ANTONIO BURGOS | ANTOLOGÍA DEL RECUADRO


 

ABC, 12 de agosto de 2014                 
                                
 
Don Pedro Gámez Laserna
 

 

¿Tuvo alguna vez bigote, bigote de músico mayor de un Regimiento, don Pedro Gámez Laserna? Ahora que lo recordamos al frente de su banda, por calle Francos, un lejano Lunes Santo, un Domingo de Ramos del recuerdo, evocamos que don Pedro Gámez tenía ese labio que se les queda a quienes se afeitan el bigote, que parece como si les sobrara algo o como si algo les faltara. Porque desde luego que era un músico de bigotes, un compositor con alma. Llegó a Sevilla como muchos de los que se quedan y hacen suya la ciudad, casi por puro azar. ¿Cuántos otros directores había tenido antes la Banda de Soria, sin que nos enteráramos? A don Pedro Gámez le pasó como al otro Pedro, el director de la Banda Municipal, a don Pedro Braña, que vino de Oviedo y se quedó, haciendo aquella promesa de entregar una marcha a Sevilla cada Semana Santa, que era algo tan poético como decidir que el organigrama del Ayuntamiento floreciera en azahar cada primavera.

Quien de verdad escribiría bien este artículo sobre don Pedro Gámez Laserna no sería yo, sino Antoñito Procesiones, a quien debería haberle pedido asesoramiento en su retiro de los hermanos de San Juan de Dios del Pozo Santo. Pero en punto a admiración juvenil por la banda de don Pedro, todos fuimos en aquellos años un poco Antoñito Procesiones. Íbamos a ver las cofradías entrar según fuera en ellas o no fuera la Banda de Soria tras el paso de palio. Diego Limón, nuestro cicerone de aquellas primaveras, se sabía todo el programa. En las cuaresmas de Portaceli, con “Amargura” en la misa mañanera del termo y los picatostes, al armonium don Antonio Pantión, nos trazaba el programa de nuestros itinerarios nocturnos:

-El Domingo de Ramos, El Amor; el Lunes, las Aguas del Museo; el Martes, el Dulce Nombre; el Miércoles, el Baratillo; el Jueves, Las Cigarreras; de madrugá, la Macarena; el Viernes, Montserrat… En todas ellas va la Banda de Soria…

Iba la Banda de Soria e iba delante, tímido, modesto, don Pedro Gámez, dando los breves, estrictos saludos necesarios para quien se precie de ser gente en Sevilla. Porque sobre un panorama estático de marchas, cuando parecía que tras “Jesús de las Penas” de Pantión y tras “Valle” de Zarzuela (y por supuesto tras “Amargura” y “Soleá dame la mano”), nada más se podía componer, don Pedro Gámez sacó el pellizco. ¿De dónde lo aprendió? Yo creo, ahora que lo pienso, que de Farfán. La Banda de Soria tocaba como nadie la “Estrella” de Farfán y esa delicia sevillana, esa sinfonía del recuerdo que es “Corpus Christi”, sobre la que he oído una leyenda que habré de poner en pie. Don Pedro Gámez supo del pellizco del azahar, del repeluco de las bambalinas, dirigiendo “Aguas”… Así habría de surgir “Pasa la Macarena”, una marcha que ya unimos para siempre al viejo recuerdo de madrugadas, de terciopelos antiguos del último tramo, de corazas de los armaos y de aguardientes de la calle Feria del amanecer. Don Pedro, con aquella marcha sólo, sabía que había entrado en lugar tan inaccesible como el paraíso cerrado de las glorias de Sevilla. Dicen que don Pedro ha muerto, y lo creo en la medida exacta de la duda. ¿Murió Font de Anta, murió Farfán, murió Pantión, o están vivos en la mecida de una bambalina? ¿Murió don Pedro Gámez Laserna o sigue vivo en los tambores de la banda de Soria? Estaba don Pedro agonizando y fue que le dijo a los suyos, Mañara puro, Sevilla estricta:

-Quiero que en mi entierro toquen “Pasa la Macarena…”.

Leyendo a su sucesor, don Abel Moreno, he sabido que el deseo tan sevillano fue cumplido. Murió don Pedro Gámez y, muerto, pudo oír, una vez más, su “Pasa la Macarena”. ¿Muerto? Por eso pongo en duda la muerte de los poetas de Sevilla, y don Pedro era un poeta del azahar. Como Font de Anta, como Pantión, como Farfán, como Luis Rivas, don Pedro Gámez está vivo en la memoria de Sevilla. Para su resurrección de cada primavera quiero que toquen ahora los tambores de la Banda de Soria con el recuerdo su “Pasa la Macarena”…
 

ANTONIO BURGOS 
Enero de 1988
Artículo publicado a modo de homenaje en el ABC de Sevilla tras la muerte de Pedro Gámez y que ha sido rescatado por la hermandad de la Sed para incluirlo en el boletín nº 117, febrero 2007


 

 

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