ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


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ABC,  30 de diciembre de 2013
                                
 
El padrino de Portaceli
 
     Cuando yo era alumno del Colegio del Inmaculado Corazón de María, vulgo Portaceli, siempre daba clases o era inspector del curso un jesuita de Málaga con uno de esos apellidos extranjeros que nos recuerdan a la famosa Foto del Chorro y a los emprendedores de otros países que promovieron la revolución industrial en Andalucía. Cuando yo estaba en Portaceli había un Padre Lamothe, y un Padre Huelin, y un Padre Loring. Y hasta un enigmático y anciano Padre Piury, que llevaba la Asociación de Antiguos Alumnos. Nunca supimos bien si Piury era también malagueño o directamente inglés. La leyenda portacelitana afirmaba que aquel coche negro, Morris o Bedford, con amarilla matrícula de Gibraltar, pertenecía al colegio porque estaba a nombre del Padre Piury, que tenía nacionalidad británica. Como los jesuitas tenían voto de pobreza, supongo que el coche llevaría puesta una indicación distinta a la de los libros y pertenencias de nuestros profesores. Los libros de Juan Ramón, de García Lorca o de Gerardo Diego que me prestaba para leer mi maestro, mi querido Padre Lorenzo Ignacio Ortiz, como ellos no podían tener nada suyo por el voto de pobreza, llevaban una indicación que era una maravilla de (in)cumplimiento de las reglas: "Ad usum Laurentii Orticis". El libro no era del Padre Ortiz, porque los jesuitas no podían tener propiedad alguna; estaba "para uso" suyo. Sobre el papel. En la práctica, era suyo. Como lo que decimos todos de los barcos por el verano: que mejor que tener barco es contar con un amigo que lo tenga en Puerto Banús. Barco "ad usum amicorum". Pues el coche del Padre Piury, como venía contando, seguramente tenía un marchamo que dería lo contrario: "Ad usum Comunitatis Societatis Iesu".

¿Por qué cuento esto? Porque a los 92 años ha muerto uno de aquellos jesuitas que llegaban a Portaceli desde El Palo, de las familias bien de la burguesía industrial de Málaga: el Padre Jorge Loring, que deja una estela de gran y humanísimo sacerdote, especialista en la Sábana Santa, autor de muchos libros de los que se han vendido millones de ejemplares y conferenciante . Pero yo no quiero traer hoy aquí al "Pae Loring", ("Pae", como decía "padre" en el habla del colegio) por ninguna de esas razones, sino por un entrañable aspecto para la pequeña historia de Sevilla: fue quien sacó de pila a Portaceli. Si a mí El Pali me llamaba "padrino" por haberlo sacado de pila como "El Trovador de Sevilla", el Padre Loring es, pues, el padrino de Portaceli: fue quien le puso nuevo nombre al colegio de los Jesuitas, al viejo Villasís trasladado a la Huerta del Rey (ahora La Buhaira).

Lo ha contado Berta González de Vega desde Málaga. El Padre Loring estaba de profesor en el colegio de la Compañía en Sevilla, instalado entonces en el edificio de Villasís que derribaron para hacer el Hotel Luz Sevilla y la sede del Monte de Piedad. A Loring le cogió el traslado del colegio al nuevo edificio construido por el arquitecto Antonio Illanes del Río en los terrenos de la Huerta del Rey que la Marquesa de Tarifa había donado a la Compañía de Jesús. Donde, por cierto, habían quedado sólo en los cimientos las obras de la Basílica de la Milagrosa, de Aníbal González. Loring, aparte de profesor del colegio, era el encargado de la revista. "Villasís" se llamaba la revista colegial. Pero con el traslado a la Huerta del Rey, el nombre no cuadraba. Entonces vio Loring que la calle del barrio de San Bernardo que delimitaba la Huerta del Rey se llamaba "Porta Coeli". No sabría quizá que era en recuerdo del convento dominico de Santo Domingo de Porta Coeli que por allí se alzaba. El caso fue que en la comunidad y en la Compañía gustó tanto el nombre de la revista de Loring, lo de "Portaceli", que, por oposición al viejo Villasís, fue el nombre coloquial que desde entonces recibió el Colegio del Inmaculado Corazón de María. «Bajo tu manto sagrado,/ mi madre aquí me dejó...», pero el nombre se lo puso al colegio el Pae Loring...

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