Y me pregunto: ¿qué distancia hay entre Conchita Bautista y Conchita Wurst, la mujer barbuda del circo europeo? Pues muy sencillo: la distancia es la degeneración de Europa. Si pocas ganas teníamos de ir el día 25 a votar la cosa europea, anda que con este pajarazo de la mujer barbuda en Eurovisión ya me contarán... No es que haya ganado un tío con toda la barba que va de señora, no: es que ha ganado la apología de la depravación. Estas cosas antes se llevaban, en el mejor de los casos, a la Venta de la Narda que Romero Murube evocaba en un capítulo delicioso de "Pueblo lejano". Pero ahora este circo de la transexualidad o como se diga esa aberración pasa por símbolo de la vieja Europa.

Y este horror representaba además a Austria. A partir de ahora, desconfío doblemente de Austria. Cuando dicen Austria muchos piensan en Sissi. Yo pienso en Hitler. Este gachó o gachí es paisano de Hitler. Hitler invadió Polonia y Conchita invade la moral europea. Viene de la misma Austria de Mozart, de Strauss, del Danubio Azul. Así que cuando el 1º de enero vean ustedes el presunto refinamiento vienés del Concierto de Año Nuevo, los tíos muy bien maqueados y llevando el compás de la Marcha Radetzky con unas palmas con mucho malaje, no se lo crean: lo que de verdad les gusta es un parguela mariconeando.

Esto es también la redención de los frikis españoles. De menos hizo Dios a Leonardo Dantés y a Tamara Sesisdedos y su puñetera madre con el ladrillo dentro del bolso. De menos hizo Dios a Mario Vaquerizo y a José Manuel Paradas, que ahí está el origen: tú le dejas a Mario Vaquerizo, el marido de Alaska, la barba de José Manuel Paradas y te sale Conchita Wurst, vamos que si te sale... Y de paso, y por el mismo precio, te sale también Camilo Sesto en el papel de Jesucristo Superstar. Trátase de la exaltación y apología de lo políticamente correcto y de la negación de todo un código de valores y principios. Una señora que vaya de señora, aunque cante como los ángeles de la confitería de la Puertalarená, ya no vale. Un tío muy tío que cante ya no vale. Ahora hay que proclamar la transgresión, la ausencia total de cualquier cosa que recuerde la moral o la vergüenza. Es el final de los principios. No es la Europa del "todo vale", no: es peor. Es la Europa donde lo normal y natural no vale un pimiento y donde triunfa cuanto va contra natura.

España ha perdido el tiempo. Puestos en este plan, podíamos haber arrasado si llegamos a mandar a La Esmeralda y sus flamencas cuando estaban en todo el esplendor de su venta en la carretera de La Algaba. Y cuando mandamos a Conchita Bautista, podían haber dicho como la historia del mal pintor de San Antón y la Purísima Concepción: "Si sale con barbas, Conchita Wurst; y, si no, Conchita Bautista".

Pero ya verán la que vamos a liar el año que viene. España va a estar representada por Falete, que al ver esto de momento se está dejando el bigote y la barba.

Aunque hay quien dice como lo de El Maravilloso, Belmonte y la nocturna del 18 de julio de 1936:

-- Hay que ver la que ha liado Susana Díaz con la mujer barbuda para que no hablemos de los ERE...