Tenía que haberme acordado de un verso de Bécquer: "Cuando me lo contaron sentí el frío/de una hoja de acero en las entrañas". Pero como se trataba de los gatos de las murallas de la Macarena, de la simpática Colonia Gatuna Hispalense (que es cual la Centuria Romana, pero con pelitos de todos los colores en vez del blanco plumerío de los armaos), me he acordado de una canción. Y como hago cada vez que cito alguna, diré sus autores. Para que no les pase como ocurrirme suele con la letra de "Habaneras de Cádiz", que me la mangan por el procedimiento del tirón y cuya autoría silencia siempre Canal Sur. Lista negra se llama la figura. ¿No son tan antirracistas? ¿Por qué tienen entonces listas negras?

Lo que ha ocurrido con los gatos de las murallas, que habré de contar en toda su tragedia y crudeza, me ha recordado "Mi niño macareno", canción que con música de Juan Solano y letra de Rafael de León cantaba como nadie Macarena del Río: "Macareno, mi niño macareno,/ sin saber ni como ha sío/ te has metío en mi terreno./Yo no sé lo que me has dao,/ ni si es malo, ni si es bueno./ Sólo sé que me ha embrujao/ tu cariño que es veneno/ y de ti me he enamorao,/Macareno, mi niño macareno". Me he acordado de esta canción cuando me han informado que Espadas sigue la cruzada municipal contra los gatos callejeros de Sevilla que se realizaba en tiempos de Zoido, que acaban los pobres en su mayoría hacinados y sacrificados en el Zoosanitario. Los gaticidios continúan con la nueva alcaldía de Juan Espadas y sus 11 concejales, 11, a pesar del roneo de defensa animal y de ecología que se dan los dos partidos de sus 5 concejales emprestados, 5.

En las murallas de la Macarena, donde había una bandera blanca y colorá en la copla de los campanilleros, la verdadera bandera de Sevilla antes que inventaran el falso pendón del NO8DO... En esas murallas de la Macarena había una simpática colonia de gatos libres y callejeros. Gatos romanos por los cuatro costados. Bisnietos de los tataranietos de los gatos que Julio César trajo directamente desde Roma con sus legiones cuando "me cercó de muros y torres altas". Y el otro día hubo una batida en toda regla del Zoosanitario ( los que toda la vida de Dios han sido en Sevilla "los laceros", vamos) contra estos simpáticos gatos callejeros que vivían en las murallas macarenas. Acercaron una furgoneta y se pusieron a capturar gatos y a llevarlos cautivos Dios sabe dónde. ¿A vacunarlos, a esterilizarlos para el control de la población felina, a desparasitarlos y a constituir una Colonia Felina, como las 31 que han hecho en Zaragoza con el programa CES (Controlar-Esterilizar-Soltar)? No, se los llevaban al Zoosanitario. Que para muchos de los pobres gatunos es como Auswitch para los judíos alemanes: donde les espera el exterminio. Por este odio como medieval que se les tiene a los gatos, que fueron dioses en el Antiguo Egipto. Hermosas criaturas. Fábricas de ternura. Por eso cuando junto al Arco y a las murallas los laceros se llevaban a los gatos macarenos, seguro que la Madre del Dios que los hizo tenía en su divino rostro una lágrima más por estas criaturas de su Hijo, a las que tan poca Esperanza de vida les da el Ayuntamiento, y las apunta a la Sentencia, mientras los responsables municipales van de Pilatos, lavándose las manos.

Y me acordé de la copla de Macarena del Río, porque fue mi lamento por estos divinos gatos camino del exterminio municipal. Y a modo de gorigori les fui cantando un popurrí de su canción: "Mis gatos, mis gatos macarenos,/que me han dicho los tres míos/se han llevado los laceros./Mis gatos, mis gatos macarenos,/dicen Rómulo y Romano/ y también lo dice Remo:/ que ni con don Juan Espadas/dejan de daros veneno..." Así que aquí mucho presumir de protección animal, mucho ecologismo y mucha leche, pero a los gatos callejeros los sigue capturando y exterminando Espadas lo mismo que Zoido. Ni siguieran tienen en cuenta esos 3.286 votos que tuvo PACMA, el partido de defensa de los animales, que sacó en las municipales más que UPyD (2.709) y más que Vox (1.495). Votos que demuestran que no hay nada más progresista que constituir esas colonias felinas controladas, en vez de padecer estos alcaldes matagatos que nos han tocado en Sevilla.

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