Uclés.- Hay un Londres interior en el comercio de Sevilla que encontramos en los relojes de la fachada de El Cronómetro, en el escaparate de Galán, en las vitrinas del interior de Félix Pozo, en la Joyería Reyes... Ya quisieran en Bond Street tener esos comercios. Como en la parte alta de Alvarez Quintero, ya junto al Salvador, Uclés. El Uclés de toda la vida. El que resiste cuando hasta el cercano Paraíso se fue a los infiernos del traspaso al mal gusto. En ese Londres interior del comercio de Sevilla hay una bandera a media asta. Ha muerto don Guillermo Uclés Romero. Todo un caballero de la Real Maestranza del Comercio de Sevilla. Mantuvo el refinamiento y el señorío de una tienda tradicional y clásica. Animo a sus hijos don Guillermo, don Ignacio y don Álvaro a que continúen el ejemplo de su padre en ese templo del buen gusto y de la delicadeza.

Del pellón al puyol.- Cuando los pelotazos de la Expo inventamos el "pellón" como unidad de medida del despilfarro. Eran 10.000 millones de pesetas. Ahora habrá que inventar como unidad del mangazo el "puyol", que son 12 millones de euros evadidos a Suiza tras decir que "Espanya ens roba". No, el que roba eres tú, que eres honorable... por los cojones. Claro que también podríamos inventar como unidad de medida del mangazo los bárcenos, los gúrteles o los malenis. ¿Será por nombres de trincones de dinero público?

Qué nivel de paso.- Todo es susceptible de empeorar en Sevilla. Cuando las aceras de toda las ciudad están como están, máquinas de esbolillar tobillos, el Ayuntamiento se gasta un dinero en arreglar el piso de la Plaza de San Francisco, que estaba divinamente. Y corta aquello parcialmente a la circulación, y pone un desfiladero de coches desde Entrecárceles hacia Fernández y González. Y junto al Arquillo y frente al Bancospaña pone lo más grande del mundo: ¡un paso a nivel de ferrocarril en pleno centro de una ciudad! Con sus dos aspas de "atención al tren", con su triangulito de la locomotora y con todos sus avíos. Ah, y con guardabarrera. Con un señor con un chaleco fluorescente amarillo y un disco en la mano, parando a los coches y dejando paso al tren, digo, al tranvía. ¿Ni para signos de circulación con la silueta de un tranvía hay dinero, señor Zoido? Si por lo menos fuera un paso de palio, o un paso de misterio... Pero no: es un paso a nivel al que sólo le falta la casilla del guardabarrera, los chiquillos con los mocos por allí y las gallinas sueltas picoteando por el suelo. Qué nivel...

Palabras chuchurrías.- Con esta limpieza de corrales no tenemos esta semana oportunidad de dar la prometida entrega de las palabras en desuso y en trance de olvido que nos envían los lectores a cientos. Muchas gracias. En septiembre volveremos con la entrega semanal, perdonen las molestias. Rematemos hoy con una de estas palabras, sevillanísima: "Chuchurrío". Don Pedro Durán, al mandarla, nos pone una frase de situación: "En un baile hay un chico que está sentado, aburrido. Y se acerca alguien y le dice: "!Hombre, baila, que estás chuchurrío". Otro lector, con orgullo de hablante, nos recuerda: "Pues nosotros en Madrid dijimos una vez que estábamos "chuchurríos como macetas sin regar", ¡y nadie nos entendió!". Deseemos que no estén ustedes chuchurríos este mes de agosto y hasta la vuelta, que, como dice la canción tirando a puretona, "cuando llegue septiembre todo será maravilloso". Aunque haya acabado el veraneo, preciosa palabra antigua. Como lo de "irse a los baños". Ea, pues nos vamos a los baños.