ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC,  2 de noviembre de 2014                 
                                
 
Óle, torero

 

A Pepín Liria le escuché en el telediario una frase que resume lo que muchos han pensado en la muerte del gran José María Manzanares: "Era un torero de toreros". Expresión certera y verdadera. Toreros hay muchos. Toreros de toreros, echo las cuentas y en la voz de Curro Romero me resuena el nombre de Domingo Ortega, de quien tanto aprendió a parar los toros que no le servían para la faena de muleta, con esos tornillazos de pitón a pitón con los que el sublime Cateto de Borox le echaba el freno de mano hasta al toro de San Lucas si se terciaba. Luego escuché hablar como torero de toreros de Antonio Bienvenida, aquel torero de Sevilla que nació en Caracas del mismo modo que Rafael el Gallo nació en Madrid y Juan Belmonte, El Pasmo de Triana, muy cerca de la Macarena. Como es sabido, los toreros de Sevilla nacen donde les sale de la coleta; y a la vista está Manzanares, que más que Manzanares era Guadalquivir, e incluso en la plaza de Jerez lo vi una tarde como desbordamiento de un Guadalete de arte del Marco sin necesidad de hacer el chufla asaltando despachos de abogados con una azada. Antonio Ordóñez fue otro torero de toreros, cumbre: por encima de cualquier pugna; o de la falsa que Hemingway, que de toros no sabía una papa, le inventó con Dominguín en un verano sangriento que yo creo que ni era verano ni fue desde luego sangriento.

Cuando me preguntan por mis preferencias en el Toreo, aparte de Curro y Sanseacabó, miento siempre a los citados: los toreros de toreros, a todos los cuales tuve la suerte de llegar a ver. Y es curioso que, al modo de los toreros, también existen "médicos de médicos", que sus colegas consideran eminencias reverendísimas por encima del bien y del mal. Ahí, en toreros y en médicos, se acaba la presente historia. No he escuchado nunca hablar de abogados de abogados, ni de ingenieros de ingenieros, ni mucho menos de arquitectos de arquitectos: acuérdense de cómo se le quedó el dedo a Frank Gehry cuando le preguntaron por sus colegas en Oviedo.

¿Y políticos? Ay, si del mismo modo que Manzanares era torero de toreros estuviéramos gobernados por políticos de políticos en vez por esta partida de chuflas mangantes que tenemos que padecer a babor y a estribor. Tanto se han empeñado estos gachés, desecho de tienta y cerrado de la vergüenza, que van a terminar dejando por embustero al canciller Bismark en la frase tan citada: "Estoy firmemente convencido de que España es el país más fuerte del mundo. Lleva siglos queriendo destruirse a sí mismo y todavía no lo ha conseguido". Pero van camino de ello y a punto están de lograrlo, tras grandes esfuerzos de mangazos varios de esta partida generalizada de trincones que están empeñados no sólo en la destrucción de (lo que nos queda de) España, sino de la fe en el propio sistema democrático.

Y, encima, las dos varas de medir. Y la falsa superioridad moral de una izquierda que moral no tiene. ¿Por qué el pajarazo del trincón de Granados le da millones de votos a Podemos y a los coletudos e islas adyacentes les trae al fresco lo que mangó la izquierda estabulada en el poder con los ERE y con todas sus mangoletas del siglo XX y del XXI? Y encima, los propios partidos mirando para otro lado sobre sus propios trincones. ¿Pero no se sabía que Granados era Granados desde que Esperanza Aguirre lo apartó de la capacidad de comprar, vamos, ni un recambio de boli? ¿Por qué no le metieron mano entonces? ¿Por qué ahora a la cárcel, a la que por cierto no ha ido Ángel Ojeda el de los muy granados cursos de formación, ni van Pujol y sus Siete Niños de Ecija, ni los sediciosos que están pidiendo contra toda ley la lisa y llana destrucción de España? ¿Y qué estaban haciendo los llamados comités de disciplina de los propios partidos? ¿Qué silban mientras ocurren estas cosas y España se va al garete (por no decir al carajo) y estamos ya a cinco minutos de ser Venezuela y a siete de Cuba? ¿Qué silban? ¿"Paquito el Chocolatero", ¡aaah, aaah!, mientras los otros se lo llevan calentito, o el "Que Viva España" de Manolo Escobar?

 

                     

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