No tiene mérito que lo del escándalo de las cintas del Cesid
ocurriera en tiempos de Rege Carolo, como dice Rocío Jurado, que es muy latinista
de la Bética por la parte de Turris Scipionis, vulgo Chipiona, y se domina los ablativos
absolutos casi tan bien como el poderío de la copla. Entonces teléfono móvil sólo
tenían los que tenían que tenerlo: los ricos. Así no tiene mérito grabar a la gente...
Así se las ponían a Fernando VII cuando estaba colocado de espía en el Ventorrillo del
Chato para oír el trágala de los constitucionales doceañistas gaditanos. Lo de entonces
de Manglano y de Perote, sin premio, no tenía mérito. Era como cuando Franco iba de
montería por la parte de la Virgen de la Cabeza. Se echaba la escopeta a la cara el
Invicto y, pum, le aventaba dos tiros al primer venado de dieciocho puntas que aparecía,
que para ello Fuertes de Villavicencio se los iba soltando desde una jaula, como a Angel
Cristo le sueltan los leones en el circo. Lo de Perote y Manglano, con la mano, lo mismo.
Era como meter la caña de pescar en el acuario de una tienda de mascotas. Enchufaban el
escáner y, hala, si no te salía el Rey llamando a la clínica de Navarra te salía Pedro
J. Ramírez preguntando a Javier Ortiz a cuántas columnas llevaban por fin en primera el
mangazo del día de aquellos señores de la mangoleta. Como entonces teléfono no tenían
más que los ricos, pues estaba tirado espiar. Enchufabas y te salían los presidentes de
los bancos, los grandes de España, los chicos de Banesto, que aunque eran chicos daban un
por saco tremendo, te salían los secretarios generales de los partidos...
Ahora te quería yo ver, Manglano, aquí te quería ver,
Perote, intentando grabar algo medio interesante con el escáner en esta España de los
siete mil millones de teléfonos móviles con tarjeta activa, pasiva y perifrástica. Y no
lo digo a humo de pajas, sino que lo he probado. Tengo un escáner de la señorita Pepis
que me compré en Radio Shack en Nueva York, setenta dólares de vellón, lo he enchufado,
y he aquí mis particulares cintas del Cesid, para que vean qué mierda sale ahora si va
uno de Manglano y de Perote por la vida.
Voz de señora mayor.- "Niña,
Encarni, ¿me se oye? Mira, que no se hablar por este cacharro, mira, niña, que no te
preocupes, que compra en Alcampo lo que tengas que comprar, que a por la Vanessa voy yo al
colegio si son las doce y no has llegado..."
Voz de puretona.- "Bueno, Pepe,
cuelgo, que suena la puerta y creo que es Manolo..."
Voz de niño pijo.- "Que no, tío,
déjame que te explique, que no es nada de ese mogollón, tío, mira, tú le dices a
Cristina..."
Voz de puretona otra vez.- "Pepe,
¿estás ahí todavía? Que no, que no era Manolo, que era el del butano... Sí, deje
usted dos bombonas... Bueno, Pepe, te dejo que tengo que colgar porque está aquí el del
butano con las dos bombonas en la mano..."
Voz de muchacha.- "¿Y tú crees que
lo tendrán de mi talla? ¿Pero es el mismo así de color azulito que vimos? A lo mejor
voy y lo han vendido ya..."
Voz de parguelón grande.- "Ay,
Juanito, no me digas esas cosas, que una no es de piedra..."
Voz de niño.- "Hola, soy
Edu..."
Voz de hombre que responde.- "Vete a
tomar por culo, Edu, no seas más jartible..."