ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla, 22 de septiembre de 2015                 
                                
 

Parques y cabalgatas

Cuando a José María Izquierdo se le ocurrió en el Ateneo crear la Cabalgata de Reyes Magos pensó en un solo cortejo, que salía de la Plaza de los Toros, en el que ilustres areneístas representaban a los monarcas de Oriente. Y no como ahora, que destacados nuevos ricos cubren su vanidad y su cuota de "ego" apoquinando lo que haga falta por salir. Es como ese tío que le manda al Consejo de Cofradías todos los años un jamón de Jabugo, ibérico de bellota, tela de bueno, para que lo nombren pregonero de la Semana Santa. Verídico. Los Reyes Magos de la Cabalgata son como si el Consejo nombrara pregonero al que mejor jamón le mandara a los consejeros de penitencia, al presidente y al secretario. Lutgardo, hijo, así que ya sabes del Jabugo que te libraste para poder leer el maravilloso libro de poemas que muchos no entendieron, porque de paladar poético andan cortitos con sifón, como no sea por los manidos ripios de "Macarena" con "pena". Que el primero que lo rimó hizo fue un poeta; los siguientes, unos imbéciles...

Como Pepe Pinto cantaba lo de Rafael de León y Antonio Quintero, que "madre no hay más que una y a ti te encontré en la calle", José María Izquierdo dijo que Cabalgata no había más que una, y que salía de la plaza de los toros. Hasta que vino algo tan sevillano como las ganas de figurar y el copieteo. ¿Cómo en nuestro barrio no vamos a sacar una cabalgata de Reyes? ¿Cómo Don Eulogio, que tanto ha hecho por el barrio, se va a quedar sin salir de Rey Mago, si es la ilusión de su vida? Y se dijeron como los calonges que levantaron la Catedral para que los de ahora la hayan convertido en Parque Temático Turístico Metropolitano y Patriarcal: "Fagamos una Cabalgata de Reyes tal que a la del Ateneo la dejemos en pañales". Y ahí lo tienen. No hay barrio que no tenga su cabalgata. Ni hay nada más languideciente que la propia Cabalgata del Ateneo, un Saturno que están devorando sus hijos de los barrios "mú poquita a poco".

Bueno, pues apliquen al Parque de María Luisa lo de la Cabalgata del Ateneo y las de los barrios y sabrán lo que pasa con respecto a los otros parques. Sevilla ya no cuida dalia alguna en el Parque de los Montpensier, cada vez más abandonado, sino que mima los parques de los barrios, cada vez más numerosos y dotados. Hasta se inventan parques, como se inventan cabalgatas en barrios que nunca las tuvieron. Acabamos, por ejemplo, de inaugurar el llamado Parque Guadaira, una zona verde lineal a lo largo del antiguo cauce del río de tal nombre, desde Las Tres Mil hasta el Puente del Quinto Centenario, que tiene un césped mucho más cuidado y regado que el polvoriento Parque de María Luisa y donde hay algo divertidísimo, que les recomiendo, porque tiene un ver. A la altura de La Palmera y del Hotel Al Andalus hay en ese de Guadaira un parque infantil para perros. Maravilloso. Tal como suena. ¿No hay en algunos parques espacios con juegos, columpios y balancines para los chiquillos? Pues allí lo hay para los perros. Es maravilloso ver las pandis de perros reunidas allí en su zona de juegos, pasándoselo tan guay como los chiquillos en las suyas.

Sevilla antes cuidaba el Parque porque no había ni que decir el nombre para saber que era el de María Luisa. Ahora hay que especificarlo. Lo que Sevilla más cuida no es el Parque, son de los parques de los barrios, porque dan más votos: el Parque Amate, el Parque Celestino Mutis, el Parque de los Príncipes, el Parque del Alamillo y siga usted poniendo parques. Paseé el otro día por el Parque de toda la vida y lo encontré sucio, seco, polvoriento, abandonado. ¡Y sin albero! Han conseguido en el Parque lo que en las "plazas duras", pero sin necesidad de losas ni pizarras: que no haya algo tan sevillano como albero en el suelo. Antes, cada primavera, como en plazas y plazoletas, daba gloria ver el albero nuevo que se extendía todos los años sobre el Parque. ¿Tanto cuesta echar una manita de albero en el Parque de María Luisa? El Parque Celestino Mutis la tiene. Pero junto al Parque de María Luisa, ay, no vive nadie, ni hay ningún barrio popular. Y eso no da votos. Por eso no le echan no digo ya albero: no le echan ni cuenta. Al Parque van los turistas, y como los turistas no votan en Sevilla...

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