ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC, 14  de octubre de 2014                 
                                
 
A Palacio por día

 

El director de la Real Academia de Buenas Letras y la presidenta de la Real Academia de Bellas Artes le han escrito al alcalde, alarmados, y han presentado su escrito en el Registro General del Ayuntamiento. Del que, como suele ocurrir en estos casos, no han tenido contestación. Muestran ambos barandas académicos su preocupación al alcalde, porque en el teléfono de la Casa de los Pinelo, la de Abades, 14, sede de las sevillanas Reales Academias, se vienen recibiendo de un tiempo a esta parte inquietantes llamadas telefónicas de este tenor:

-- ¿Casa de los Pinelo? -

-- Sí.

-- Mira, te llamo de Viajes Morcón de Cáceres. ¿Podéis reservarnos una habitación doble con desayuno incluido para el fin de semana del 31 de octubre al 2 de noviembre?

-- Lo siento --responde el conserje--, pero aquí no alquilamos habitaciones. Aquí tenemos plazas de numerario, con elección con bola negra y esas cosas, pero ahora mismo no nos queda ninguna libre.

Si ya hay bofetás por entrar en las académicas instituciones de la Casa de los Pinelo, imagínense si, encima, dieran habitación doble con desayuno... ¿Por qué la confusión? ¿Por qué esas llamadas pidiendo posada en las Academias? Pues porque por ahí se publicó que se había abierto en la calle Segovias esquina a Argote de Molina un hotel con tal título: "Casa de los Pinelo". Los futuros viajeros a Sevilla buscaban "Casa de los Pinelo" en Google y, claro, les salía ora el teléfono de Bellas Artes, ora el teléfono de Buenas Letras.

De este asunto nos informó nuestro arabista director don Rafael Valencia en la última junta de Buenas Letras. A cuyo término, fuime a la fuente. Al hotel que acaban de abrir en la que fue abandonada casa de Andrés Moro el anticuario. Haciendo de Mortadelo y Filmen en una sola pieza, entré por la portada que Juan Suárez reprodujo para el montaje de "Carmen" por el Teatro de la Maestranza de Sevilla. Y me horroricé, claro. No me atreví a pasar de la recepción, porque aquello lo han puesto de un Estilo NH que tira de espaldas. NH total en un edificio histórico, sin que la Comisión del Patrimonio diga nada. Y en el exterior, ¡fuera las muelas, como los dentistas malos! ¡Fuera las piedras de molino tan clásicas de los zócalos sevillanos, como las de Ximénez de Enciso! Venga, a pintar todo esto Estilo La Boticaria, "que no farte de ná".

Fuime, venía diciendo, al hotel de marras, entré y pedí una tarjeta en recepción. Y me maravillé más todavía. Ese hotel no es "Casa de los Pinelo". La tarjeta ponía que el hotel se llama "Palacio Pinello". Así, con elle, que para algo es "hotel boutique", tela de fissssno. ¡Toma ya!

-- ¡Niño, apunta otro palacio más en Sevilla!

En Sevilla, históricamente, no hubo nunca más que tres palacios: el Palacio Arzobispal, el Palacio de San Telmo y el Palacio Central, que era un cine. Las dos mejores casas no eran palacios, sino tales casas: la Casa de Pilatos y la Casa de las Dueñas. Pero ahora, hijo, con esto del turismo, salimos a dos o tres palacios nuevos por día. La ciudad de los veladores y la ciudad de los palacios. (Y Villafranca...) Todo es palacio. Y el que era verdaderamente Palacios, Paco Palacios, humildemente se lo quitaba y se firmaba "El Pali". Ahí está la clave. Todos estos mamarrachos que se inventan no son palacios: son palis, palitroques, palimpsestos lamentables en la escritura de la Historia de Sevilla. Como el que se han inventado en la calle Cuna, donde la Casa de la Condesa de Lebrija de toda la vida ha pasado a ser "Palacio de Lebrija". Me han contado una historia maravillosa de este presunto y autoproclamado "palacio". Resalta que iba por la calle Cuna un viejo aficionado a los toros, de pueblo, de los que vienen al tendido 11 y entran por la calle Adriano. Y como al llegar a la altura de la calle Goyeneta viera el rótulo de "Palacio de Lebrija", exclamó:

-- ¡Joé, vaya pedazo de palacio que tenía Lebrija el puntillero de la Plazalostoros! No sabía yo que este hombre hubiera hecho tanto dinero apuntillando toros...

 

 

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