Cada día surge una noticia que me confirma que a Sevilla no la cambia ni el Padre Hércules que la fundó ni la Matrona Híspalis que la parió: la que en la Fuente de los Meones de la Puerta Jerez cabalga sobre tortugas, ¡toma ya movilidad sostenible! Aunque sean reemplazados los alcaldes, todos al final acaban haciendo lo mismo. Los cambios de alcalde no se notan en la calle, en la vida cotidiana. Cada alcalde que viene sigue haciendo lo mismo que el anterior. ¿A que no saben ustedes qué cosa tan original está haciendo hoy el alcalde Espadas? Pues está de viaje. En Washington D.C. ¿Y a que no saben para qué ha ido? ¿Para aconsejar a Obama cómo llenar aquello de veladores? No: para algo tan original como promocionar Sevilla como destino turístico.

Y yo me pregunto: nada más que en los últimos quince años, ¿cuántos miles de kilómetros se han hecho los alcaldes para promocionar a Sevilla como destino turístico? ¿Cuánto nos han costado esos viajecitos con séquito (y con "mojádito", que decía el Vizconde de Casa González, jefe de protocolo municipal)? ¿Cuántos turistas se han traído debajo del brazo los alcaldes en esos viajes? ¿De verdad que para promocionar a Sevilla como destino turístico lo mejor es mandar al propio alcalde? ¿No sería mejor enviar a los técnicos? Y si no quieren a los técnicos, pues a los poetas, a los músicos, a los cantaores: a la gente de arte de la Ciudad del Arte. Porque esto de que vayan los alcaldes en persona a promocionar Sevilla como destino turístico es como si acudieran ellos mismos a apagar los fuegos, a barrer las calles o a conducir los autobuses.

--¡Una tontería!

Y gorda. Y más en este caso, porque Espadas se ha ido a Washington para promocionar a Sevilla (aguanten la risa, por favor) como "un referente de sostenibilidad urbana". ¿Eso cómo se come? ¿En qué se diferencian los referentes de sostenibilidad urbana de los referentes de movilidad urbana? ¿En cortar menos árboles y poner menos veladores? O será que yo estoy hoy más acarajotado de lo habitual al hacerme estas preguntas, porque en Londres, en París, en Roma, cuando alguien cita el nombre de Sevilla, todos exclaman:

-- ¡Ah, Sevilla! ¡Qué gran referente de sostenibilidad urbana!

No dicen nada de la Giralda, ni de la paella, ni de la sangría, ni de Casa Robles, ni del Alcázar, ni de la Catedral, ni del río. Ni de los "toreadores". Ni del flamenco. Sabido es que Sevilla es conocida mundialmente como referente de sostenibilidad urbana, así que a ver si vamos mandando a tomar por saco tanta Giralda, tanto tablao, tanta paella, tanta sangría, tanto Alcázar, tanto Murillo y tanta leche La Coronela que en paz descanse.

Y como hoy ando preguntón conmigo mismo, añado: ¿cuándo nos dejaremos de promocionar a Sevilla como Ciudad de Congresos, Ciudad de la Aeronáutica, Ciudad de la Ópera, Ciudad de la Ensaladilla Rusa o Ciudad de las Croquetas de Casa Ricardo, y lanzamos por el mundo lo que se conoce, que es Sevilla misma? La que ayer, parafraseando la Roma de Quevedo, decía Micer Francisco Robles que cada día es más difícil hallar en Sevilla misma. El Ayuntamiento parece que no se quiere enterar, ye, ye, que lo que más vende de Sevilla en el extranjero es la propia Sevilla. ¡Eso sí que es una marca, "Sevilla", y que le den a la llamada "Marca España"! Cuando me he metido en carretera y me han preguntado en el extranjero de dónde era y he contestado que de Sevilla, siempre me han respondido con un "oh" que vale un imperio:

-- ¡Oooooh, Sevilla!

Bueno, pues en vez de vender ese "Oooooh" de valor incalculable, y no mandando alcaldes por ahí, sino trayendo aquí a los grandes barandas de los tour operadores que son los que deciden dónde van las masas de turistas, nos empeñamos en la tontería de la Ciudad Sostenible. Cuando con 13.014 veladores en las calles no hay quien sostenga nada en una ciudad sin darle trabajo al doctor Rafael Muela, de la cantidad de gente que se escachifolla una rodilla al trompezarse con los muertos todos de la butaca de ese jodido velador que no te deja pasar por la acera de la calle Mateos Gago...

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