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Portada del "Interviú" de las fotos del
Hombre del Mandado |
Si el de Lady Di fue annus horribilis para la Reina de Inglaterra,
la que acaba ha sido hebdomas horribilis, la semana de no te quiero ni contar para
los bajitos de cuerpo y para la mayoría de españoles que tienen el ya me entiendes de
calibre normal: 9 corto, vamos. Si los hombres estuviéramos organizados como las
feministas, las cartas al director y los teléfonos del oyente echarían humo. No hay
derecho. Como si no hubiera suficiente culto al cuerpo, que hasta al Cuerpo de la Guardia
Civil le rinde culto Mayor Oreja, lo que nos faltaba, entre el Hombre de Atapuerca y el
Conde Lecquio, era esta sublimación de las tallas XL hacia arriba y hacia adelante. El de
las tallas XL contra nosotros los de talla S sí que ha sido un bombardeo, y no los de
Solana. ¿Quién, ante la legítima o la de turno, se atreve a decir ahora, como el
Cardenal Cisneros, "éstos son mis poderes", conocido el poderío del misil del
silo nuclear del Hombre del Mandado?
"Eso es mentira, Antonio, eso es de
goma, como las narices del Carnaval...", me decía Rocío Jurado cuando iba hacia
Nimes para ver lidiar sus toros de la Yerbabuena. Es el consuelo que nos queda, Rocío,
hija, que sea de goma, que se lo haya dado Pepe Oneto, que es muy carnavalesco, para
sacarlo retratado y darle el primer premio de disfraces fálicos en sus revistas. Porque
¿ustedes se imaginan el lote de reír que se pegarán muchas españolas en el tálamo,
cuando vean aquello y lo comparen con lo que vieron en Tómbola? Porque eso es lo
peor, lo de Tómbola. Hombre, la revista, pues unos la compraron y otros no. Pero Tómbola
lo ve todo el mundo, hasta por Vía Digital y por el satélite de Antena 3. No hay
derecho a que el dinero público de Gallardón y de Zaplana se emplee en estas cosas. No
digo en la televisión basura, sino en este agravio al común de los españoles del 9
corto. Esas cosas, cuanto más se exhiben, peor: mayor cantidad de españoles quedan en
ridículo ante sus perpetuas o sus eventuales. Mayor número de españoles hay sumidos en
la más honda de las miserias cuando miran el esplendor y gloria del Hombre del Mandado y
lo comparan con éstas que fueron pompa y alegría . Ya nadie podrá presumir ante su
chica como el señor Luque con los detergentes, cuando ¡presenten, ar...más!:
-- Si encuentras otro mejor, cómpralo...
-- Ay, hijo, pues te cojo la palabra,
porque desde luego esto tuyo es lo menos que se despacha...
Como que no sé si esto de la talla XL
hasta va a cambiar el habla gaditana. Tomando la parte por el todo, en Cádiz los hombres
nos llamamos los unos a los otros cariñosamente "picha": "Adiós, picha,
¿qué pasó?" Me temo que cuando vaya a La Viña y salude a Felipe Martín, mi
filósofo caletero particular, pueda ocurrir lo peor:
-- ¿Qué hay, picha?-- le diré.
Y Felipe me contestará:
-- ¿Picha yo? Si esto mío es una ruina
tan grande que después de ver Tómbola se lo voy a echar al gato ... Picha, el
Conde Lecquio, hijo, que eso es como el faro de la Caleta, pero sin foquito arriba.
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