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Rosa Díez, en la foto oficial de la
"web" del PSOE" |
En casa, que es un hogar cristiano, practicamos el lema del Padre Peyton
cuando abjuró del santo rosario y abrazó la fe audiovisual que todos profesamos: la
familia que ve la TV unida, permanece unida. Juntos y en familia me introducen Tómbola
por Vía Digital como supositorio por vía rectal. A cambio, hay quien tiene que
soportar un telediario de la CNN en inglés, en los raros casos que corresponde al pater
familias el bastón de mariscal del telemando, telemango, que le dicen en Los
Palacios. Con estas devociones audiovisuales familiares, para carreras por el pasillo no
ganamos:
-- ¡Corre, que está Macarena Olivencia en
primera fila en un mitin en el País Vasco!
Y como la mujer de Arenas va en las listas
del PP por allí arriba, echando lo que hay que echarle, aunque hay suegras delante, se me
escapa un: "¡Ole sus cojones!", que dedico ahora a su señor padre, el honrado
profesor Manuel Olivencia, que me estará leyendo. Pero nada como cuando sale Rosa Díez
en los espacios de campaña. La de resbalones que nos damos por el pasillo para alcanzar a
verla, si hemos ido al baño...
--- ¡Corre, que está Rosa Díez!
-- ¿Con el pañuelo al cuello o sin el
pañuelo?
Los mítines de Rosa Díez se dividen en
dos grandes grupos: con pañuelo al cuello y sin pañuelo al cuello. En casa hasta hacemos
apuestas, en plan primitiva: ¿le tocará hoy sacar pañuelo o no le tocará? La otra
variante, si estará a su lado el Abuelo Cebolleta o no estará, es lo de menos. Lo más
inquietante de esta campaña es el cuello de Rosa Díez. Es un cuello que no le
corresponde ni a la cabeza ni al cuerpo. Como la cabeza de El Viti, que decía Gerardo
Diego que no le correspondía al cuerpo. Rosa Díez parece que asoma la cabeza por detrás
de esos telones pintados de los retratistas de feria, como Dalí y Lorca en la foto famosa
del aeroplano de barraca.
Lo más espantoso de la campaña, más que
los insultos a Loyola de Palacio, es el cuello de Rosa Díez. Parece que hubiera tomado en
traspaso los tendones audiovisuales y pitracosos del cuello de Carmen Sevilla. Los tensos
tendones del cuello de Rosa Díez son como los de Carmen Sevilla, pero queen size.
No tiene que desgañitarse pidiendo a su Abuelo que vuelva, porque siempre tiene esos
tendones en tensión, como gritando en silencio, como cordilleras de la maglia rosa
de Pantani si no le llegan a dar puerta. El asesor de imagen, que tiene que ser el mismo
de Carmen Sevilla, le ha dicho quizá: "Niña, cuando salgas en la tele, ponte una
estolita al cuello para tapar la gandinga..." De ahí el azar del pañuelo, hoy rojo,
mañana magenta, nunca estampado. Pañuelo como el de la guapetona hija de Butto, como el
rebozo virreinal de María Dolores Pradera. Carmen Sevilla remedia estas cosas yéndose la
Buchinger de Marbella a pasar hambre. Rosa Díez las arregla con el pañuelo, como si
siempre estuviera resfriada. Quizá la vean hoy, cuellilarga de pañuelo. Aunque mi
apuesta familiar será hoy que Rosa, tras esto, sale cuellierguida, sin pañuelo. Con la
cabeza muy alta, porque es nieta del Abuelo.
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