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Pacheco quiere que sea Jerez a secas la ciudad
remojada por sus buenos vinos |
El inventor de la frase
universalmente admitida de que "la Justicia es un cachondeo" quiere llevar hasta
sus últimas consecuencias la desaparición de fronteras que supone la Unión Europea y
quitarle a Jerez el apellido de la Frontera. Aunque no quiera Pacheco, Jerez
seguirá siempre siendo de la Frontera. De momento hace frontera con la catetería de su
alcalde, con la incultura de su regidor. Si le quitan a Jerez su histórica y fronteriza
condición, no hay razón de que le mantengan en el escudo de armas que rediseñó el
referido cateto...
--- Oiga usted, pare usted el carro de la
máquina de escribir, que en Jerez no hay catetos...
Cierto y verdad, mi querido, jerezano
lector. En Jerez no hay catetos. En la Alcaldía de Jerez, sí. Hay que ser muy cateto
para querer quitar lo de la Frontera de Jerez mientras se mantienen en la rediseñadas
armas municipales las olitas de la mar oceana a la que llegó la Reconquista de Alfonso X
el Sabio cuando traspasó esa frontera. Borrarle a Jerez en su santo nombre la Frontera es
como quitarle Paula a Rafael, como quitarle Santiago a María José, como quitarle
Bohórquez a Fermín, como quitarle Paquera a La Paquera, como tomar medidas antisísmicas
contra Terremoto, como quitarle Domecq a La Ina, como quitarle las campanas a la torre de
San Miguel. Un contradiós.
No sabe Pacheco que lo de "ancha es
Castilla" tiene una segunda parte que no suele conocerse, que es: "Ancha es
Castilla... por Andalucía". La divisa de tiempos de la Reconquista es como un lema
de Blas Infante avant-la-letre, como una proclamación nacional de nuestra tierra. Que
siempre fue tierra de frontera. Frontera con los moros que no se querían ir, como bien
supo Fernando Villalón, porque aquí se está divinamente. Frontera con Africa, frontera
con el descubrimiento y conquista de América, frontera por la Ilustración que entró por
los muelles de Málaga y de Cádiz. Frontera de España con sus símbolos más
universales, que aquí somos tan generosos que prestamos a la Patria los toros, los
caballos, el vino, el cante como elementos identificadores de la cultura. Elementos que,
si bien los consideramos, resulta que son todos de Jerez. Los caballos., de Jerez. El
vino, de Jerez. El mejor cante, de Jerez, cuando no es de Sevilla, de Utrera o de Los
Puertos. Y los toros, de Jerez, de las dehesas de la carretera de Medina. Querer quitarle
todo esto a Jerez es como privar de identidad a la ciudad.
Tan absurdo que si le quitamos la Frontera
a Jerez, ¿por qué se la dejamos a Morón, a Vejer, a Conil, a Arcos, a Cortes, a Palos?
Pues no ha luchado nada Palos, para que España le reconozca su verdadero apellido
legítimo de la Frontera y le quite el inclusero de Moguer... Como para que ahora venga
Pacheco y quiera dejar de un plumazo a los palermos sin Frontera y los haga otra vez
aldeanos de Moguer...
Esto es querer olvidar la Historia, decir
que ni Fernando III ni Alfonso X existieron nunca. Si le quita lo de la Frontera, ¿por
qué le deja Jerez? Que siga, hombre, a ver si llega a la cursilería aquella de los años
sesenta, cuando hubo un imbécil que la provincia de Cádiz, que no es provincia, sino un
continente entero de belleza y de gracia, le quiso poner Solimar.
-- Eso de Solimar no es un nombre de una
provincia... Eso es el nombre de una empresa de limpieza o de unos apartamentos en
Chipiona...
Me temo que el pretendido cambio de
nombre encubra más cosas. Puede encubrir que Pacheco le quiera poner directamente a Jerez
el nombre que tiene en las etiquetas de sus vinos, Sherry, por aquello de Sherry Batasuna,
que ahora habrá seguramente cambiado a Finola Hinarrok. Porque no quiero ni pensar que
toda esta maniobra en la oscuridad sea para ponerle a la ciudad Jerez... de Pacheco.
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