ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC , 24 de diciembre de 2014                 
                                
 
Ya no hay Caridad

 

Ni panderetas; ni cántaro a cuyo brocal le sacan el son los golpes de suela de una alpargata; ni maja y almirez; ni el sonido acompasado de las estrías del vidrio de una botella de anís de Rute o de Cazalla que rasca un tenedor. En la música popular navideña se impone la zambomba, el ronco instrumento más desagradable de las Pascuas, y que además, si me apuran, hasta es su mijita porno. Se impone la zambomba por obra y gracia de Jerez. Jerez es a la Navidad lo que Cádiz al Carnaval. Sobre otras formas musicales de celebrar la Navidad, se ha impuesto Jerez. Si no organizas una zambomba, no eres nadie. Una zambomba es que vienen desde Jerez unas señoras gordas con unas faldas como ropa de mesa de camilla y unos señores con pinta de vendedores de mercadillo ambulante, hacen una hoguera y se ponen a meter por bulerías todo lo que se mueve: la hidratación de los peces en el río, el "Jinge Bells" de los americanos y hasta la guía de teléfonos de la provincia de Belén si se tercia. Y al modo de la Erizá o la Ostioná de las fiestas gastronómicas carnavalescas gaditanas, muchos han roto en llamar "zambombá" a la zambomba. Peor todavía. Esto de "zambombá" suena completamente a nombre de país subsahariano, de sitio de donde vienen las pobres criaturas en patera.

Pero los zambombeños no son, ay, los africanos, sino los indígenas de España que las organizan. Menos mal que ya no te invitan a más zambombas hasta el año que viene. Sobre todo a las "zambombas solidarias", que este año se han llevado mucho. Consisten en que se paga para oír a la gorda de la mesa camilla lo de los madroños al Niño y para ver al del mercadillo pegándose su vueltecita por bulerías. En una gaceta de mi pueblo veo la página del lujerío de las fotos de una de estas zambombas solidarias. Están todos allí, de tiros largos. Salen retratados pintando la mona el locutor sin emisora, la presentadora sin televisión, el empresario con dos suspensiones de pagos a sus espaldas, la cantante sin disco, el torero sin contratos, el abogado sin pleitos, el señorito sin cortijo y una que ha le dicho al redactor que pone los pies de fotos que es "empresaria de moda", pero que en realidad tiene en un barrio un tienducho de ropa que no hay quien se ponga. ¿Para qué se retratan, para qué están allí? Ah, para lo de estos días: para la solidaridad. Esta vez es para los pobrecitos niños, no sé si de Asia, de África o de Oceanía; de un sitio de por ahí lejos, ya que Las Tres Mil Viviendas están demasiado cerca y con eso no se ronea de ONG. ONG "solidaria", por supuesto. ¿Cuánto habrán sacado para los pobrecitos niños con la zambomba solidaria? Pues me imagino que un dineral: por lo menos casi tanto como estas dos pelanduscas de lujo que están en la foto se han gastado en peluquería para ir monas a la zambomba solidaria.

Y como esta zambomba, miles de iniciativas "solidarias" en estos días en que todo el mundo te desea "Felices Fiestas" y no sabes si refieren a las Fiestas de San Fermín, a las Fiestas del Pilar o a cuáles. "Esto que me felicitas es la Navidad cristiana, joé, no te dé vergüenza decirlo". La solidaridad es a la Navidad lo que la sostenibilidad y los emprendedores al resto del año: un camelo para salir en la foto. Y la dictadura de una palabra políticamente correctísima. A nadie se le ocurre pronunciar la palabra "caridad", porque es cristiana. Supone creer que quien nace en estos días es Dios y no el catálogo de regalos del Cortinglés. Nos están dejando sin virtudes teologales. Esperanza tenemos poquita, tal como están las cosas... y peor que se van a poner. ¿Fe? ¡La valentía que hay que tener para decir en ciertos ambientes (por ejemplo, en la Universidad) que crees en Dios! ¿Y caridad? Caridad es una cosa de los curas, de las monjas, de los rancios. La caridad es facha. Hagamos solidaridad, que es lo moderno. He visto hasta a instituciones de la Iglesia anunciar cosas de "solidaridad". Qué razón tenía la pena traidora del viejo villancico que si lo han cantado en esa zambomba solidaria habrá sido un retrato cruel: "Porque en esta tierra ya no hay caridad". Ya todo es falsía de solidaridad.

                     

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