ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC,  6 de junio de 2014                 
                                
 
Un apagón necesario
 
Es un sevillano serio y sereno. La otra cara de la imagen que los sevillanos tenemos por ahí fuera, espejo en el que muchos gustan mirarse, algunos le sacan el dinero y quizá los menos denostamos. No hay nada más insufrible que un sevillanito ejerciendo de sevillano profesional, queriendo hacerse el gracioso con un humor de segunda o tercera mano y con un habla llena de muletillas como flamenquitas del "por la gloria de mi mare" y "que no se pué aguantá", que más que de la ciudad bautizada por José María Izquierdo parecen paisanos de Chiquito de la Calzada. En resumen: los que han conseguido que a los sevillanos nos llamen por ahí despectivamente "los miarmas".

Este de quien hablo es la otra cara de los miarmas. En todo caso, es el alma seria y profunda de la ciudad, esa Sevilla refinada, culta, medida, que todavía no ha perdido los papeles ni se ha contaminado de la degeneración colectiva y acelerada en que nuestra tierra se está convirtiendo. Y pasado el sunami informativo de la Abdicación, de uno de estos aspectos me hablaba ayer este sevillano serio y sereno, de la generación de Luis Rodríguez Caso y de Juan Moya Sanabria. Y con tanta preocupación, que pongo ahora en marcha la grabadora de la memoria, a ver si puedo recordar sus razonadas palabras tal como me las dijo. Fueron chispa más o menos así, y si hay algún error de transcripción, él, cuando las lea en su despacho, me sabrá disculpar. Díjome el sevillano serio, serenamente, con el número de la revista "Pasión en Sevilla" por delante:

"¿Lo de la Macarena? Maravilloso. Fíjate si estos acontecimiento han sembrado Esperanza, la virtud teologal, que la Macarena incluso ha recuperado el nombre que le han dado siempre los hermanos antiguos y los viejos devotos del barrio, que es el propio nombre de la Esperanza. Eso de "Macarena" es como le llamamos a la Esperanza los que no somos de allí, pero observa que ahora casi siempre se ha dicho "Esperanza Macarena". Y con la Salve de Rafael de León cantada por Estrella Morente, más todavía, parece que esa conjunción "y" marca las fronteras: "Esperanza y Macarena", como el "...y Sevilla" de Manuel Machado en el poema a Andalucía.

"Ya te digo que todo lo de la Esperanza, maravilloso. Y muy bien preparado y realizado todo por la hermandad. Eso tiene un trabajo que sólo conocemos los que hemos vivido las cofradías por dentro y con puesto de responsabilidad en una junta. Igual que El Silencio es la Madre y Maestra de las cofradías de cola y esparto, la Esperanza Macarena es la Madre y Maestra de las de capa, el espejo donde se miran. Y ahí es donde veo el peligro. Que como la hermandad de la Esperanza es modelo a seguir, no sólo en Sevilla, sino en toda Andalucía, pues ahora muchos querrán imitarla, y verás tú la de cincuentenarios que se van a inventar por ahí para repetir algo parecido.

"Y aquí Sevilla debería dar ejemplo. Todo lo del Cincuentenario Macareno ha sido maravilloso. Pero ya está. Ya está bien. Ahora se impone un apagón cofradiero. Por el bien de las propias cofradías, de la religiosidad sevillana que representan, difunden y fomentan. Este apagón cofradiero que te digo es conveniente ante lo perjudicial de tanta inflación; lo que te he leído algunas veces: tanta "metástasis cofradiera". ¿Tú crees que es serio que cuando estamos haciendo las maletas para irnos de veraneo estén las televisiones locales dando otra vez la entrada en La Campana de una cofradía del Martes Santo? ¿Y tú no crees que estamos hartando a la gente con tanta televisión cofrade, tanta radio cofrade, tanta tertulia cofrade, tanta mesa redonda cofrade, tanto periodista cofrade, tanto fotógrafo cofrade, tanta exposición cofrade, tantas cofradías hasta en Internet? ¿No está ya bien con esto de que todo el año sea Semana Santa? El propio Consejo y Palacio deberían tomar cartas en el asunto, porque esto nos lo estamos cargando entre todos. Y ahora sería buena ocasión, ya que todo el mundo respeta a la Hermandad de la Macarena como algo por encima de todo. El Cincuentenario, un éxito. Vale, estupendo. Pero ahora no vendría nada mal un apagón cofradiero, al menos en los medios de comunicación y como poco hasta el quinario del Señor en San Lorenzo."

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