ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 25 de junio de 2015                 
                                
 

Reloj para Juan Rojo

Esto, que parece un artículo, no lo es. Esto es un reloj. Pero un reloj de los buenos: un Rolex, un Hamilton, un Patek Philippe, algo así. Comprado en una joyería que ya no existe. Por ejemplo, en Félix Pozo de O´Donnell. O en la Joyería Ruiz de Sierpes, ahora con sus escaparates tapados con papeles y sin ningún cuadro cofradiero ni San Fernando en plata, ay, querido Ricardo Roldán. Esto es un reloj porque en las empresas existe la costumbre de que cuando se jubila alguien querido, se le da un almuerzo de homenaje, con discursos llenos de nostalgia, y al final se le entrega un reloj comprado entre todos los compañeros, con una dedicatoria en el reverso. Como un anillo con las fechas de toda una vida por dentro, en la copla del trabajo.

¿Les gusta el reloj, no? ¿A que es tela de bonito? Pues verán qué dedicatoria lleva. Porque este reloj quiero ofrecerlo en nombre de las hispalenses gacetas al caballero don Juan Rojo González, hasta ahora comisario provincial de Policía, que se jubila. Juan Rojo estrenó este cargo de comisario provincial en 2005. Hasta entonces quien mandaba la Policía de Sevilla era el jefe superior de Andalucía. Pero más que comisario provincial, Juan Rojo seguirá siempre siendo para nosotros el policía amigo con el que más contacto tuvo la Prensa, para la que fue portavoz oficial durante muchos años. Y lo seguía, en cierto modo, siendo. Cuando a las redacciones llegaba el rumor de que los malos habían dado un buen palo, siempre había un veterano que decía al becario despistado:

-- Eso, llama a Juan Rojo, que verás cómo te lo dice.

Juan Rojo conoció aquellos tiempos de Juan Manuel Borbujo o de Remigio Ruiz en que los periodistas iban todos los días por la Jefatura de la Gavidia y les daban, sin más, en crudo, los atestados completos del día, y los plumillas tenían sobre el terreno que valorar las noticias entre aquellos tesoros de horas y horas de trabajo de los abnegados funcionarios de la Policía Armada o del Cuerpo General que arriesgaban su vida muchas veces para garantizar la seguridad de todos. Porque Juan Rojo conoció una dictatorial Policía de grises, Secreta, Social, Brigada Criminal y Policía Armada en La Gavidia, y luego una Policía democrática en Blas Infante, con agentes universitarios y con un uniformado Cuerpo Nacional cada vez más joven, preparado y vocacional, ¿verdad, amigos de los Sombras que guardáis como ángeles tutelares las noches de Sevilla?

Juan Rojo casi alcanzó a conocer la Policía de las tres PPP que contaba Manolo Barrios en sus novelas (Periodistas, Policías y Putas), que paraban por la madrugada en un Rinconcillo de persianas echadas. Vino en la estela de El Chaval, un policía a la antigua usanza que hasta aprendió romaní para mejor ejercer su oficio entre la gitanería y que sería un personaje de novela ideal para Paco Pérez, para Fernando Carrasco o para José Luis García (que tantos sucesos redactó para ABC con los datos que le daba Juan Rojo). Policía de raza, de olfato y de oficio, Juan Rojo estuvo a la altura de los grandes jefes superiores a los que sirvió fielmente, como aquel Chato Morales que un día que estaba tomando café en un bar con un amigo, lo dejó solo en la barra y salió corriendo, diciéndole:

-- ¡Espérate, que acaba de pasar por ahí un chorizo que está en busca y captura y voy a trincarlo!

Estuvo Juan Rojo a la altura de nuestro querido Antonio Bertomeu, el jefe superior que "apatrullaba la ciudad" el primero, en su moto. Y estuvo a la altura de ganarse el cielo con lo que nos aguantó a los plumillas, con su tacto, compaginando el secreto profesional con el derecho a la información. Sé que la Policía pierde mucho con la jubilación de Juan Rojo. Pero la Prensa sevillana y sus amigos perdemos todavía más. Por eso, querido Juan, querido caballerazo de La Gavidia y de Blas Infante, igual que la Diputación te concedió la Medalla de la Provincia, este plumilla no tiene nada mejor que entregarte como homenaje en tu jubilación que este reloj con todo un tiempo de tu Sevilla policial, ay, apresado en forma de artículo. Gracias, Juanrojo.

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