Diario El Mundo

Memoria de Andalucía

 Antonio Burgos

El Mundo de Andalucía,   sábado 26 de septiembre de 1998


Picasso, malagueño universal

Picasso se da su vueltecita flamenca

Picasso bailando flamenco, visto por Idígoras y Pachi

Cuando aquel 25 de octubre de 1881, terminado el parto, apamplada aún por los dolores, doña María Picasso López preguntó si había sido niño o niña lo que acababa de alumbrar, la comadrona le dijo:

-- Ha sido un andaluz universal precioso...

En vez lo clásico de si parece al padre o a la madre, todos decían:

-- Hay que ver lo que se parece este niño a Picasso, así calvito...

Para corroborarlo, una paloma se posó en la ventana. Y dijeron:

-- Mira, ha venido a verlo la paloma de Picasso...

Desde su nacimiento, la vida de Picasso es un largo camino hacia sí mismo, en rebeldía con cuanto le rodeaba. Pudiendo haber sido un convencional pintor malagueño, en la rastra de su padre, José Ruiz Blasco, acabó en genial pintor no se sabe bien de dónde, del universo quizá, del mundo del Guernica, de los arlequines, de las señoritas de Aviñón, de la paloma que no se equivocaba. Málaga perdió un gran presidente de la Real Academia de San Telmo, pero la Historia del Arte ganó un genio. Picasso estaba predestinado a ser un pintor académico, de medalla de oro de las exposiciones nacionales y de cuadros muy costumbristas con nocturnos de la Caleta. Como era un Mozart con paleta, a los 10 años ya le auguraban que incluso llegaría a pintar un retrato de algún Larios. Pero Picasso no estaba por la labor. Estaba por el niño de Ciencia y caridad y estaba por coger el portante y marcharse con ese cuadro bajo el brazo para ingresar con 15 años en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona. Emigración se llama la figura. Picasso fue el primer emigrante andaluz a Barcelona, e incluso hay quien afirma que llevaba sus paletas y pinceles dentro de una maleta amarrada con guitas cuando cogió El Catalán. Y como eran los años del desastre y España había perdido las colonias, nuestro malagueño decidió en 1898 que como ya no podía perder Cuba, Puerto Rico y Filipinas, él de momento iba a perder el Ruiz del apellido paterno para empezar a ser Picasso. Llamándose Ruiz se puede ser héroe del 2 de Mayo, pero no genio del arte. Antonio Ruiz Soler perdió el Ruiz y el Soler para ser Antonio el bailarín a secas, y Pablo Ruiz Picasso perdió el Ruiz de la pintura académica para encontrarse a sí mismo, de acuerdo con el lema que (de haber vivido unos añitos más y haberlo hecho Don Juan Carlos I Marqués de la Paloma de la Paz) hubiera figurado en sus armas heráldicas: "Yo no busco, encuentro".

Picasso fue un precursor que encontró antes que nadie todo lo que buscaba. Tuvo que venir la guerra civil y tuvo que venir el bombardeo de Guernica para que España llegara al periodo azul de la dictadura del Movimiento Nacional, ¿no? Bueno, pies Picasso pasó ese trago mucho antes, y por mucho menos tiempo. A saber: periodo azul de Picasso: 1900-1904; periodo azul de España: 1936-1952 (llegada de los americanos de las bases y las alturas de las bombas de Palomares). Los cuadros de Picasso hay que mirarlos siempre considerando su fecha. Y pensar en lo que en esa misma época se está pintando en Sevilla, en Cádiz, en Córdoba. Picasso no pintó a la mujer morena bajo ningún concepto, sin dejar de ser por ello tan andaluz como Romero de Torres, cuando Julio se pasea con su capa y su sombrero.

Para comprobar la andalucidad de Picasso, por encima y por debajo de su universalismo, basta hacer una lectura del lorquiano Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías teniendo delante una reproducción del Guernica. El caballo, la antorcha, la mujer, la blanca sábana de Federico fueron pintadas por Pablo para el Pabellón de la República Española en la Exposición de París de 1937. Sus coetáneos artistas andaluces estaban entonces pintando triunfales retratos, ora del General Varela, ora del General Queipo de Llano, ora del Invicto Caudillo.

Picasso, quizá como Manuel Machado, hubiera preferido ser banderillero de Luis Miguel Dominguín, de lo que se desquitó pintando la Minotauromaquia. Si no hubiera estado en España el dictador Franco, hubiéramos visto a Picasso en San Fermín, en la Goyesca de Ronda con Orson Welles y Antonio Ordóñez. En este punto, Hemingway paseó sus borracheras por la España de Franco como usurpador del puesto que le correspondía a Picasso. Quien se fue a vivir al Sur de Francia quizá para estar más cerca del Sur de España. Su estudio era allí un cuarto de los cabales donde, poco antes de su muerte en 1973, un día lo vemos torear por verónicas con una toalla y otro día recogerse el pantalón corto y marcarse un bailecito por fiesta que no se puede aguantar. Quien rompía con los cánones del arte es seguro que tenía que saber darse su vueltecita flamenca con mucho arte. Todo lo cual refiero para que conste en acta y para rescatar la memoria andaluza de un malagueño universal que para algunos es un pintor comunista entre francés y catalán que sacó de pila a Miguelito Bosé.

El próximo sábado: "Carmen Sevilla en la guerra de Ifni (1957)"

Carmen Sevilla, en la guerra de Ifni (1957)

¿Desea sugerir alguna fotografía histórica para que Idígoras y Pachi y Antonio Burgos la incorporen a esta "Memoria de Andalucía"?

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