la primera. Andalucía, en boca de la gente, el que avisa no es
            traidor. Ya tenemos este gazpacho rociero, en el que se mezclan los placeres paganos, los
            metales pesados, las cigüeñas muertas, el vino, los lodos, el cante, Pepe Torres,
            Boliden, la Pantoja, ay, si los pinos hablaran, Isabel Tocino, la medalla, Green Peace, el
            Guadiamar, Aznalcóllar, Aznalcázar... Porque el plectro poético del PSOE está
            morcillón y sólo le dan Viagra a las encuestas del CIS, que como hubiera un poquito de
            ingenio lírico, hasta podían escribir unas sevillanas con la rima en el comienzo de las
            palabras: Aznalcóllar y Aznalcázar riman con Aznar por la parte contratante de la
            primera parte. 
            El párrafo ecológico-rociero
            que va a portagayola en este artículo venía ayer en un periódico de Barcelona. Tres
            cuartos de lo propio dirán los periódicos de todo el mundo. Dominique Lapierre va con
            las carretas de Coria porque se enteró del desastre ecológico... ¡en la India!
            Seguramente toma notas para una novela, como cuando fue Alfonso Grosso para documentar Con
            flores a María. La novela de Lapierre se llamará O llevarás lodo por mí...
            Esa novela está escribiéndose a estas horas en todos los medios de comunicación del
            mundo, para deshonra de los andaluces y de la imagen de nuestra tierra, sin que la Junta
            mueva un dedo, a pesar de cómo llevan en los coches oficiales convertida en domesticado
            banderín oficial, con la connivencia de los andalucistas, la bandera de Blas Infante. Los
            telediarios abren con la noticia: "Los rocieros atraviesan los lodos tóxicos".
            Sí, ya sé, es sólo la hermandad de Villafranco (Bahamonde) del Guadalquivir, que digo
            yo que ya podían cambiarle el nombre al pueblo que bautizó el dictador... Parece como si
            la voz de ultratumba del Caudillo, en plan psicofonía de Raimunda en el palacio de
            Linares, le hubiera dicho a José Manuel Aviñó Navarro, alcalde de Villafranco por la
            API:
            --- Aviñó, usted haga como
            yo, no se meta en política y siga el camino de siempre, que eso de que el lodo es tóxico
            lo han inventado los enemigos de España... 
            Que un pueblo, con el
            alcalde al frente, se meta por la leña de Boliden y que le den, no solamente es una
            insensatez, sino un agravio a todos los andaluces primero y a todos los rocieros después.
            Por culpa de Villafranco, los andaluces hemos quedado una vez ante España y la Humanidad
            como los que decimos que "el mayor desastre ecológico de la historia puede
            esperar", que siga la fiesta, que no decaiga, niño, llena aquí otra vez, y viva la
            Virgen del Rocío, viva esa Blanca Paloma... Pero es que los rocieros, que con tan mala
            fama cargan ante el mundo, a pesar de su fe, a pesar de su devoción, verdaderas, serán
            tomados como los mayores de los insensatos e insensibles ante los desastres de la
            ecología. Esos rocieros que en sus cantes hasta advierten al boyero que no pise la yunta
            de la carreta los lirios peregrinos, quedarán ante el mundo como unos juerguistas sin
            remedio. Si la Junta dejó a Andalucía a los pies de los caballos con la mala imagen que
            la rotura de la presa de Aznalcóllar dio de nosotros ante el mundo, ahora pone a nuestra
            tierra a los pies de las carretas, dejando que pisoteen los lirios de los peregrinos
            sentimientos de los rocieros de verdad.