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Ni
el 11-M fue el 11-S, ni Aznar es Bush, ni Gallardón es Giuliani,
ni Madrid es Nueva York, ni Santo Domingo es santo, ni Puerto
Rico es tan rico para que lo veneren tanto. Falla la mayor: el
sentido de nación de los americanos. Cuando Nueva York sufrió el
ataque de Al Qaeda, América se llenó de banderas de las barras y
estrellas y de patriotismo. Cuando Madrid sufrió el ataque de Al
Qaeda, España se llenó de mensajes SMS, de gritos de "¿quién ha
sido?" o contra la guerra, de manipulaciones, de manifestaciones
"espontáneas" que llamaban "asesinos" a los que se habían
llevado ocho años luchando contundentemente contra el
terrorismo.
En el 11-M, los americanos no cedieron ni un milímetro en sus
convicciones en la libertad. Aquí, en la misma prensa
internacional que cuentan que tras el 11-M decía lo que el
Gobierno callaba, leo que hemos sentado un mal precedente. Dice
"The Wall Street Journal": "Los terroristas habrán extraído del
voto de los españoles la lección de que mediante el asesinato de
inocentes es posible derribar uno de los pilares de la alianza
occidental antiterrorista". Es como si muchos hubieran ido a
visitar a Ben Laden como Carod Rovira a Josu Ternera, para
decirle que por favor ponga las bombas en otro sitio, porque ya
nosotros estamos arrepentidos de los pecados de Aznar, vamos a
traer a casa a nuestros soldaditos, y seremos buenos y europeos.
España es ahora un protectorado de Al Qaeda como Cataluña lo fue
antes de la ETA.
El mismo candidato Kerry, que en campaña nos fue presentado como
el Zapatero norteamericano y demócrata, tiene clarísimo ese
patriotismo. Ha dicho que la presencia en Irak no es un asunto
de partido, sino de Estado, y que es una locura que su amigo
Zapatero se traiga a los soldaditos para contento de Almodóvar.
Que no se trata de ser republicano o demócrata, sino americano.
Aquí, por el contrario, no se trata de ser español, sino del
PSOE, para echar al PP a cualquier precio.
En las duras horas del 11-M, cuando la suprema lección de
solidaridad del pueblo de Madrid, creía que era nuestro 11-S.
Echaba en falta un Giuliani, un alcalde al frente del dolor y el
auxilio. Ruiz Gallardón no fue ni pudo ser Giuliani, aunque el
perfecto funcionamiento de las urgencias sanitarias tras la
matanza es de su autoría. No fue ni pudo ser Giuliani, porque
Giuliani iba a la Zona Cero y la gente lo aplaudía. Aquí, si
Gallardón hubiese ido a Atocha le habrían llamado "asesino".
Sobre el 11-M y el 14-M en El Recuadro
11-M, con M de Madrid
Madrid, del 28-F al 11-M
"Ganas de esperar"
"La niña de Guadix"
"Dos bofetadas"
"Basta ya de jornadas
históricas"
"La almohada de Chaves"
Apuntes sevillanos de Abel Infanzón en "La Ese 30"
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